Carmignac alerta del poco margen de maniobra de los países desarrollados

Las gestoras de activos internacionales están navegando a través de un “complejo periodo de transición” que hace de la gestión un arriesgado ejercicio. En este contexto, Carmignac cree que los riesgos ligados a los márgenes de maniobra de los países desarrollados obligan a la prudencia, si bien las perspectivas del mundo emergente les anima a prever un regreso de la confianza de los mercados en estas regiones. “Nuestra misión consiste en prever las grandes amenazas y en tomar posiciones en oportunidades a largo plazo, con mayor razón cuando el mercado finge ignorarlas” comenta Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac Gestion en la carta mensual de la gestora correspondiente a junio, titulada "De la dificultad del voluntarismo económico sin margen de maniobra".

Su firme apuesta por emergentes se debe a que “presentan un entorno que ofrece excelentes oportunidades de inversión”. Para el experto, aunque sus fuertes rivalidades podrían condenarles a perder la carrera por la dirección del FMI, su dinámica de grupo no sólo les ha permitido convertirse en los motores del crecimiento económico mundial, sino reducir su dependencia respecto a los países desarrollados.

Y es que sus fundamentales están más saneados que en Europa, donde la situación es más explosiva y, según Didier, nadie se hace ilusiones sobre la solvencia de Grecia o la gravedad de la situación portuguesa e irlandesa, pero nadie está dispuesto a cargar con las consecuencias. “Doce meses después de la puesta en marcha de los planes de austeridad, no hay más remedio que reconocer que los esfuerzos de Grecia han sido en vano”, comenta, preguntándose cómo, cuándo y entre quién se repartirán las penalidades de la ineluctable operación de esclarecimiento en relación con las deudas públicas”.

Con respecto a España, señala que ha conseguido ciertos resultados, si bien “los jóvenes 'indignados' españoles han llegado al límite de su resistencia al dolor" y el gobierno ha perdido las últimas elecciones en un momento en el que “la valentía económica se tiñe de suicidio político”. Didier se pregunta así si no tendrían que despertarse alguna vez los mercados del sueño de que los líderes políticos europeos conseguirán algún día la convergencia entre la ligereza grecolatina y el rigor septentrional. “No nos extrañaría que el BCE confundiera de nuevo liderazgo con rigidez rechazando de plano la opción de una reestructuración de deuda pública europea, él, que porta en su balance alrededor de cien millones de euros de estas deudas, de los que entre 40.000 y 60.000 millones corresponden a Grecia”, apostilla.

Con respecto a EEUU, la gestora anticipa un debilitamiento a pesar de que al “quantitative easing” aún le quedan algunas semanas de vida.