Según estudios a partir de datos históricos realizados por Lucio Soso, gestor del BB Global Macro (calificado como Consistentes Funds People), el único entorno en el que sería aconsejable no invertir en renta fija sería uno de subida muy rápida de tipos de interés (3% o más en un año).
Lucio Soso es el gestor del BB Global Macro, un fondo de retorno absoluto de Bellevue gestionado con un modelo cuantitativo propietario. A Soso le interesa mucho realizar estudios sobre el comportamiento de la renta fija en periodos muy amplios de tiempo; gracias a esos estudios, ha hecho una serie de descubrimientos muy importantes que los inversores deberían tener en cuenta.
Uno de los estudios se centra en la evolución del bono estadounidense a diez años entre 1790 y 2016, con la esperanza de encontrar precedentes históricos de ciclos bajistas de la renta fija: “Tenemos un espejo en el que mirarnos: en 1945, el treasury a diez años cotizaba al 1,7%, y retrocedió hasta alcanzar en 1981 el 15,8%, por lo que puede observarse los efectos de un periodo anterior de durante el cual la rentabilidad de los bonos estuvo al alza”. El gestor considera que un estudio cuidadoso de ese periodo puede dar pistas sobre lo que pueda suceder en el futuro.
El segundo gráfico abarca el periodo 1962-2016. Soso ha identificado cuatro etapas diferenciadas: “La primera está caracterizada por una subida lenta de los tipos. Después se produce una aceleración del ciclo entre 1979 y 1981 que da paso al comienzo del mercado alcista. Éste se caracteriza por una primera fase en la que los tipos caen rápidamente entre 1981 y 1986 y después siguen cayendo pero de forma lenta y gradual, desde 1986 hasta 2016. Hemos tenido todo tipo de entornos para la renta fija: subida lenta, subida rápida, caída rápida y caída lenta de los tipos”.
En el gráfico se pueden ver cuatro líneas de colores. La negra refleja la refleja la rentabilidad del bono a diez años a vencimiento. Las otras tres líneas se corresponden con tres estrategias de inversión que ha simulado el gestor para analizar el comportamiento de una serie de activos en cada una de esas etapas. Así, la línea azul sería una estrategia buy&hold del S&P 500 con dividendos reinvertidos. La línea roja sería una cartera de bonos buy & roll, es decir, que invierte en el treasury a diez años pero sin esperar a vencimiento, sino que va rotando los bonos para que la duración se mantenga constante a diez años. La línea amarilla representa la evolución en un fondo monetario con una duración media de tres meses. Soso se llevó una primera sorpresa al constatar que durante el primer periodo de subida lenta de tipos la cartera buy & roll no presentó un comportamiento significativamente inferior a la estrategia buy&hold del S&P 500. “Por tanto, esta idea de que los bonos sufrirán cuando suban los tipos de interés parece no ser totalmente cierta”, afirma.
De hecho, otro de los resultados de la simulación es que el único escenario en el que los bonos se comportarían significativamente malo sería en el segundo, de subida rápida de los tipos de interés. “Si esperas que los tipos suban muy rápido, es decir, un 3% al año o más, entonces deberías salir de la renta fija”, aconseja Soso.
El último punto interesante del estudio tiene que ver con la evolución de la estrategia en fondos monetarios. “Cuando suben los tipos, en realidad los monetarios son probablemente la mejor solución de inversión, porque consigues una rentabilidad similar a la de renta variable y renta fija, pero sin volatilidad. El problema es que hoy en día los tipos están en 0 o son incluso negativos en muchas partes del mundo, por lo que en realidad no es posible invertir en monetarios y, por tanto, lo que esperamos es que mientras que los tipos de corto plazo sigan por debajo del 3%, la mejor solución será una cartera compuesta por una mezcla de bonos y acciones”, concluye el gestor.
La naturaleza de la corrección
Para Soso, uno de los mayores desafíos que tiene que afrontar como gestor de retorno absoluto es la ruptura de la correlación negativa entre bonos y acciones: “No funciona todo el tiempo, pero ciertamente sí está ahí durante las correcciones muy pronunciadas. Cuando las bolsas caen un 20% o un 30% la correlación vuelve a aparecer y consigues algo de protección”.
Así, otro de los estudios que ha realizado para comprender mejor la naturaleza de los mercados ha sido su comportamiento en fases de corrección: “Hemos analizado en qué entornos de mercado puede perder más dinero nuestra estrategia y, en resumen, sería en un contexto como el vivido en los sesenta y los setenta, con frecuentes correcciones de la renta variable y un contexto de rápidas subidas de tipos. Detectamos que las caídas se situaban de media en el 15%”. El periodo de recuperación de las bolsas después de una corrección suele ser largo: “Por ejemplo, si hubieras invertido en acciones en el año 2000, habrías necesitado 15 años para recuperar la inversión”.
Por supuesto, el gestor también analizó el comportamiento de la renta fija tras una corrección, tomando otra vez como referencia al treasury. De media, la máxima pérdida que experimentó el activo los últimos 50 años fue del 7%- 8%”. Sin embargo, descubrió que el periodo de recuperación solía ser de seis meses, y que sólo en una ocasión superó el año, entre marzo de 2003 y agosto de 2004. “Esto es muy alentador. Creo que la gente necesita comprender qué pasa cuando pierdes dinero en renta fija; puedes llegar a perder un 12% o un 15%, pero en general necesitas como mucho un año para volver al punto inicial”. “Las características de las correcciones en renta fija son completamente diferentes a las correcciones en renta variable”, concluye Soso.