Actualización del BNY Mellon Global Dynamic Bond: visión, temas y gestión

paul_brain
Cedida

El BNY Mellon Global Dynamic Bond Fund fue elegido a principios de año por BNY Mellon IM como el producto de renta fija de su gama al que veía más sentido a la hora de enfilar 2015. La estrategia Global Dynamic Bond de Newton (filial de BNY Mellon IM) que engloba a este producto, cuenta con cinco características destacadas: un enfoque activo y sin restricciones, énfasis en la inversión a largo plazo y en la gestión de riesgos a la baja, flexibilidad para invertir en todas las clases posibles de renta fija de todo el mundo, una cartera única y transparente de inversiones directas y construcción de la misma mediante el proceso y la filosofía de inversión de temática global de Newton. 

Paul Brain, gestor de la estrategia, realiza una actualización con la visión de la gestora para el resto del año. Comienza hablando de los riesgos: “Anticipamos una considerable divergencia entre regiones”. Atribuye estas divergencias, entre otros factores, al desplome del petróleo y su incidencia sobre la financiación de muchos países, a las fluctuaciones en los tipos de cambio provocadas por las políticas de empobrecer al vecino de muchos países y a cambios en las políticas monetarias (con mención especial para EE.UU.). 

Brain comenta que “algunos participantes en los mercados de renta fija quizá anticipen una repetición del mercado bajista de 1994, cuando la Fed subió su tipo de intervención en 300 puntos básicos”. Matiza que “por muy improbable que sea este escenario, los riesgos de una caída de los mercados de deuda son considerables y deberían considerarse con detenimiento”.

Por ejemplo, indica que la subida de los tipos puede conducir a rendimientos totales negativos a medida que suben las rentabilidades por cupón de la deuda. También habla de la paradoja del riesgo de liquidez, en referencia a que, a pesar de la liquidez inyectada por los bancos centrales, la profundidad del mercado ha disminuido como consecuencia de la presión regulatoria y el comportamiento inversor. “Los presagios de mayores daños en mercados menos líquidos, sobre todo en aquellos más vulnerables a acontecimientos crediticios inesperados, son claros. La divergencia en los riesgos de iliquidez no es nada nuevo, pero en nuestra opinión, ahora es especialmente importante intentar prever el deterioro de la liquidez y reconocer la situación actual como una oportunidad para diversificar”, asevera el experto.

Gestión activa para combatir los problemas 

Dentro de este contexto de divergencia, el representante de Newton defiende que es “particularmente apropiado” utilizar un enfoque activo para invertir en bonos, diferenciado de los índices de renta fija, que considera que son poco adecuados puesto que las mayores ponderaciones son las de países que han emitido más deuda. “Un enfoque basado en índices de referencia conlleva mayores posiciones en deuda de tales emisores, con independencia de la solidez de sus fundamentales subyacentes. En nuestra opinión, los índices deberían utilizarse meramente como una herramienta de referencia para ayudar a definir el abanico de oportunidades potenciales de un inversor, y no como un medio para establecer los parámetros de construcción de una cartera”, señala al respecto. Pone como ejemplo de esta situación que los mercados en dólares, euros y yenes representan el 89% de la composición del índice JPM Global Government Bond. 

Así, la estrategia Global Dynamic Bond trata de diversificar la cartera buscando activos con la mayor calidad crediticia posible en otros mercados distintos de los representados en el índice. “Tratamos de invertir en países donde las cotizaciones ya descuentan mayores tipos de interés oficiales, y cuyas monedas son susceptibles de apreciarse”, resume Brain. Esta filosofía también se aplica al high yield, dado que, a 31 de diciembre de 2014, un 77,7% del índice BofA ML Global High Yield Constrained estaba compuesto de valores estadounidenses, lo cual podría crear un sesgo inadecuado. “Aplicar un enfoque dinámico a la hora de invertir en renta fija debería ayudar a identificar las oportunidades más rentables de cualquier mercado, al no estar limitado por restricciones de domicilio”, comenta el gestor, que sentencia: “Siendo capaz de invertir en crédito high yield y con grado de inversión, en deuda pública y de mercados emergentes, un inversor debería gozar de la flexibilidad necesaria para ajustar su asignación de activos en función del entorno reinante en cada momento”. 

Brain también reivindica la necesidad de apostar por estrategias flexibles que puedan ir adaptando sus inversiones a los distintos ciclos económicos: “Los gestores de fondos de renta fija dinámicos pueden emplear cupones variables e instrumentos indexados para adaptarse a tipos al alza, y cambiar su duración para intentar limitar las minusvalías o beneficiarse de rentabilidades por cupón al alza. Estos gestores también pueden rotar entre crédito con grado de inversión y high yield, en función de las condiciones de mercado, así como invertir en cualquier lugar del mundo y tratar de beneficiarse de los diferenciales de tipos de interés entre las distintas economías”. 

Construcción de la cartera

El BNY Mellon Global Dynamic Bond Fund es un producto con un track record de nueve años que selecciona activos para su cartera en función de una serie de temas macro seleccionados previamente por el equipo de gestión. Actualmente, algunos de esos temas son el endeudamiento, la disrupción tecnológica y las relaciones internacionales (puede ver el resto aquí). 

Con el ánimo de ser lo más amplia posible, la estrategia abarca la asignación de activos, duración, selección de valores y posicionamiento por divisas en base a cuatro clases de deuda, sin restricciones de índice de referencia: deuda pública, deuda de mercados emergentes, crédito con grado de inversión y crédito high yield; juntos, estos cuatro tipos de deuda suponen hasta el 50% de la cartera. Actualmente, entre los activos generadores de rentabilidad las mayores exposiciones son a deuda soberana y a crédito con grado de inversión, seguido a distancia por el high yield y finalmente por una pequeña proporción de deuda emergente. Actualmente, la cartera cuenta con exposición a bonos soberanos estadounidenses, británicos y australianos, estos últimos con la divisa cubierta, y mantiene duración positiva en la parte de deuda pública. Dentro de la deuda corporativa, entre otras decisiones destaca la inversión en deuda corporativa de telecos, en bancos poco apalancados y con modelos de negocio consolidados y en CoCos. 

La estrategia también emplea un abanico de instrumentos de estabilización y cobertura para intentar amortiguar la volatilidad y proporcionar protección frente a caídas: deuda indexada, derivados sobre deuda pública, efectivo, coberturas de divisas (con un mínimo del 50% en divisa base), duración negativa, fondos cotizados… Actualmente, la cartera cuenta con pequeñas posiciones en efectivo, derivados y protección contra la inflación, y la divisa dominante es la libra.