Su mandato comenzará oficialmente el 1 de febrero de 2014. Resulta difícil imaginar que pudieran tener motivos para bloquear su nombramiento.
Este mes, Janet Yellen ha sido nombrada la nueva presidenta del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal estadounidense. Su mandato comenzará oficialmente el 1 de febrero de 2014, siempre que el Comité Bancario del Senado y esta última Cámara en su conjunto voten a su favor. Resulta difícil imaginar que pudieran tener motivos para bloquear su nombramiento.
De hecho, muchas voces apuntan a que la influencia de Yellen como 'heredera al trono' ya se vislumbraba en la decisión de no reducir las compras de activos en el mes de septiembre. Yellen ha sido una activa impulsora de la política monetaria de la Fed, de marcado carácter estadístico. Así pues, los positivos datos registrados a finales del periodo estival podrían haber causado el paso atrás de la Fed en la retirada de los estímulos, una retirada que Ben Bernanke —el actual presidente— había sugerido tan sólo un par de meses atrás.
Yellen es también más pertinaz que Bernanke. Este último estaba dispuesto a dar voz a otros miembros del FOMC, lo que implicaba que los actores del mercado se veían obligados a prestar atención a todos los comentarios de cada uno de ellos. En cambio, es más probable que Yellen tome las riendas con firmeza, lo que debería convertirla en fuente de las previsiones.
En cuanto a sus prioridades, está claro que Janet Yellen cree que el papel de la Fed consiste más en encauzar que en limitarse a controlar el precio del dinero. Como vicepresidenta del FOMC, Yellen ha sido una firme defensora de la doble misión de la Fed: ha insistido en mantener el objetivo de inflación del 2%, puesto que, a su parecer, es importante afianzar las expectativas en esta materia, aunque también está decidida a que la Fed emplee todas las herramientas a su alcance para maximizar el empleo.
¿Qué implica esto para los mercados financieros? En primer lugar, los mercados perciben el nombramiento de Yellen como una extensión de la política acomodaticia aplicada por Bernanke. Se espera que Yellen priorice la reactivación del mercado laboral, por lo que es probable que la política de tipos de interés cercanos a cero siga en vigor mientras la tasa de desempleo continúe por encima del 6,5%.
En segundo lugar, en lo relativo al calendario de retirada de estímulos de la Fed, la sólida formación académica de Yellen y su preferencia por una estrategia estadística y basada en modelos hace que el cierre que la Administración estadounidense ha vivido en octubre invite a la reflexión. Este bloqueo ha provocado retrasos en la recogida y publicación de datos, al tiempo que los recortes imprevistos en el gasto público crearán un leve efecto de austeridad. Y nos planteamos una pregunta aún más interesante: ¿acaso este cierre y la imposibilidad de llegar a un acuerdo permanente sobre el techo de la deuda ha supuesto un varapalo para la confianza depositada en toda la economía en general? En su conjunto, cabe la posibilidad de que los acontecimientos vividos recientemente hagan menos probable una retirada de estímulos en octubre, o incluso en diciembre.
Se espera que Bernanke siga ocupando su puesto hasta finales de enero y, probablemente, haga coincidir su salida con la reunión del FOMC que se celebrará los días 28 y 29 de enero de 2014. Así pues, es muy posible que el resultado de esta reunión lleve la marca indiscutible de la nueva presidenta. Con la ampliación del plazo hasta el 7 de febrero para llegar a un acuerdo sobre el techo de la deuda, Yellen y el resto del FOMC deberán hacer frente a alguna que otra difícil decisión.