La evolución de la volatilidad y el actual entorno de tipos favorecen su estrategia.
Dirigido al inversor institucional, el Allianz Volatility Stretegy, fondo de Allianz Global Investors lanzado en 2011 y gestionado desde octubre de 2015 por Thiemo Krink, forma parte de las alternativas de inversión a la renta fija, usando en su caso, la volatilidad como activo. Cuenta, además, con el sello de fondo Consistente de Funds People. Con un perfil conservador, invierte en instrumentos derivados cuya valoración depende de la volatilidad de la renta variable. Y estos instrumentos son los swaps de varianza que aumentan de valor si la volatilidad realizada (la varianza) es inferior a la volatilidad implícita en el contrato de swaps. Esta diferencia, conocida como Variance Risk Premium, es normalmente negativa, concretamente en el 80% de los casos desde 2000.
La estrategia depende, por tanto, de la volatilidad relativa (volatilidad real frente a la implícita) y no de la dirección de la tendencia del mercado, permitiéndole al gestor obtener una rentabilidad de forma sistemática. El objetivo del fondo es lograr un crecimiento del capital a largo plazo con un perfil de riego y remuneración similar al del mercado monetario del euro.
Y dicha estrategia es la misma desde lanzamiento, fecha desde la que el fondo acumula una rentabilidad en torno al 4,8% con un riesgo superior a la renta fija pero muy inferior a la renta variable. “Mirar hacia delante es hacerlo apoyado de en una sólida historia del fondo añadiendo lo que se aprende diariamente”, comenta Krink. “Introducir nuevas ideas de inversión exige intuición para saber si la decisión es la adecuada”.
El gestor reconoce que algunos inversores se muestran escépticos con su fondo al no estar familiarizados con la estrategia de swaps de volatilidad. Pero al contrario que muchos competidores, señala que esta estrategia es sencilla, transparente y fácil de predecir. “El cliente puede saber de antemano cómo se comportará el fondo”, afirma. “Sólo hay exposición a la vega, no tenemos exposición a delta que haya que cubrir”.
La parte no invertida en swaps se invierte en instrumentos del mercado monetario de la zona euro: deuda pública a corto plazo. Una parte que, dado el actual entorno de tipos, está drenando rentabilidad. Y aunque por prospectus podrían invertir en crédito o en deuda pública con mayor plazo para tratar de “arañar” más rentabilidad, o incluso orientar su cartera hacia un perfil más multi activo, prefieren ser conservadores con esa parte de la cartera y mantenerla en liquidez. “La clave del fondo es el tener una estrategia sencilla y simple, con un perfil de riesgo bajo por lo que no nos interesa introducir más riesgos”, apunta Krink.
El gestor reconoce el buen momento del mercado para este fondo, tanto desde el punto de vista de negocio como de gestión. De negocio, ante la necesidad del cliente de fuentes de inversión alternativas a la renta fija; y de gestión, en tanto que el comportamiento oscilante de la volatilidad es favorable a la estrategia. “No tienes que tener una visión de mercado porque no importa la dirección que tome”, afirma, aunque los movimientos drásticos de la volatilidad hacen sufrir al fondo. A su favor, el fondo se recupera muy bien. El gestor modera el riesgo de la cartera a través de la exposición a la volatilidad implícita.
Teniendo en cuenta la estrategia, ¿podríamos encontrarnos con problemas de capacidad? “El mercado de derivados es maduro y líquido por lo que ofrece amplias posibilidades de crecer”, señala el gestor, “aunque si llegamos a los 2.000 millones nos plantearíamos el cierre del fondo”.