Una nueva vuelta de tuerca a la ASG en renta fija: la deuda empresarial vinculada a la sostenibilidad

isr-sostenibilidad-asg-esg
Debby Hudson en Unsplash

Hace años que la inversión en acciones ha adoptado principios ambientales, sociales y de gobernanza y la renta fija, tras varios intentos, se está poniendo rápidamente al día. Lo estamos viendo con la deuda empresarial vinculada a la sostenibilidad. Se trata de un mercado naciente que se expande rápidamente, con empresas como Suzano, Novartis y Chanel, en un momento en que se ha llegado a un récord de emisión de crédito con etiqueta ASG (96.000 millones de euros en septiembre, duplicando el volumen de abril). La cantidad de bonos etiquetado ASG en circulación supera ya el billón de dólares.

“La deuda empresarial vinculada a la sostenibilidad está jugando un papel clave y se está expandiendo rápidamente. La italiana Enel fue la primera en emitir este tipo de deuda en 2019. Le han seguido Novartis, la primera farmacéutica de Suiza y Chanel, una empresa de lujo francesa. Hay que tener en cuenta que El BCE anunció que aceptará bonos vinculados a sostenibilidad basada en medio ambiente en sus programas de compra de activos a partir de enero de 2021. Es significativo porque la autoridad monetaria había excluido anteriormente las estructuras de aumento de cupones, como las desencadenadas por una rebaja de calificación crediticia)”, explican Philipp Buff, gestor de crédito y Stéphane Rüegg, especialista en crédito de Pictet AM.

Laa llegada de la deuda empresarial vinculada a sostenibilidad supone una nueva forma de involucrar a las empresas, con posibilidad de convertirse en estándar ASG en renta fija y con el tiempo abarcar instrumentos tradicionales de crédito. Pero no debe confundirse la deuda empresarial vinculada a sostenibilidad con los bonos verdes. “Estos último se emiten con el compromiso de que serán empleados en proyectos respetuosos con el medio ambiente, mientras que las empresas que emiten deuda vinculada a sostenibilidad se comprometen a cumplir objetivos específicos en un plazo predefinido”.

A su entender, ello proporciona a sus emisores gran flexibilidad, independientemente del tamaño, calificación crediticia, sector o región y a los inversores la oportunidad de elegir emisores con prioridades de sostenibilidad alineadas con las suyas. “Así, muchos inversores son escépticos respecto a los bonos verdes porque ha sido difícil medir si lo recaudado se canaliza a proyectos ambientales. Es decir, los inversores en bonos verdes se enfrentan al riesgo de confundir el auténtico deseo de una empresa por promover un programa ecológico con emisiones más bien de eco-blanqueo, es decir, de uso del capital para otros fines, incluyendo refinanciación de deuda existente”.

Teekay Shuttle Tankers, propietaria de una de las mayores flotas de petroleros del mundo, se propuso captar 150 millones de dólares mediante la emisión de un bono verde para cuatro nuevos buques de bajo consumo de combustible. No alcanzó su objetivo, en parte debido a las dudas de los inversores sobre lo ecológico que puede ser un petrolero, por poco combustible que consuma. “La deuda empresarial vinculada a sostenibilidad supera este problema como un incentivo para que las empresas emisoras adopten prácticas más sostenibles, con penalizaciones, como un mayor cupón o pagos adicionales a vencimiento, si no cumple los objetivos”.

“En la actualidad, un aumento del cupón del 0,25% es la penalización más popular.  Pero resulta escasa en comparación con el cupón inicial. Idealmente, la penalización debe ser similar a las rebajas de calificación crediticia, del 1,25% aproximadamente, pues el objetivo de sostenibilidad debe ser tan importante como el de calificación crediticia”. Un primer paso en este sentido lo ha dado Chanel.

“La amplia gama de objetivos vinculados a sostenibilidad facilita que este instrumento gane popularidad en todas las industrias, a diferencia de los bonos verdes, dominio hasta ahora en gran medida de empresas de servicios públicos. Como estas emisiones no se refieren a grandes y costosos proyectos ambientales, son accesibles para pequeñas empresas. El comercio minorista puede ser una rica fuente de emisión de bonos vinculados a sostenibilidad los próximos años”, indican.

Además, los expertos apuntan que, dado el gran número de ángeles caídos que han perdido calificación crediticia grado de inversión este año, es de esperar que la emisión de deuda vinculada a sostenibilidad se concentre en el segmento BB, que representa cerca 75% del mercado europeo de alta rentabilidad. “También esperamos que las instituciones financieras vinculen objetivos ASG a sus carteras de préstamos y adopten estos instrumentos”.

Los primeros bonos vinculados a sostenibilidad se referían objetivos medioambientales, como reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, pero Novartis ha optado por centrarse en el acceso a la medicina para la población de ingresos medios y bajos, lo que muestra el potencial del espectro ASG. “Con el tiempo, es de prever más objetivos sociales y de gobernanza, además de medio ambiente, lo que diferenciaría más estos bonos de los verdes”.

Sin embargo, invertir en esta deuda requiere mayor escrutinio y diligencia debida respecto a que los objetivos sean sensatos, alcanzables y medibles, la alineación con principios ASG, rentabilidades a vencimiento que reflejen con precisión los riesgos del emisor, así como penalizaciones suficientemente altas y justas para incentivar el cambio.

“En cualquier caso la popularidad de este tipo de crédito puede aumentar con la decisión del BCE de incluirlo en sus programas de compra de activos y garantías a partir de enero de 2021.  El aumento gradual de esta deuda empresarial vinculada a sostenibilidad en las compras del banco central debe fomentar su mayor emisión los próximos meses. Su crecimiento puede ser incluso más rápido si las empresas emisoras alinean sus objetivos con los de la taxonomía verde de la UE y Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Así, podrían proliferar bonos que incorporan Objetivos de energía limpia, acción climática y buena salud y bienestar y otros objetivos como agua potable y saneamiento, reducción de la desigualdad y consumo y producción responsables”, concluyen.