Algunos datos para la esperanza y otros para la preocupación en Europa

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Carlos Smith, Flickr, Creative Commons

“La crisis de deuda soberana europea parece haber perdido cierta intensidad a lo largo de las últimas semanas”. Así lo entienden en Franklin Templeton Investments, al creer que hay razones para el optimismo. Debido en gran parte a las promesas de intervención masivas anunciadas por el BCE, los diferenciales de los bonos españoles, italianos, irlandeses e incluso griegos han experimentado una fuerte contracción. Al mismo tiempo, España, vista por muchos como el próximo país que solicitará el rescate, fue capaz de cubrir a principios de noviembre sus objetivos de financiación con una fuerte demanda por parte de los inversores. A todo ello hay que añadir que el compromiso adquirido por la autoridad monetaria ha facilitado el regreso de los bancos periféricos a los mercados de renta fija.

Según pone de relieve el equipo de la gestora en su último informe mensual de renta fija, entre finales de octubre y principios de noviembre han tenido lugar un gran número de emisiones exitosas por parte de entidades financieras periféricas, entre ellas las emitidas por un banco portugués que ha conseguido financiarse sin el respaldo del Gobierno luso, algo que no ocurría desde 2010. “Esto supone una señal que indica una clara mejoría de la situación de Europa”, señalan. En este sentido, la última encuesta realizada por el BCE al sector también muestra que el estrés que rodea a los bancos de la eurozona ha retrocedido. De los resultados de dicho estudio se desprende que el sector considera que las condiciones de financiación podrían seguir mejorando antes de que termine el año.

“Si bien el riesgo de ruptura del euro ha desaparecido, pensamos que la UE aún se enfrenta a importantes riesgos de cola”. Incluso Irlanda, un país que en Franklin Templeton consideran como el alumno modélico dentro de los que han solicitado el rescate, se enfrenta a los problemas heredados de las enormes deudas contraídas por su sector financiero. “Al menos, la rígida disciplina en la aplicación de las medidas de austeridad ha hecho que el país se gane el respeto en círculos internacionales. Además, su economía ha vuelto a crecer, su mercado inmobiliario parece estar estabilizándose y las cifras de desempleo empiezan a caer”, afirman. Todo esto hace, según la gestora, que Irlanda esté en condiciones de volver al mercado para cubrir sus necesidades de financiación para 2013.

Mucho menos optimista se ve la situación con respecto a Grecia, donde los riesgos de cola para la eurozona son mayores. A finales de octubre, el Gobierno heleno presentaba un presupuesto que contenía proyecciones que podrían calificarse de catastróficas: contracción del PIB interanual del 4,5%, ratio de deuda respecto al PIB que se elevará hasta el 190% (un nivel considerablemente más alto que el estimado por el FMI e incluso la previsión del propio Ejecutivo griego)… “Aunque los cortafuegos financieros han sido creados por parte de las autoridades europeas, no se puede saber cual es el efecto que un mayor deterioro de la situación de Grecia tendría sobre la capacidad de la eurozona para salir de la ciénaga en la que se encuentra”, aseguran.

En este sentido, en la gestora creen que otras grietas en el edificio europeo podrían empezar a surgir pronto. “España sigue enfrentándose a lo que supone un modelo autonómico imperfecto y continúa negándose por ahora a pedir formalmente el rescate, lo cual de hacerlo podría implicar aún más medidas de austeridad de las introducidas”. Con una tasa de paro que ya supera el 25%, la gestora cree que no está claro que nuevas medidas de austeridad puedan hacer a su economía sostenible. “Al menos, el compromiso del BCE de hacer lo que sea necesario para salvar la eurozona parece estar ayudando a resolver los problemas de liquidez que habían amenazado con hundir a algunos países a mediados de este año”.