Año nuevo, mismo problema: la crisis de deuda argentina puede prolongarse durante todo 2015

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ANSESGOB, Flickr, Creative Commons

La cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) expira el 31 de diciembre y, de momento, Argentina aún no ha llegado a un acuerdo con sus acreedores… lo que podría marcar una gran diferencia para las arcas del Estado. Refresquemos la memoria: lo que establece esta cláusula, incluida en los canjes de deuda argentina de 2005 y 2010, es que se prohíbe pagar de más a los bonistas que se han quedado fuera del canje, de tal manera que se crea una igualdad de condiciones para todos los acreedores, tanto para los que entraron en el canje como para los que no. Aunque la postura del mercado es optimista, desde Nordea, la analista Lisa Alexandersson opina que “se necesitaría un acuerdo, que permitiera el acceso del país a la financiación en los mercados internacionales de capital y hacerlo más atractivo a inversores extranjeros”. Su punto de vista sobre la posibilidad de acuerdo es negativo: “Dudamos de que se pueda alcanzar un acuerdo en 2015”.

Alexandersson explica que los bonistas que se han quedado fuera del canje están liderados por NML Capital, un hedge fund estadounidense, y están “intentando de todas las maneras posibles conseguir del país un pago al completo más intereses”. La analista recuerda que la nación sudamericana lleva en situación de impago selectivo desde el 30 de julio precisamente porque alegó que no podía cumplir con estos pagos sin poner en riesgo a los bonistas que sí habían accedido al canje de deuda. “Un acuerdo daría a Argentina otra vez el acceso a los mercados de capital, después de un parón de 13 años, aliviando la presión sobre sus reservas de divisa, que están a niveles muy bajos”, reitera la experta de Nordea (ver gráfico).

La declaración de default selectivo sólo ha contribuido a empeorar una situación económica ya delicada de por sí. Alexandersson se fija en la fuerte contracción de la actividad económica en los últimos meses como consecuencia de la caída de las exportaciones, las importaciones, los indicadores de confianza y la inversión extranjera, a lo que añade el retroceso de los  precios de las materias primas y la ralentización paralela de algunos de los principales socios comerciales de Argentina, como son Brasil y China. “Los esfuerzos del gobierno para proteger sus reservas de divisa al incrementar los controles a la importación el capital han enfriado la actividad industrial, dado que los bienes intermedios destinados a la industria suponen la mayor parte de las importaciones”, observa.

Como consecuencia de todos estos factores, el déficit está creciendo rápidamente, puesto que el Gobierno argentino está luchando a toda costa por mantener el crecimiento y la estabilidad social. “En ausencia de ingresos suficientes, se está financiando con transferencias directas del banco central, lo que está alimentando la inflación, que ya está muy elevada, por encima del 40% de acuerdo con datos no oficiales”, alerta la analista. Esto le lleva a concluir que “incluso aunque un acuerdo con los acreedores no arreglase todos los problemas económicos de Argentina, sería muy necesario y un paso en la dirección correcta. Aliviaría la presión sobre sus reservas de divisas y la necesidad de una fuerte depreciación del peso, dando al país acceso a la financiación internacional”, insisten desde la gestora.

Una probabilidad remota

Lisa Alexandersson enumera una serie de obstáculos que están impidiendo el fin de las negociaciones entre el Gobierno de Kirchner (que afronta elecciones generales en octubre de 2015) y sus acreedores. El primero de ellos, la constatación de que “la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se ha opuesto a cualquier intento de ceder ante los bonistas, haciendo de la opción de negociar con los hedge funds un problema político”.

Además, la analista recuerda unas declaraciones recientes del ministro de Economía, Axel Kicilloff, en las que apoyaba la postura de Fernández de Kirchner: “Es improbable que el Gobierno reembolse por completo a los bonistas fuera del canje, y es probable que las negociaciones que puedan empezar después de la expiración de la cláusula serán difíciles”, indica. Cabe recordar que, a pesar de la recesión, Kirchner sigue contando con el apoyo del peronismo, por lo que a no ser que la situación llegue a  un punto en el que no quede otra salida, lo más probable es que siga gobernando desde la Casa Rosada hasta las elecciones de octubre.

El segundo obstáculo que detecta la experta es que a pesar la exclusión de Argentina de los mercados de capital, una larga ausencia desde el famoso “corralito", el país se las ha apañado sin embargo para sobrevivir en estos 13 años. “Podría ser un signo de que el gobierno pueda no considerar que sea muy urgente lograr otra vez el acceso a los mercados antes de que termine la cláusula”, aventura.

El tercer obstáculo, finalmente, tiene que ver con el acuerdo de bandas de cotización del renmimbi suscrito recientemente con China, por una cantidad máxima de 11.000 millones de dólares, que “ha ayudado a reducir presión sobre el tipo de cambio e incrementar las reservas de divisas”, observa la analista. Este movimiento ha permitido tranquilizar temporalmente la situación financiera del país, por lo que desde Nordea concluyen que “esto hace más probable que la administración actual dejará las negociaciones en manos de la nueva administración”.

A pesar de todos estos impedimentos, Alexandersson manifiesta que en algún momento el Ejecutivo tendrá que poner punto final a las negociaciones debido a la situación económica y a la caída de las reservas. “Se percibe a todos los candidatos que actualmente están haciendo campaña para la elección presidencial de octubre como más favorables a los negocios que el gobierno actual, por lo que se incrementan las posibilidades de un acuerdo con la siguiente administración”, concluyen desde la gestora nórdica.