¿Y si finalmente Dilma Rousseff es apartada del Gobierno? Posibles implicaciones

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Joel Filipe (Unsplash)

El cerco político a Dilma Rousseff cada vez se estrecha más en un momento extraordinariamente delicado para la economía de la B de los BRIC. La estratega de Amundi Karine Hervé considera que “la probabilidad de que Rousseff sea impugnada por hacer un uso inadecuado de las cuentas públicas antes de las elecciones se había reducido, pero ahora ha vuelto a la palestra”, con el anuncio de dimisión de varios de los ministros del PMDB, el partido político que ha apoyado a Rousseff tras los últimos comicios. “Además de la dificultad que plantea para la presidenta el gobernar sin una coalición, también ha dado como resultado que algunos parlamentarios podrían votar en contra de continuar el procedimiento de impugnación en la Cámara Baja a mediados de abril”, añade Hervé.

Según la experta, aunque claramente la meta de los oponentes a Rousseff y el PT sea conseguir la dimisión presidencial, “dada la personalidad de la actual presidenta y sus antecedentes, es improbable que lo haga”, de tal forma que “la impugnación (impeachment) sigue siendo la única forma de destituirla”. Hervé recuerda que dichos procesos suelen ser largos, por lo que prevé que “no sea completado como pronto hasta el verano”.

Entre tanto, Rousseff y su mentor, Luiz Inácio Lula Da Silva, han iniciado una campaña política para mover a las bases del PT en su favor, calificando al proceso como “golpe de estado”. Para la estratega, la solución de aquí en adelante – en un momento especialmente delicado, pues Brasil es el anfitrión de los Juegos Olímpicos de este año- se centrará exclusivamente en “cálculos políticos y negociaciones”. Sin embargo, añade Hervé, “el juego aún no se ha acabado y Rousseff aún no está fuera de juego”.

La dimisión o destitución no será suficiente

En el caso de que saliera adelante el proceso judicial y finalmente Rousseff fuera impugnada, la estratega considera que entonces cobraría un papel destacado el actual vicepresidente del país, Michel Temer (PMDB). Su nombramiento, no obstante, no será la solución a los problemas de Brasil: “Su trabajo no será fácil ni política ni económicamente. Aunque Temer no ha estado formalmente implicado en ningún escándalo, sí lo han estado muchos miembros de su partido, incluyendo Edouardo Cunha, el actual portavoz de la Cámara Baja. Entretanto, toda la clase política ha sido objeto de descrédito después de la publicación oficial de una lista con 200 nombres de políticos de todas las clases que han recibido donaciones potencialmente ilegales de una de las compañías de construcción de mayor tamaño de Brasil”, detalla la experta.

Dado este entorno, desde Amundi concluyen que “será extremadamente difícil que el vicepresidente forme un gobierno de unidad nacional”. Varios son los factores que Temer tiene en contra: “El país está sufriendo la mayor recesión (el PIB se hundió casi un 4% en 2015), las finanzas públicas están cayendo rápidamente (la deuda se ha expandido un 20% sobre el PIB en menos de dos años, alcanzando casi el 80% del PIB) y Brasil no puede contar con factores externos (bajos precios de las materias primas, ralentización en China) para dar un impulso”, sentencia Hervé.