Acciones con alto dividendo, ¿burbuja especulativa?

Wagner
Foto cedida

A través de su política monetaria, los bancos centrales han creado un entorno en el que los ahorradores en busca de ingresos regulares se ven obligados a buscar alternativas a las inversiones en renta fija tradicionales. En un primer momento, esta situación ha provocado un frenesí por los segmentos más arriesgados del universo de renta fija, es decir, los préstamos del sector privado, de los mercados emergentes y de high yield. Las entradas de capital en dichos segmentos han provocado una subida de los precios y, simultáneamente, una bajada de los rendimientos ofrecidos. El interés se traslada en consecuencia cada vez más hacia las acciones con dividendos.

Según Guy Wagner, economista jefe de BLI-Banque de Luxembourg Investments, el interés por las acciones con dividendos parece estar vinculado al bajo nivel de los tipos de interés, aunque estas acciones siempre han mostrado sus méritos. La historia bursátil demuestra que los dividendos representan a largo plazo cerca del 50% del rendimiento de una inversión en acciones. “Además, las acciones que reparten altos dividendos suelen ser claramente menos volátiles que el conjunto del mercado, seguramente porque los beneficios de dichas empresas suelen ser más estables. Asimismo, cabe destacar que las empresas se muestran, por lo general, reticentes a reducir su dividendo puesto que podría interpretarse como un síntoma de que atraviesa problemas. El dividendo ofrece, por tanto, información sobre la rentabilidad futura de una empresa”. 

Identificar las burbujas especulativas

Una pregunta que se plantea a menudo es si las acciones con dividendo forman parte de una burbuja. La razón que se halla tras esta pregunta parece ser que algunas estadísticas muestran que los fondos que invierten en ese segmento han experimentado importantes entradas recientemente. “Sin embargo, me cuesta un poco imaginar cómo puede estar en una burbuja la cotización de una empresa que paga un dividendo elevado. Imaginemos que, en efecto, una empresa presenta un rendimiento por dividendo del 4%".

Esto significa que su relación dividendo/cotización es de 0,04 (4%), lo que equivale a decir que su relación cotización/dividendo es de 25. En la medida en que su dividendo sea en principio inferior o igual a su beneficio (una empresa no distribuye en principio la totalidad de su beneficio), su relación cotización/beneficio será como máximo de 25. "En ese caso, la acción puede considerarse bastante cara pero estaría lejos de encontrarse en una burbuja”.

Un universo en constante movimiento 

Obviamente, Wagner reconoce que podría darse el caso que la cotización de una empresa que paga al principio un dividendo elevado suba de forma irracional y que dicha empresa esté extremadamente sobrevalorada. En todo caso, a medida que su cotización avanzase, su rendimiento por dividendo sería cada vez menor y, en un determinado momento, dicha empresa ya no formaría parte de las empresas con alto dividendo.

“En otras palabras, el universo de las acciones con alto dividendo está permanentemente cambiando y aquellas cuyo precio sube demasiado respecto del dividendo que reparten salen de este mientras que otras acciones que al principio no formaban parte del universo pueden acceder a él si su cotización cae lo suficiente respecto del dividendo que pagan. La cuestión de una burbuja especulativa no puede por lo tanto plantearse, a menos que se considere el universo de las acciones con alto dividendo cerrado, en cuyo caso la llegada de importantes entradas de capital a dicho universo podría provocar de facto una burbuja”.

En lo que respecta a las acciones con dividendo, Wagner explica que también puede plantearse el fenómeno inverso. “Una empresa puede parecer muy atractiva por su dividendo, al ser este muy elevado respecto de la cotización de la acción. No obstante, una situación así debería despertar una enorme desconfianza entre los inversores. Puede que la bajada de la cotización se deba, efectivamente, a problemas aún no reflejados en el dividendo ya que este último se ajusta una vez al año por lo general. El ejemplo de los valores financieros en 2008/2009 o más recientemente el de algunos títulos de telecomunicaciones debería servir de lección en este aspecto”. 

Wagner pone de manifiesto que la historia bursátil muestra, por otro lado, que la mejor rentabilidad no la ofrecen aquellas empresas que han pagado dividendos muy altos (respecto de su cotización en bolsa) sino aquellas cuyos dividendos han registrado una progresión regular.

Las acciones con dividendo: un valor atractivo lejos de agotarse

Para Wagner, el interés por las acciones con dividendos no debería desaparecer, aunque solo sea por las tendencias demográficas. “El peso de la franja de edad entre los 25 y los 49 años en la población de los países industrializados está retrocediendo y el de la franja entre 50 y 74 años está, por el contrario, subiendo. En lo que respecta a los mercados financieros, esto supone que un número creciente de inversores otorgará mayor importancia a la preservación del capital y la necesidad de ingresos regulares que a la búsqueda de una apreciación del capital a largo plazo”.  

En BLI-Banque de Luxembourg Investments lanzaron a finales de octubre de 2007 el BL-Equities Dividend. Respecto del  índice de referencia, el MSCI World High Dividend Yield, el fondo invierte claramente menos en Estados Unidos por ser un país relativamente poco atractivo en términos de rendimiento por dividendo. Esto se explica, por un lado, por la rentabilidad superior neta de este mercado en los últimos meses  y, por otro, por el hecho de que las empresas estadounidenses prefieren generalmente recomprar sus acciones antes que incrementar su dividendo. En lo referente a la asignación sectorial, las principales diferencias se deben al hecho de que el fondo no invierte en valores del sector público, en bancos y compañías de seguros.