Tras la inesperada marcha de Mohamed El-Erian, el fundador de PIMCO reflexiona sobre su fama de temperamental y sobre el proceso de renovación que está llevando a cabo la firma.
2014 está siendo un año especialmente complicado para Bill Gross. Y no solo porque la esperada subida de los tipos de interés en los mercados de bonos y el excelente comportamiento de las bolsas esté llevando a muchos inversores a rotar sus carteras fuera de la renta fija −la especialidad de Gross y la clase de activo que ha hecho famosa a PIMCO−, ni porque el Total Return Fund, producto que gestiona personalmente y que, con 232.000 millones de dólares de patrimonio, es el fondo de bonos más grande del mundo, sufriese reembolsos por valor de 40.000 millones de dólares el año pasado y ya acumule más de 8.000 millones en lo que va de año.
“Ha sido casi como una experiencia cercana a la muerte, un shock emocional”. Son palabras de Gross durante una reciente entrevista concedida a Business Week en la que el gurú se sincera sobre el impacto de la renuncia de Mohamed El-Erian −su segundo de a bordo, su heredero− en el futuro de la firma y a nivel personal. Hace apenas tres meses que PIMCO hizo público un comunicado en el que anunciaba que El-Erian abandonaba la firma. La noticia cayó como una bomba entre inversores, empleados y medios de comunicación. Y es que no hay que olvidar que Gross, aunque lleno de energía, cumplirá pronto los 70. ¿Quién tomará ahora las riendas cuando se jubile?
Según Gross, El-Erian no le ha dado una explicación de por qué se marcha: “Solo me dijo que él no era la persona adecuada para hacerse cargo de la compañía en el futuro”. A falta de un motivo claro −por ejemplo, una oferta laboral como la que ya llevó a El-Erian a dejar temporalmente PIMCO en 2006 para gestionar el fondo de dotación de Harvard− se dispararon los rumores sobre los desencuentros entre ambos gestores. El 24 de febrero, el Wall Street Journal publicó un artículo en el que se apuntaba hacia las frecuentes discusiones como la causa de la renuncia de El-Erian y se afirmaba, además, que el resto de los empleados de PIMCO se sentían demasiado intimidados por Gross como para hablar con libertad.
“‘Gross es un tirano. Gross es un dictador. Gross es esto y lo otro’. ¿Realmente soy así?”, se pregunta el veterano gestor. “Cada uno tenemos una visión de cómo somos y la realidad está en algún punto medio. Siempre me he considerado parte de una gran familia y sí, soy el que da las órdenes, pero no creo que nunca haya forzado a nadie. Eso ha sido lo peor, tener que plantearme si realmente soy como dicen los demás o como yo me veo”.
Lo cierto es que ‘intenso’ es una palabra recurrente cuando la gente describe a Gross y el ambiente en PIMCO. Virginie Maisonneuve, la nueva responsable de renta variable de la casa estadounidense, describe la cultura corporativa como “refrescantemente directa”. Bill Thompson, consejero delegado de PIMCO durante quince años y gran amigo de Gross, reconoce que “a veces es difícil trabajar con él porque es temperamental, competitivo y obstinado. Pero para ser tan buen inversor como él, tienes que tener ciertas cualidades poco comunes, y él las tiene, sin lugar a dudas”.
Mohamed El-Erian aportaba el contrapunto perfecto a la fuerte personalidad de Gross. La cara más visible de la firma, a El-Erian se desenvolvía con facilidad en los medios de comunicación y sabía lidiar con empleados y clientes, permitiendo que Gross pudiese centrarse en lo que mejor se le da: invertir. Pero además, era una de las pocas personas capaces de hablarle al fundador de PIMCO de tú a tú sobre cualquier tema, desde las decisiones de inversión hasta las nuevas contrataciones. Para el analista de Morningstar Eric Jacobson, “El-Erian desempeñaba un papel muy valioso como el contrapunto de Gross. Y no solo dentro del comité de inversión, sino dentro de la organización en general”.
La marcha de El-Erian ha acelerado el proceso interno de renovación que muchos han señalado también como origen de las disputas. Gross reconoce que ambos tenían visiones diferentes sobre cómo afrontar estos cambios. Finalmente, los planes para ampliar la empresa que ambos acordaron siguen adelante, pero sin El-Erian. Los nombramientos se suceden y PIMCO ha puesto en marcha una agresiva campaña de comunicación para dar a conocer a sus nuevas estrellas. Además, Gross afirma que “las reuniones diarias del comité de inversión ahora son más relajadas, la gente participa más”.
Sin embargo, como observa el gestor, “a los clientes les parece muy bien que la gente que trabaja en PIMCO esté contenta pero lo que realmente les importa es si ellos estarán contentos, es decir, si generaremos resultados. Y esa debe ser nuestra prioridad: hacer primero felices a los clientes; ya nos preocuparemos de nuestra propia felicidad después”.