El legendario activista alega que son bombas de relojería a punto de estallar, mientras que el consejero delegado de BlackRock defiende que mejoran la liquidez del mercado. ¿Quién tiene razón?
Los ETF continúan con su crecimiento imparable y el patrimonio gestionado roza ya los tres billones de dólares. Aunque los defensores de los fondos cotizados destacan su función como herramienta de generación de liquidez, hay quien considera que podrían estar alimentando una burbuja en renta fija, sobre todo en aquellos segmentos menos líquidos, como la deuda de alto rendimiento, o high yield.
Uno de los más conocidos detractores de los ETF de high yield es Carl Icahn, inversor activista que no deja indiferente a nadie con sus intervenciones y que recientemente ha protagonizado un sonado cara a cara con Larry Fink, consejero delegado de BlackRock.
Durante una de las sesiones de la conferencia Delivering Alpha que organizan anualmente la cadena estadounidense CNBC y la publicación Institutional Investor, Icahn criticó duramente que gestoras como BlackRock vendan ETF “que crean una ilusión de liquidez para títulos extremadamente ilíquidos y extremadamente caros”, como los bonos de alto rendimiento, y afirmó que estos instrumentos resultan “extremadamente peligrosos”.
Sin embargo, Fink, que ya está acostumbrado a los ataques de Icahn, defiende que “ahora mismo, los ETF contribuyen más a la transparencia de precios del mercado de bonos que cualquier otro instrumento ya que, para poder negociarse en cualquier momento del día, hace falta contar con una valoración para cada bono actualizada cada minuto”.
De hecho, esta característica de los fondos cotizados, cuyo valor liquidativo se actualiza constantemente –de forma similar a la cotización de una acción y a diferencia de los bonos subyacentes, que se valoran una vez al día– es uno de los aspectos más apreciados por los inversores, sobre todo en mercados muy amplios y menos líquidos, como el de high yield. Por eso son muchos los que argumentan que estos instrumentos generan liquidez en un mercado en el que gran cantidad de subyacentes no llegan a negociarse diariamente.
Bombas de relojería
En opinión de Icahn, los ETF de high yield son bombas de relojería que podrían estallar cuando la Reserva Federal empiece a subir los tipos de interés, algo que el consenso sitúa entre septiembre y diciembre de este año. El legendario activista anticipa que los inversores venderán para evitar las caídas de precios de los bonos, “dejando a los que invierten en ETF de high yield sin compradores para sus títulos”.
Además, teniendo en cuenta que vender las posiciones en ETF es la forma más fácil de reducir la exposición al sector, los precios de estos instrumentos podrían caer mucho más rápidamente que los precios de los bonos subyacentes, amplificando las pérdidas.
A Fink, sin embargo, no le preocupan las subidas de tipos porque considera que impulsarán la demanda de crédito.
Cabe señalar que Icahn ha declarado públicamente que usa CDS para apostar contra el mercado de high yield, por lo que sus comentarios podrían enmarcarse en una estrategia para generar volatilidad y ganar dinero con las caídas. En cualquier caso, algunos observadores señalan que los ETF de renta fija representan menos del 1% del mercado mundial de bonos, por lo que el impacto de cualquier caída será limitado.