2008–2018: repaso panorámico a la década que ha cambiado el rumbo de la gestión alternativa

Keith_Black
CAIA

“El punto de partida de la inversión alternativa es hacer algo diferente usando acciones y bonos. Y hay un montón de gente que está nerviosa con los bonos y las acciones en este punto del ciclo”. Esta reflexión es de Keith Black, managing director de CAIA y gurú de las inversiones alternativas. Con un bagaje de más de 25 años de experiencia en los mercados financieros, Black ofrece una amplia visión de la evolución de la industria de activos alternativos desde 2008, con algunos datos francamente interesantes.

“Durante diez años, una cartera compuesta por un 60% de acciones en EE.UU.y un 40% de bonos ha sido capaz de generar un retorno del 6,6% con una volatilidad del 9,3% y una máxima caída del 27%. Si hubiéramos mezclado estos activos con materias primas, hedge funds, real estate, capital riesgo, infraestructuras, etc, entonces la cartera sería capaz de generar una rentabilidad del 6,5% con una volatilidad del 7,1% y una máxima caída del 22%”, detalla Black. Ante estos datos, Black sugiere que sería interesante en el contexto actual incrementar la asignación a estrategias alternativas para mejorar las fuentes de diversificación del riesgo en la cartera.  

Más datos. Desde 2008, los UCITS alternativos y los fondos 40 Act han experimentado una evolución paralela, al crecer sus respectivos volúmenes de activos de los 100.000 a los 400.000 millones, mientras que los activos en deuda privada han pasado de 200.000 a 800.000 millones. 

Actualmente, el 13% de los activos de inversores de todo el mundo están invertidos en alternativos. De esa proporción, los fondos soberanos acaparan una cuota del 26% y los endowments, un 57%. “Los fondos de pensiones no han estado asignando activos a alternativos de una forma tan agresiva, por lo que anticipamos que seguirán incrementando sus asignaciones a alternativos”, vaticina el experto. En su opinión, “la deuda privada es el activo número uno en la lista de preferencias de las instituciones”.

Black recuerda que, tras 2008, se produjo el rescate a la banca y una oleada posterior de regulación. Los bancos cerraron el grifo a las compañías de pequeño y medio tamaño por representar para ellos un riesgo inasumible bajo el nuevo marco regulatorio. Esta fue la oportunidad para que floreciera el mercado de deuda privada: “Los bancos se han vuelto más conservadores, y como consecuencia ahora podemos ver que son los propios hedge funds y de capital riesgo los que están concediendo préstamos”, explica el experto. La otra razón detrás de la tendencia es el rendimiento de estos préstamos: mientras que el high yield está ofreciendo un rendimiento de alrededor del 5%, hoy los préstamos que está concediendo el capital riesgo “están ofreciendo cupones del 7% al 9%, que es un retorno similar al que está ofreciendo hoy la renta variable; esto explica que esté entrando mucho dinero en el espacio de la deuda privada”, resume Black.

La larga travesía hedge

El experto estima que el patrimonio mundial invertido actualmente en activos alternativos es de 14 billones de dólares; la cifra englobal el patrimonio depositado en hedge funds, real estate y capital riesgo. Black distingue otros 850.000 millones de dólares en infraestructuras, tierras de cultivo, bosques maderables, energía y materias primas. “Hemos pasado de una inversión de 5 billones a 14 billones en diez años sólo en hedge funds, real estate y capital riesgo. El espacio alternativo se ha más que duplicado en una década”, sentencia.

La cuestión es que los hedge funds han afrontado innumerables desafíos desde 2008. Esto ha provocado algunos efectos curiosos. Por ejemplo, según Preqin, la base de datos global especializada en alternativos, antes de que estallara el Caso Madoff se podían contar más de 700 hedge funds operativos. Desde entonces, muchos de ellos han cambiado sus nombres para eliminar la palabra “hedge fund”, de manera que ahora hay al menos cien hedge funds que han pasado a usar la etiqueta “finanzas”.

“El sentimiento en torno a los hedge funds sigue siendo muy negativo”, afirma Black. Según estimaciones de Preqin, un 31% de inversores institucionales está dispuesto a reducir su asignación a hedge funds pero, al mismo tiempo, un 62% de los inversores institucionales quiere incrementar su asignación a deuda privada, el 48% quiere aumentar su exposición al capital riesgo y el 53%, en infraestructuras. “Lo que ha pasado que, lo que antes sería una mesa redonda de hedge funds ahora es una mesa redonda de gestión alternativa”, sentencia el gurú.

También es cierto que el rendimiento de los hedge funds en la última década ha sido más disuasivo que persuasivo, en parte por la caída de los tipos de interés hasta mínimos históricos. “Los hedge funds han generado un retorno medio del 3% en los últimos diez años, un comportamiento similar al de los bonos. Normalmente no invertimos en alternativos para obtener retornos parecidos a los de la renta fija”, constata Black.

A lo largo de la década, las comisiones de los hedge funds han sufrido una creciente presión bajista, de maneara que han pasado de una media del 2 y 20% al 1,5 y 15% en clase institucional. El auge de la gestión pasiva ha sido determinante en esta tendencia: “En los últimos diez años, sólo en EE.UU. se han rotado un billón de dólares desde estrategias gestionadas activamente a estrategias de gestión pasiva de renta variable. Las comisiones de la gestión pasiva se han reducido en más de 70 puntos básicos de media”, comenta el experto. Éste cree que la tendencia puede evolucionar en forma de más flujos hacia la inversión alternativa: “El gestor activo está sufriendo presión sobre sus comisiones aplicadas a estrategias long only, y puede que en respuesta empiece a lanzar productos long/short y otros alternativos líquidos que les aporten comisiones similares a las que solía ganar en la parte long only”, explica Black.

Por otra parte, el experto constata que “hay algunos gestores que están ofreciendo su estrategia de alfa como un hedge fund privado, con comisiones del 1,5 y 15% o superiores, y luego ofrecen su producto de beta como un producto público y cobran 100 puntos básicos”. La gran diferencia respecto a las estrategias de gestión pasiva que replican índices de renta variable es que éstas han conseguido batir de forma sistemática a sus equivalentes activos desde 2008, mientras que en el mundo hedge ha sido al revés: “Los hedge funds de alfa que están cobrando una comisión del 1,5 y 15% están batiendo en rentabilidad a sus versiones líquidas alternativas que cobran 100 puntos por la beta. Por tanto, al menos en EE.UU., hay muy poco interés institucional por los alternativos líquidos, pero sí han sido muy atractivos para los inversores individuales que están buscando diversificación para sus carteras, en espacios como futuros gestionados, que son bastante defensivos”, concluye Black.