Una apuesta al pragmatismo

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Joel Filipe (Unsplash)

Los precios de los títulos de deuda venezolana denominada en dólares presentaron una leve recuperación en los días siguientes a las elecciones municipales del pasado 8 de diciembre. Conocidos los resultados, y verificada la existencia de un cierto capital político en manos del partido de gobierno, la pregunta que se hacen los mercados internacionales es: ¿se harán los ajustes económicos que tanto requiere el país?

Hasta el momento se han hecho menciones tibias a posibles medidas a tomar como son el aumento del precio de la gasolina, o la emisión de nueva deuda para incrementar “el capital de trabajo” del gobierno, pero las mismas no tienen fuerza suficiente como para marcar una mejoría en los precios. El pensar en una posible inversión en papeles venezolanos pasa por evaluar el contexto de inversión del año que se avecina.

El año 2014, al igual que los años recientes será muy demandante para los que buscan ingresos. Por un lado, luego de una subida del orden del 27% en el mercado accionario de EE.UU. que ha tenido lugar en el 2013, se acabaron las acciones baratas que pagan sustanciosos dividendos; la inversión en bonos soberanos de aquellos países de la Eurozona que empiezan a salir de la recesión, como es el caso de España, luce atractiva, siempre y cuando una revaluación del dólar no se coma parte de las ganancias de capital producto de la caída de los rendimientos requeridos en estos papeles. Por su parte los bonos de alto rendimiento denominados en dólares (bonos basuras), a juicio de muchos serán una inversión relativamente segura, dado que en un contexto de crecimiento económico, aunque modesto en el caso del mundo desarrollado, la probabilidad de insolvencia de estos títulos se reduce aunque también sus retornos.

Las deudas soberanas denominadas en dólares de países emergentes con grado de inversión, puede ser una alternativa a considerar, aunque esta ventana de oportunidad muy rápidamente está desapareciendo al recuperarse cada vez más el precio de estos papeles.

Si a lo anterior sumamos, que el comienzo del fin del QE (Quantitative Easing) deberá empezar en algún momento del 2014, entonces las ganancias las obtendrán aquellos que entiendan como se moverá la curva de rendimientos una vez que las tasas de interés en dólares comiencen a subir, o los que acierten en apuestas riesgosas.

Quienes se enfocan en cambios en la curva de rendimiento sospechan que los bonos de largo vencimiento están subvaluados porque todo el mundo les huye debido a su alta exposición a la subida de las tasas de interés y por tanto deben ser adquiridos ahora (mientras más lejana es la fecha de vencimiento de un bono a tasa fija, mayor es la caída de su precio si las tasas de interés suben).

También creen que las tasas van a subir pero no tanto como para corregir la subvaluación, y que no tiene sentido invertir en títulos de tasas variables, porque estos al atar sus retornos a las tasas de corto plazo que la FED quiere mantener bajas un tiempo más son una protección muy costosa contra las subida de las tasas, es decir se sacrifica mucho rendimiento por tener la posibilidad de actualizar semestralmente los cupones a las nuevas tasas vigentes.

Para los que buscan apuestas riesgosas los títulos venezolanos en dólares son ideales, ya que son relativamente ilíquidos y gozan de muy mala prensa. ¿Qué debe suceder para que estos papeles se aprecien considerablemente en el 2014?: que una ola de pragmatismo invada a los conductores de nuestra política económica, apalancándose estos en su reciente adquirido capital político que es discreto más no despreciable.