Tibio

En la semana que recién terminó hubo una discreta recuperación de los títulos financieros venezolanos denominados en dólares. La misma no puede atribuirse a algún evento en particular, ya que lo más relevante en términos de noticias financieras fue el comienzo de las conversaciones entre el gobierno nacional y las líneas aéreas internacionales en relación a la repatriación de las divisas generadas producto de la venta de pasajes al exterior.

Gracias a estas conversaciones, se supo que a partir del 1° de julio se utilizará la tasa del SICAD II para calcular el precio de los boletos aéreos. Los optimistas ven el cambio de paridad mencionado como un paso inicial dentro de la migración de los precios de una enorme cantidad de productos que este momento se transan a los cambios preferenciales. Sin embargo, hasta que no se produzcan medidas más contundentes, el mercado de renta fija denominado en dólares no tendrá “combustible” para correr un rally de precios. El precio del PDVSA 22, uno de los papeles más líquidos del menú de bonos venezolanos, subió alrededor de 1,5% y en este momento ofrece 13,3% de rendimiento. Las primas de los CDS (pólizas de cobertura de insolvencia de instrumentos de renta fija) tanto de la república como de PDVSA tampoco marcaron una tendencia definida. Sin embargo, los intermediarios de estos instrumentos comentan que durante la semana hubo un aumento de la presencia de inversionistas institucionales y mayor liquidez en el mercado secundario. Los interesados en la deuda venezolana no deben perder de vista el comportamiento de las tasas de interés en EE.UU., las cuales, contra todo pronóstico,han caído en lugar de subir en lo que va del 2014.

Buen ejemplo de ello es el comportamiento del rendimiento del treasury a 10 años, el título financiero más líquido del mundo, que osciló entre 2,40% y 2,47% en la semana, niveles no vistos desde junio del 2013. Diversas explicaciones se han dado a la caída de las tasas en dólares, que van desde el impacto del rebalanceo de los portafolios de inversionistas institucionales debido a que ganaron mucho dinero en el mercado accionario el año anterior, canalizando entonces los beneficios obtenidos hacia el mercado de renta fija; hasta la especulación de que la Reserva Federal (FED) podría mantener el programa de inyección de liquidez, que debería finalizar este año, si la economía de EE.UU. no crece a un paso más vigoroso en este segundo trimestre del año. Hay muchas dudas con respecto la estrategia que seguirá la FED en los próximos años. Independientemente de que está disminuyendo su programa de compra de títulos, el llamado QE3 (Quantitative Easing 3), su balance es muy grande ya que creció para darle liquidez al planeta durante la reciente crisis financiera. 

Los papeles que adquirió pagan intereses y eventualmente se vencen, si ambos flujos de dinero son reinvertidos, una parte importante de emisión de nuevos treasuries e hipotecas seguirán siendo adquiridas por la FED durante unos cuantos años más y este puede ser un freno importante a la tan esperada subida de tasas en EE.UU. Con un ambiente de tasas bajas, los bonos de alto rendimiento seguirán en gran demanda, y por tanto los papeles venezolanos tendrán un factor adicional que de soporte a sus precios. Pero la deuda venezolana es como un gran globo aerostático, que necesita mucho aire caliente para subir de precio; del norte recibe un viento tibio, pero del gabinete económico ¿qué recibirá?