En una entrevista con FundsPeople, la responsable de M&G Investments para España, Portugal y Andorra invita a los inversores a construir carteras con un sesgo defensivo, al apreciar que “hay riesgos que el mercado no está contemplando”.
Los efectos de la crisis del COVID-19 en la industria de gestión de activos son múltiples. Ha provocado una espectacular volatilidad en los mercados financieros, con caídas y recuperaciones históricas por la velocidad a la que se han producido. Ha obligado al sector a transformar su modelo, operando y prestando servicio en remoto, apoyándose en medios exclusivamente telemáticos. Y también ha afectado a la estrategia de comunicación de las gestoras, el pilar fundamental sobre el que se basa su relación con el cliente y que ahora ha saltado al primer plano. “Hoy más que nunca tener una buena estrategia de comunicación con los clientes es fundamental. No solo es importante para trasladarles información relativa a los mercados o el posicionamiento de los fondos, sino que también para ayudarles a la hora de entender qué comportamiento deben esperar de los productos que tienen en sus carteras”, destaca Alicia García a FundsPeople.
En la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras aceptar la responsabilidad de conducir el negocio de M&G Investments en España, Portugal y Andorra, García revela que la clave está en conectar con todos los canales de distribución. “La capilaridad es fundamental. Se trata de llegar a los institucionales, pero también a los asesores y banqueros privados, profesionales que están muy cerca del minorista. En nuestro caso, contamos con un equipo dedicado exclusivamente a prestar servicio a estos clientes, que pone a su disposición toda aquella información que le pueda ayudar en su labor. Lo que hemos visto por parte de la industria es una avalancha de información que los clientes han recibido muy bien, pero entre la que tienen que seleccionar. La agradecen muchísimo. Cada dos semanas organizamos conference calls con ellos en los que tratamos de resolver sus dudas, cubriendo además temas que les puedan ayudar a construir carteras con una mirada a medio-largo plazo”.
Pone, como ejemplo, la buena acogida que han tenido sus conferencias sobre la inversión en infraestructuras, una clase de activo que se ha comportado relativamente bien en esta crisis y cuyas perspectivas de cara al futuro ve atractivas. “Determinadas estrategias saldrán reforzadas tras el paso de la pandemia. Es el caso de la inversión de impacto, el ESG o las infraestructuras. Nunca ha sido tan relevante para el buen funcionamiento de un país disponer de unas buenas infraestructuras sanitarias, tecnológicas y educacionales. La crisis del COVID-19 va a ser un catalizador que hará aumentar la inversión en estos ámbitos. El inversor está atento a ideas que le permitan descorrelacionar retornos, algo muy importante en el momento actual”, manifiesta.
El reto para una entidad es el de gestionar y controlar toda esa avalancha de información. “Dada la naturaleza de esta crisis, tenemos que optimizar todos los canales de comunicación que utilizamos con los inversores, quienes tienden a ser cada vez más selectivos. Nos adentramos en un periodo de competencia por excelencia. Son muchas las gestoras internacionales presentes en el mercado español. Independientemente de su tamaño, todas están hoy al mismo nivel porque, tecnológicamente, existe una mayor capacidad de llegar al cliente. Esta mayor competencia será muy buena para la industria y para el inversor final. Por ese motivo, tienes que asegurarte de que la calidad de la documentación que remites es elevada, de que la información que le aportas es de alto valor añadido”.
En la gestora se está apostando por esa estrategia de ser muy selectivos y discriminar qué tipo de información le proporcionan al inversor. “En esta labor nos han ayudado mucho los blogs, que ya eran un referente de información para muchos de nuestros clientes, especialmente el que escribe nuestro equipo de renta fija (Bond Vigilantes), pero también nuestro blog de multiactivos (Allocation) y el de renta variable (Equities Forum). A medida que tengamos más claridad con respecto al panorama económico, es razonable esperar cierta volatilidad. Sufriremos baches en el camino y hay que mantener un sesgo defensivo en las carteras”, afirma. Esa inclinación por la prudencia García la fundamenta en una visión sobre cómo será la recuperación que en la casa auguran más lenta y gradual de lo que espera el mercado.
“No estamos alineados con el consenso. Los mercados están descontando un recuperación en forma de V. No anticipa que vayamos a recuperar los mismos niveles en los que nos encontrábamos al principio de la crisis, pero sí una rápida recuperación que nosotros no vemos. En cambio, no están poniendo en precio algunos escenarios que son probables y que suponen riesgos a esa recuperación, como un rebrote del virus en el otoño o un impacto económico muy fuerte en países donde no ha existido un contagio masivo. Además, hay datos muy preocupantes. En Estados Unidos, el desempleo ha aumentado a niveles alarmantes. Hay riesgos que el mercado simplemente no está contemplando”, explica. Todo esto ha venido a reconfirmar las ideas que están transmitiendo a sus clientes.
En su opinión, para un entorno tan incierto, el tipo de activo que resulta más interesante es la renta fija corporativa, tanto en lo que respecta a la deuda con grado de inversión como, en el caso de aquellos inversores que muestren una mayor tolerancia a la volatilidad y tengan un horizonte de inversión de más largo plazo, el high yield. “Nos adentramos en un entorno de crecimiento débil y baja inflación, pero existe un enorme apoyo tanto a nivel de política monetaria como fiscal. Esto debería repercutir positivamente en las valoraciones de los bonos corporativos. Es un contexto casi ideal para el crédito. En investment grade los spreads se han vuelto a comprimir en abril, pero los diferenciales siguen moviéndose en niveles que nos compensan por el riesgo. En el mercado de deuda de alto rendimiento ocurre lo mismo. Están pagando muy bien por el riesgo que se asume”.
Por otro lado, la responsable de M&G Investments para Iberia subraya la enorme actividad que ha existido en los mercados en lo que respecta a emisiones primarias. “Es lógico que los emisores hayan estado muy activos en abril tras el parón de marzo. Hemos visto 970.000 millones de dólares en nuevas emisiones en investment grade en Estados Unidos y 310.000 en Europa solo en lo que va de año. Ante un volumen de emisiones tan enorme, necesitas contar con un equipo muy potente de analistas. La gestión activa tiene aquí mucho que decir. Nuestra gran apuesta en este sentido es el M&G (Lux) Euro Corporate Bond”, señala.
Si la crisis del COVID-19 ha dejado al descubierto oportunidades en el mercado, que el inversor está dispuesto a aprovechar, y obligado a la industria a pasar a un mundo 100% online, en el que las gestoras han demostrado que tecnológicamente estaban preparadas para ello (en el caso de M&G sus 6.000 profesionales están trabajando desde casa sin verse alterada ni la gestión ni el servicio al cliente), también se puede hacer de esta situación una lectura positiva. Y de esta lectura positiva se pueden aprender muchas cosas y replantearnos ciertas cuestiones que, en España, hasta ahora eran un poco tabú, como el teletrabajo.
“No estábamos en los mismos niveles que otros países y va a suponer un cambio cultural en nuestro país. Si no perdemos esta inercia, que sería importante, tenemos un escenario por delante en el que el teletrabajo tendrá un peso específico mucho mayor en el futuro. En M&G siempre lo hemos defendido y muchos de nuestros colegas internacionales ya trabajaban uno o dos días a la semana desde casa. Son cambios culturales que resultaban de difícil implementación y que, como consecuencia de esta crisis, se están acelerando”. Sería, según García, otro de los efectos positivos que nos podría dejar el paso de la pandemia.