La OPEP celebrará su segunda reunión anual el próximo jueves en Viena con el petróleo en plena racha alcista: el Brent ya está en 63,84 dólares el barril y el WTI, en 58,11 dólares, lo que supone sendos avances anuales del 12,35% y del 8,17% (datos a 27 de noviembre).
Nitesh Shah, analista de ETF Securities, ve improbable que la reunión termine con alguna sorpresa: “El grupo probablemente extienda su acuerdo actual para reducir la producción hasta finales de 2018 (actualmente termina en marzo), un movimiento sobre el que muchos de sus miembros han dado muchas señales de estar a favor”, El experto considera que la ausencia de sorpresas al alza “probablemente llevará a una debilidad del precio del petróleo”.
Dicho esto, el analista recuerda que, para que tenga éxito el programa de reducción de la producción, la OPEP necesita el apoyo de diez socios no miembros, de los cuales Rusia es el más relevante. Este país “ha estado emitiendo recientemente mensajes confusos sobre su apoyo a la extensión del acuerdo”, indica Shah, que cree que estará de acuerdo con la extensión, pero sin apoyar un recorte mayor a la producción.
Norbert Rücker, responsable de análisis macro y materias primas de Julius Baer, afirma que los precios actuales del petróleo “son el resultado de la solidez de la economía global, más que por los recortes de producción de Oriente Medio”. Además, considera que actualmente el petróleo está vivendo un “orden post súper ciclo”, en el que, con el barril por encima de lo 55 dólares, las compañías estadounidenses que producen petróleo de esquisto serán capaces de ser rentables y de crecer. Rücker declara que “la producción de petróleo en EE.UU. va camino de subir hasta máximos de récord el año que viene”.
Sin embargo, el experto constata que el mercado se está preocupando cada vez más de que “el ajuste en la oferta de los últimos meses pueda ralentizarse de aquí en adelante”. Así, concluye que “cualquier extensión del acuerdo inferior a nueve meses sería tomado negativamente”.
Nuevo equilibrio de la oferta y la demanda
Richard Turnill, Director Mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock, opina algo similar: “Esperamos que la reciente fortaleza del precio del petróleo se modere a corto plazo y preferimos liquidar nuestra exposición al sector energético en determinados títulos”. Turnill llama la atención sobre el hecho de que, aunque el mercado prevé que la OPEP extienda efectivamente los recortes de la producción, sin embargo el precio del crudo “muestra una tendencia diferente a medida que nos acercamos a esta reunión en comparación con las dos reuniones anteriores de la OPEP”.
El estratega se refiere a que, en la antesala a reuniones anteriores, el crudo presentaba precios más bajos y volátiles que obligaron de hecho a la OPEP a introducir recortes en la producción con el fin de equilibrar la oferta y la demanda. Si esta vez es diferente, es porque “se ha logrado un equilibrio en el mercado”, lo que explica la racha alcista del petróleo. Según Turnill, “podríamos asistir a un movimiento al alza limitado si la OPEP procede tal y como se espera, y a un riesgo bajista del precio del petróleo si no se anuncia una extensión de las medidas”.
“Desde el nuevo año, los fundamentales de los mercados físicos han ido mejorando. Aunque los niveles de existencias se mantienen altos en ciertos segmentos, y continúan alimentando la volatilidad en ocasiones, la tendencia es claramente alcista”, asevera Sophie Chardon, estratega de Lombard Odier. Chardon La experta considera que este comportamiento responde a una buena razón, el hecho de que, por primera vez desde 2008, el mundo está viviendo un crecimiento global sincronizado, “lo que debería traducirse en una aceleración en la demanda de materias primas”.
Otro factor que ha cambiado a ojos de la experta es que “los productores de petróleo de esquisto de EE.UU. juegan ahora el papel de productores marginales”. Chardon indica que el ciclo de inversión de este segmento es más corto que el de otros productores y su capacidad de respuesta es mayor, por lo que “las tendencias alcistas y bajistas en el petróleo deberían ser más cortas ya que los ajustes en la producción, alcista o bajista, se efectuarán más rápidamente”.
Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, opina en cambio que la industria de esquisto de EE.UU. es la que sigue alterando el equilibrio tradicional entre oferta y demanda. En concreto, afirma que la producción de gas pizarra “tendrá profundas consecuencias sobre muchos proyectos gasísticos a nivel global, con EE.UU. consolidando su status de productor de bajo coste que está sentado sobre enormes reservas”, y además afirma que la oferta de este tipo de gas es prolífica y sostenible. Sin embargo, no puede decir lo mismo del petróleo de esquisto: después de aportar alrededor de un 60% de todo el crecimiento de la oferta del crudo desde 2008, cree que “está en un punto más elevado de la curva de costes sobre una base ajustada al ciclo de lo que cree el mercado”.
El experto detalla que esta industria todavía presenta flujos de caja negativos y dependencia de la financiación que puedan proporcionarle bancos e inversores, hasta el punto de que las empresas estadounidenses de energía han emitido alrededor de 100.000 millones de dólares en bonos high yield para intentar incrementar el capital que necesitan para realizar inversiones. “El problema es que también incrementa la probabilidad de pueda reventarse otra burbuja en la industria, particularmente en un entorno de tipos al alza”, afirma.
Dwane explica que muchas empresas aprovechan las subidas de precios para efectuar coberturas y así asegurar parte de sus flujos de caja operacionales y de la producción futura. Por tanto, “sin precios más altos y la posibilidad de hacer coberturas, muchas compañías estadounidenses de esquisto lo tendrán cada vez más difícil para seguir activas”. No obstante, en Allianz Global Investors ven cada vez más evidencias de que las energéticas estadounidenses “se están volviendo más disciplinadas con su capital”, lo que debería “impulsar los retornos y reducir el crecimiento futuro de la oferta de crudo”. Así, el experto concluye que “el excesivo optimismo sobre las perspectivas para el petróleo de esquisto estadounidense ha contribuido a unas valoraciones innecesariamente bajas para muchas compañías energéticas globales”.