T. Rowe Price: “En high yield es casi tan importante evitar a los perdedores como encontrar a los ganadores”

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En el actual entorno de mercado, en el que prácticamente un tercio de los bonos cotizan con tires negativas y el 66% ofrece una tir por debajo del 1%, el high yield se ha convertido en una clase de activo hacia la que muchos inversores dirigen sus miradas para cubrir sus necesidades de yield. Pero… ¿Europa o Estados Unidos? ¿Qué mercado resulta en estos momentos más atractivos? Para Stephen Marsh, miembro del equipo de T. Rowe Price (a la izquierda de la imagen), el mercado europeo se encuentra en una posición más favorable que el estadounidense. “Nos gusta más Europa por su menor exposición a energéticas, mineras y compañías de metales. En Estados Unidos estos sectores ocupan un 15% y aumentará significativamente por los 'fallen angels', lo que nos hace esperar un repunte de la tasa de defaults. Europa es actualmente un mercado de mayor calidad crediticia que, además, se verá indirectamente respaldado por la política expansiva del BCE”, afirma el experto en una entrevista con Funds People.

Marsh es especialista de producto del T. Rowe Price European High Yield Bond, fondo que cuenta con el sello de consistentes Funds People. Su trabajo le permite estar muy cerca de Michael Della Vedova, gestor desde septiembre de 2011 de esta estrategia (a la derecha de la imagen). Con ella han conseguido generar un alfa del 3,2%, que se traduce en una rentabilidad anualizada del 8,1%, frente al 4,9% del índice. Lo han conseguido con una desviación estándar del 4,67%, frente al 4,8% del índice. Según Marsh, una de las claves del éxito del fondo desde su lanzamiento ha estado en haber sido capaces de resistir mejor en periodos de corrección de los mercados, "ofreciendo mejores resultados en entornos volátiles gracias a una mejor selección de crédito". Muestra de ello ha sido el comportamiento registrado por la estrategia este año. "El high yield europeo ha tenido un arranque de año difícil, con mucha volatilidad, si bien el fondo ha registrado una subida del 4%”, subraya. Pero, sobre todo, su éxito se ha cimentado en la capacidad del equipo a la hora de evitar los defaults.

“Entre 2011 y 2015 el porcentaje de impagos que ha vivido la cartera ha sido del 0,15%, frente a del 2,2% del índice. En high yield es casi tan importante evitar a los perdedores como encontrar a los ganadores”, asevera. En el caso del mercado europeo, se ha dado la circunstancia de que en los últimos años el número de emisores ha aumentado considerablemente. Esto ha sido, en parte, debido al mayor número de compañías que han acudido al mercado en busca de financiación, pero también al gran número de empresas que han perdido el grado de inversión y ahora son empresas cuyas emisiones se catalogan dentro del universo de alto rendimiento. Se trata de los denominados ángeles caídos. “En lo que va de año contabilizan 132.000 millones de dólares. Algunos son auténticos cuchillos cayendo. Es el caso, por ejemplo, de algunas compañías energéticas. Estos son los nombres que hay que evitar”.

Para tener éxito en esta tarea, Marsh asegura que no existe otro camino que hacer un profundo análisis fundamental del negocio. “El primer paso es estudiar los balances de las compañías, sus cuentas de resultados, los riesgos que pueda presentar su negocio… Por ejemplo, es importante conocer si el ebitda tiene algún sesgo especial y si este procede de algún mercado en particular. En ese caso, ya no solo se trataría de analizar el balance de la compañía, sino que hacer un estudio sobre la situación de ese país, reuniéndose con representantes de instituciones como el FMI, los distintos bancos centrales y tomando en consideración la opinión de los analistas de deuda soberana del equipo. Por otro lado, también resulta clave conocer al equipo directivo, sentarnos con ellos frente a frente, ya que son los que al final dictaminan la evolución del negocio de la empresa… Es importante saber lo que dicen, conocer sus planes y contrastar sus afirmaciones con la dirección que sigue la compañía”, indica el especialista.

Para evitar que la historia que les cuenten sea edulcorada, los analistas de renta fija y renta variable de T. Rowe Price acuden juntos a esas reuniones. “No se puede ser bond friendly y equity friendly al mismo tiempo. Con esto, lo que tratamos en definitiva es entender la racionalidad de la inversión”. Otro de los rasgos característicos de la estrategia es que en el equipo cuentan con cinco traders, que son los que mejor saben cuáles son las condiciones de liquidez del mercado en cada momento y de las distintas emisiones. “La liquidez es actualmente un tema muy candente en el high yield. El mercado es ilíquido. Por eso contamos con un equipo especializado en esta tarea. Hay que ser muy selectivo en cada operación. Cuando los gestores ponen encima de la mesa una nueva idea de inversión, inmediatamente entra en juego este equipo para conocer si dicha oportunidad es viable desde el punto de vista de la liquidez. De hecho, ellos también acuden a las reuniones donde se debaten las ideas”, afirma.

Hoy tienen en cartera 85 emisores. Habitualmente el rango se mueve entre los 75 y los 125 nombres. Ninguno de ellos ocupa más de un 3% en la cartera. “Es un fondo más concentrado que el de nuestros competidores. Por folleto podemos invertir hasta el 20% en bonos con grado de inversión, si bien como máximo hemos expuesto un 2,5% de la cartera. Hoy no tenemos exposición alguna. En todo caso, el objetivo es encontrar el mejor negocio a la mejor valoración, siempre siguiendo una filosofía bottom-up”, concluye. Las mayores oportunidades las están encontrando en las compañías del cable, las cuales sobreponderan en la cartera. “Es un sector con ingresos estables, con el que evitas las curvas de los ciclos. Son empresas que tienen un crecimiento estable y donde existe una importante actividad en fusiones y adquisiciones”. El peso de estas compañías en la cartera alcanza en estos momentos el 16,3%, frente al 8,6% del índice. Otro de los sectores que sobreponderan es el de las compañías de empaquetado y transporte, cuya ponderación en la cartera es del 11,6%, 3,2 puntos más que en el benchmark.