¿Cómo deberían interpretar los inversores la corrección de la renta fija estadounidense?

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Foto: sagriffin305, flickr, Creative Commons

En los días posteriores a la victoria electoral de Donald Trump, los bonos del Tesoro de EE.UU. han experimentado el periodo de ventas más fuerte desde el Taper Tantrum de 2013. El mismo día de la elección, el bono a diez años se apreció en las primeras horas, para rápidamente después depreciarse y subir la rentabilidad por encima del 2%, unos 20 puntos básicos más arriba de donde había cotizado en días previos. Ayer lunes, la referencia a dos años rozaba la cota del 1%, mientras que los bonos estadounidenses con vencimiento a 30 años superaban el 3%, en ambos casos por primera vez desde enero.

Michael Hasenstab, gestor y director de inversiones de Franklin Templeton Investments, afirma que este movimiento “es muy importante, porque nos está diciendo dos cosas”. La primera, explica, es que “cuando hay un shock en el mercado, los activos más vulnerables son los que están en una burbuja, y llevamos desde hace algún tiempo diciendo que los bonos del Tesoro de EE.UU. parecen sobrevalorados”. Hasenstab matiza que “no habría predicho necesariamente que la elección fuera el desencadenante para empezar a corregir la situación, pero cuando suceden shocks, los mercados que están distorsionados tenderán a reaccionar más violentamente y pienso que los treasuries lo han demostrado”.

La segunda lectura que extrae el experto es que algunas de las propuestas de Trump están relacionadas con el incremento de tarifas, por lo que “la implicación más inmediata es el incremento de los precios, que es inflación”. Por tanto, y en resumen, Hasenstab cree que la violenta reacción de los treasuries refleja que “estaban en una burbuja que sufrió un shock, y que hay algo de preocupación en torno a que el resultado electoral en EE.UU. sólo sirva para exacerbar las presiones inflacionarias al alza que ya estaban produciéndose”.

Para Ken Taubes, director de inversiones de Pioneer Investments, “la presidencia de Trump puede ver el alza de la rentabilidad de los treasuries y de las expectativas de inflación”, como respuesta a cinco factores, empezando por la eventual subida de tipos de la Fed – aunque hayan caído las probabilidades- en diciembre, “basándose en la firmeza continuada de los datos económicos y de inflación”. “De incrementarse el crecimiento y la inflación por políticas favorables al crecimiento, podríamos ver una actuación más agresiva de la Fed en 2017”, añade.

Taubes cree que el comportamiento de los treasuries también puede estar poniendo en precio “el incremento potencial del déficit para financiar las rebajas de impuestos y el incremento del gasto en infraestructuras y defensa”. El experto constata asimismo la influencia de la posible mejoría del crecimiento de EE.UU. y el global – como evidenció el reciente aumento de los PMI globales-, pues “podría ir acompañado de unas rentabilidades reales más elevadas o de mayor inflación”. Otro factor plausible sería la caída de la inversión en treasuries por parte de inversores extranjeros, “más notablemente, de China”, así como “una mayor incertidumbre de mercado y por parte de los bancos centrales en relación con la efectividad de los tipos negativos y QEs extremos”.

En este entorno, el director de inversiones cree que los bonos del Tesoro de EE.UU. ligados a la inversión son “una oportunidad particularmente atractiva bajo la presidencia de Trump, pues la inflación puede seguir crecimiento, reflejando un mayor gasto y acompañado de mayores niveles de deuda estadounidense”. Taubes piensa que algunos sectores de crédito podrían salir beneficiados por las políticas pro crecimiento del presidente electo: “Dado su éxito como hombre de negocios, anticiparíamos un entorno favorable para las empresas bajo una administración Trump”, añade.

En cambio, afirma que “la tendencia del dólar es incierta”. Concretamente, explica que “si Trump fuera más agresivo con sus políticas proteccionistas, podría depreciarse a medida que se ralenticen los flujos de inversión extranjera y suban las expectativas de inflación”.

Kommer van Trigt, responsable del equipo macroeconómico de renta fija global de Robeco, se fija en que la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso y en la presidencia permitirá que “algunos de los planes presupuestarios anunciados durante la campaña se pongan en práctica”, incluyendo los citados por Taubes. Aunque aún está por ver su implementación, Van Trigt afirma que se dirigen claramente al incremento del estímulo presupuestario, lo que “puede dar lugar a un incremento de los intereses de los bonos como resultado del aumento del endeudamiento público y de la menor necesidad de estímulo monetario”.

“El aspecto positivo para la deuda pública es que la victoria de Trump pone de manifiesto el riesgo de evento que plantea la esfera política (como ya sucediera con el Brexit), y el estilo agresivo del nuevo presidente podría incrementar el riesgo político en el futuro. En conjunto, consideramos que la Presidencia de Trump es negativa para la renta fija, por lo que hemos reducido la duración”, concluye el responsable de Robeco.