Buenas y malas noticias que deja el último sondeo a analistas de Fidelity

Emoticonos feliz y triste
Alan O'Rourke, Flickr, Creative Commons

La última edición del sondeo a 146 analistas de Fidelity International, realizado entre el 6 y el 11 de mayo a profesionales de la gestora de todo el mundo, revela buenas y malas noticias. Empezando por las malas, la más importante es que la crisis que está provocando el coronavirus deja una situación muy compleja para las empresas. Y es que los recortes de las previsiones de beneficios son tan grandes como los que se esperaban el mes pasado, tanto si las perturbaciones amainan a partir de ahora como si persisten durante el resto del año. Y, por si fuera poco, los analistas de la entidad pronostican más dificultades para los trabajadores: el empleo se va a contraer otro 7% durante los próximos seis meses.

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Entretanto, la proporción de analistas que esperan que el descenso de la demanda sea permanente, más que temporal, ha aumentado del 39% al 45% en todo el mundo. Europa podría ser la más perjudicada, con un 62% de los encuestados que esperaban destrucción de la demanda. En materiales, esta proporción aumentó del 44% en abril al 56% este mes. Un analista del sector de materiales europeo apunta que “los problemas están evolucionando desde una crisis de oferta (cierre de minas) a una crisis de demanda (las minas reabren, pero la demanda en los eslabones posteriores de la cadena es mucho más baja)”. Esas son, en gran medida, las malas noticias. Las buenas es que se empieza a distinguir a los ganadores de los perdedores. La dispersión intra e intersectorial está aumentando.

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Aunque los recortes previstos de los beneficios no han cambiado mucho con respecto al mes pasado, están empezando a surgir variaciones entre sectores y regiones a medida que la magnitud de la desaceleración se va confirmando. Los analistas de consumo discrecional e industria son más optimistas que 30 días atrás, mientras que los del sector financiero lo son menos. Detrás del descenso medio del tamaño de las plantillas, subyace una horquilla muy amplia formada por los analistas de la casa que esperan una reducción del 50% y los que prevén un incremento del 30%.

Por otro lado, la proporción de analistas que esperan que la pandemia tenga un efecto negativo sobre los beneficios ha descendido hasta el 85% frente al máximo del 91% el mes pasado, lo que indica que la negatividad está, al menos, estabilizándose y tal vez que haya tocado techo. Un analista de consumo discrecional indica que sus conversaciones con las empresas han pasado de la cantidad de tesorería consumida durante el cierre a la trayectoria de recuperación cuando se produzca la reapertura.

El mayor optimismo entre los analistas de consumo discrecional resulta especialmente interesante, porque el sector ha sufrido un tremendo varapalo por las medidas de confinamiento decretadas para frenar el avance del virus. Ahora que se van relajando estas medidas, muchas empresas del sector están empezando a entender el camino de la recuperación y los comentarios de los equipos directivos así lo reflejan.

Un analista del sector de consumo discrecional de China señala que “la situación tocó fondo en abril y ahora que en la China continental se están relajando gradualmente las medidas de cuarentena, se prevé que la demanda mejore a partir de mediados de mayo”. “Las sensaciones en torno al sector han mejorado, las tiendas han empezado a abrir y el gasto total parece haber rebotado desde mínimos gracias a los estímulos”, añade un analista de consumo discrecional norteamericano.

Sin embargo, incluso dentro del sector se observan grandes variaciones. Un analista de renta fija europea que cubre hoteles y restaurantes afirmaba que “durante el mes pasado se ha hecho evidente que la vuelta a la normalidad en este sector no se producirá en 2021, sino más probablemente en 2023 o más allá. A corto plazo, los cierres totales también se han ampliado, por lo que lo peor de la crisis está agravándose”.

La idea de que se está empezando a distinguir a los ganadores de los perdedores resuena en las respuestas del sondeo. Las empresas con actividades en Internet lo han hecho mejor y, según las estimaiones de estos profesionales, seguirán haciéndolo mejor que las que carecen de ellas. Estar en Internet es tener demanda y los sectores de tecnologías de la información y telecomunicaciones están beneficiándose de la falta de movimiento de las personas. Se trata de una tendencia que podría sobrevivir a la crisis del COVID-19, como comenta un analista de empresas europeas de servicios tecnológicos. “A largo plazo, creo que impulsa la adopción de las tecnologías de la información”.

Con respecto al mes anterior ha aumentado el número de analistas que informan de que los indicadores adelantados de sus sectores son positivos este mes, un indicio de que si bien las condiciones podrían ser duras, al menos está surgiendo lentamente cierto optimismo. Podría ser demasiado pronto para afirmar que las tornas han cambiado, pero los analistas están indicando que las empresas están empezando a poner la vista en la estrategia de recuperación. China sigue marchando por delante en este sentido, pero otras regiones están comenzando a emitir señales de vida también.

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