Varios puntos de vista importantes para empezar a invertir en tecnología

Richard_Clode_Janus_Henderson
Janus Henderson

Richard Clode empezó su carrera como gestor especializado en el sector de la tecnología hace 15 años. Aunque no vivió en primera persona el estallido de la burbuja puntocom, no pierde la perspectiva de lo que significaron aquellos años: “En 2003, empecé en un fondo de pequeñas capitalizadas tecnológicas y el primer año conseguimos una rentabilidad de alrededor del 75%. No podía entender por qué los clientes no compraban el fondo si era tan bueno… hasta que me di cuenta de que el fondo todavía perdía un 90% de su valor”, relata. En 2018 sigue recibiendo muchas preguntas de clientes por las valoraciones del sector: “Creo que es un escepticismo sano. Mientras que los clientes sigan teniendo preocupaciones, no se producirá otra burbuja tecnológica”, afirma.

Hoy, Clode gestiona el Janus Henderson Horizon Global Technology Fund (calificado como Blockbuster Funds People) y afirma que es un momento emocionante para invertir en tecnología: “Hay muchísimas más tecnologías acelerándose, convergiendo y disrumpiendo que hace 18 años, y además están transformando muchas más industrias”. Se refiere a que, en 2003, la aparición de compañías con modelos basados en internet tuvo un efecto transformador sobre un número limitado de sectores: ventas minoristas, medios de comunicación y publicidad, principalmente. “Hoy en día, las tecnologías están transformando todas las industrias en cualquier parte del mundo. Podemos obtener exposición a una porción mayor de la economía a medida que las tecnologías van transformando más áreas de la economía”, afirma el gestor.

Valoraciones en contexto

Entonces, ¿la tecnología está cara o no? “En agregado, el sector tecnología cotiza con una prima del 14% respecto a la renta variable global. Sin embargo, durante la burbuja la prima era dos veces el valor de la renta variable global, que es una cifra muy diferente y mucho más arriesgada”, explica Clode.

El gestor también se fija en la dispersión entre valores, que ofrece interesantes oportunidades de stock picking. Es en este contexto que afirma que “hay valores de gran capitalización como los FAANG que están haciendo luz de gas a otros nombres”. Clode se refiere a que son valores que gracias a su perfil de crecimiento han ganado mucha popularidad, de manera que están presentes en las carteras de muchos fondos, no sólo fondos de tecnología. “Entiendo que muchos fondos quieran sobreponderar tecnología en cartera y sobreponderar estos valores, pero el término FAANG agrupa a valores que son muy diferentes entre sí”, añade. El experto distingue por un lado a Netflix y Amazon, “que han subido mucho y cotizan a 22 veces sus beneficios” y por otro a Google y Facebook, “que cotizan con unos múltiplos más bajos y presentan una prima muy pequeña respecto al mercado”.

Gracias a la alta dispersión dentro del sector, todavía es posible encontrar valores muy baratos que son capaces de generar altos retornos. Clode cita a Cisco, Samsung o Micron como ejemplos. Por supuesto, también hay muchos valores entre ambos extremos, que son los que realmente interesan a Clode aunque busque ideas en todo el espectro: “Nuestra labor es ofrecer exposición a ese término medio, a valores que no vamos a encontrar en ETF ni en fondos generalistas”. Pone como ejemplo a la compañía rusa Yandex, que cuenta con la app de taxis más demandada en el país y compite directamente contra Uber. “Hay muchos ejemplos de compañías que están expuestas a tendencias de largo plazo, que son claros ganadores en su nicho y por las que no tenemos que pagar en exceso. Ese es nuestro sweet spot en términos de lo que intentamos encontrar en el mercado”, resume el gestor.

En todo caso, para Clode la valoración es importante, pero no es el único parámetro a tener en cuenta… especialmente en un mercado tan alcista como el de la tecnología: “Es muy fácil invertir en tecnología y en crecimiento alto. Pero es que los valores baratos pueden subir tanto como los valores caros”. Lo importante para el experto es evitar las trampas de valor, que percibe como especialmente peligrosas en este sector: “Si caes en una trampa de valor en el consumo, tampoco cambian las cosas tan rápidamente en el sector. Sin embargo, las circunstancias cambian muy rápidamente en tecnología”, observa. A esto añade otra observación sobre comprar valores que estén caros, pero que sigan ofreciendo crecimiento: “Si sólo inviertes en compañías muy atractivas, pero con altas valoraciones, puedes terminar teniendo un fondo con unos múltiplos muy altos”.

Tendencias bajo el foco

Clode señala otras tres pautas características del sector tecnológico que van más allá de la valoración y la calidad del negocio, y que son importantes para comprender la situación actual del sector y hacia dónde puede evolucionar. En primer lugar, el experto habla de “compañías tecnológicas se están canibalizando a sí mismas”. Se refiere por ejemplo a casos históricos como el de Nokia, que pasó de liderar el mercado de teléfonos móviles a desaparecer. Otro caso reciente ha sido el abandono de pantallas LCD por pantallas LED. “Esta evolución se produce constantemente dentro de la tecnología. Lo que intentamos es evitar a aquellas compañías que se quedan atrás”, indica el experto.

Además de la canibalización, en tecnología es típico un fenómeno que Clode describe como “la tendencia de que el ganador se lo lleva todo”, en referencia a que no suele haber dos o más compañías que sean igual de buenas en el mismo segmento. “Al final es una la que se hace con la cuota de mercado, y esto conduce a una concentración natural en algunas áreas del mercado”, indica. La novedad en esta tendencia es que están apareciendo compañías que emplean su ventaja competitiva en un área para empezar a ser dominantes en otra área del mercado, como son los casos de Amazon, Alibaba o Tencent.

La última clave no está en bolsa: algunas de las compañías más disruptoras aún son privadas, como Uber o Airbnb. Son compañías apetitosas para el capital riesgo y altos patrimonios, que buscan altos retornos sobre su inversión. “Esta tendencia crea problemas de valoración para nosotros, e implica que estas compañías se mantienen de propiedad privada durante más tiempo”, resume Clode.