Las perspectivas para la renta variable siguen siendo complicadas debido a los vientos en contra derivados de las tensiones geopolíticas, la liquidez, la inflación, los márgenes y, en última instancia, los beneficios corporativos, que podrían verse dañados por el enfriamiento de la economía estadounidense. “Además, los elevados precios del petróleo y del gas complican aún más el panorama de inflación para los consumidores y los responsables políticos”, comenta Frank Thormann, gestor de renta variable global de Schroders.
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