La semana pasada comenzó tranquila, pero se convirtió en negativa después de que la peor venta de Estados Unidos en dos años afectara a todos los demás mercados. Las empresas de distribución se vieron especialmente perjudicadas por las malas cifras de Walmart y Target en EE.UU., que reflejaron tendencias preocupantes en el gasto de los consumidores y en los márgenes. Los temores de recesión resurgieron y los rendimientos de la deuda pública bajaron, la primera vez en semanas que los bonos actuaron como refugio. Los datos económicos, particularmente el índice Empire Manufacturing y el Philadelphia Business Outlook, no cumplieron las expectativas y se situaron en mínimos que parecían augurar una economía débil. Sin embargo, los bancos centrales mantuvieron su mensaje restrictivo.
Algunas gestoras empiezan a rebajar sus perspectivas sobre la renta variable

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