La volatilidad ha sido, sin duda, la característica definitoria de los mercados en 2015, un año en el que pocas clases de activo han conseguido generar rentabilidades adecuadas de forma consistente. En un entorno de tipos de interés en mínimos en gran parte del mundo desarrollado –o al alza, en el caso de Estados Unidos– y con las bolsas a merced de la incertidumbre geopolítica y económica con la que iniciamos 2016, los bonos convertibles se perfilan como una alternativa de inversión interesante, capaz de capturar las ganancias bursátiles en periodos alcistas y de proteger el capital durante las correcciones del mercado.
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