Ahorro doméstico: cuándo, cuánto y por qué

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Images_of_money, Flickr, Creative Commons

Si hacemos caso del tópico, los españoles somos, por lo general, ahorradores, mientras que los estadounidenses, por ejemplo, no lo son. Pero, ¿qué hay de verdad en estas afirmaciones? ¿Y cómo ha influido la crisis económica a las conductas de ahorro de los diferentes países? Para responder a estas preguntas, en Pioneer Investments han realizado un estudio econométrico que analiza variables económicas, financieras y demográficas para intentar identificar los factores que han impulsado el ahorro doméstico a lo largo de las dos últimas décadas.

Liderado por Laura Marzorati, responsable de Análisis Económico y de Mercado en la gestora, el estudio ha identificado seis factores con una influencia clave sobre las conductas de ahorro de las familias: los niveles de ahorro previo (persistencia), la renta (hábitos de consumo), los rendimientos del mercado (efecto riqueza), la volatilidad del mercado (efecto incertidumbre), los mercados de crédito y la fiscalidad. Como revelan los resultados del estudio, estos factores ejercen una influencia diferente sobre las familias y su capacidad de ahorro −o su disposición a hacerlo− según el periodo y el país analizado.

“Entre 1995 y 2012, el ahorro neto de las familias, como porcentaje del PIB, se caracterizó por una elevada volatilidad y por su heterogeneidad entre los principales países desarrollados”, explica la experta. “Mientras que en Francia o en Alemania las tasas de ahorro se mantuvieron relativamente estables en el 7-8% durante el periodo analizado, otros países registraron cambios más profundos en las conductas de ahorro doméstico”.

Según datos del estudio, los niveles de ahorro de Italia y Japón se han reducido de forma constante a lo largo de los últimos 16 años, pasando de un 12% y un 8%, respectivamente, a mediados de los noventa, a un 1-2% en 2012. Otros países, como Estados Unidos, Reino Unido y Portugal, han seguido el camino contrario y, tras alcanzar niveles de ahorro muy bajos, o incluso negativos, en 2007, aumentaron rápidamente tras la crisis de las subprime como consecuencia del proceso de desapalancamiento y el endurecimiento de las condiciones del mercado de crédito.

¿Y España? El estudio demuestra que la conducta de ahorro en el país siguió una trayectoria parecida a la de los países anglosajones hasta 2007, cuando la tasa de ahorro doméstico se situó en el 2,4% para después rebotar hasta el 8% alcanzado en 2009. La gran diferencia está en que el ahorro de los hogares españoles volvió a caer hasta representar apenas el 1% del PIB en 2012. “Según el modelo econométrico, la caída en las tasas de ahorro observada en 2008-2012 en muchos países de la periferia europea está directamente relacionada con la caída en la renta real disponible de las familias y las subidas de impuestos registradas en esos países”, afirma Marzorati.

El estudio de Pioneer también confirma que la conducta de ahorro de las familias se ve influida por los rendimientos del mercado: “Entre 1996 y 2006, se observa una relación negativa entre el ahorro y los precios inmobiliarios y las cotizaciones bursátiles. Es lo que se denomina el efecto riqueza: cuando aumentan los precios de la vivienda y de las acciones, las familias se sienten más ricas y gastan más”. Como es lógico, esta relación se ha demostrado particularmente significativa en el Reino Unido, Estados Unidos y España, los países más afectados por la burbuja inmobiliaria que estalló en 2008, pero otros países como Francia o Alemania también registran una relación negativa entre los precios de la vivienda y las tasas de ahorro.

“Aunque este estudio analiza conductas pasadas, el hecho de que abarque casi dos décadas lo convierte en estructural. Por eso resulta una herramienta útil para valorar las tendencias futuras de ahorro doméstico y anticipar sus efectos en los distintos países”, concluye.