CatalunyaCaixa crea un híbrido entre depósito y fondo para canalizar el traspaso de ahorro

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Imagen cedida

El depósito fue el producto estrella el año pasado de las campañas de las entidades financieras españolas, en detrimento de fondos conservadores. Pero después de que el Banco de España advirtiera sobre el pasivo extratipado y con los mercados a favor como telón de fondo, esta situación está revirtiendo, algo que confirman los datos de enero y febrero. Para Oriol Dalmau, director de Banca Privada de CatalunyaCaixa y presidente de la gestora, este año el interés de los clientes se dirige hacia los fondos, aunque aún con un perfil conservador: productos mixtos, dinámicos y de renta variable con reparto de dividendos son algunas de las demandas más palpables.

En este entorno de rotación paulatina desde los depósitos a los fondos se enmarca el último producto de la entidad, CX Top Funds, un depósito a tres años vinculado a dos fondos de inversión y un holding empresarial que permite dar acceso, para sus clientes de banca privada, a la gestión de tres grandes gurús, Warren Buffett, Bill Gross y Mark Mobius. “A pesar de esa rotación, los clientes más conservadores aún se sienten más cómodos con los depósitos”, dice Dalmau. De ahí que hayan decidido darle esa forma, por razones comerciales. Pero a la vez canaliza el interés creciente hacia los fondos: “Los inversores están cada vez más dispuestos a escuchar alternativas a los depósitos y por eso hemos creado esta especie de híbrido”, explica.

Y es que han sido los fondos los que han dado la respuesta a la pregunta de cómo crear un depósito con alta rentabilidad, para poder dejar al margen su peor fiscalidad. Si hay fondos que invierten en depósitos para aprovechar momentos de altos retornos (los fondepósitos), ahora es un depósito el que aprovecha el potencial de los fondos, además de garantizar la inversión inicial. Así, referencia sus resultados a una cesta equiponderada formada por dos fondos de inversión de renta fija, Pimco Global Investment Grade Credit Fund y Templeton Euro High Yield Fund, y el holding empresarial Berkshire Hathaway, de forma que el depósito ofrece a tres años el 110% de la revalorización media, punto a punto, de esos tres productos.

El fondo de Pimco –la mayor gestora de renta fija del mundo y liderada por Bill Gross, uno de los mayores gurús en el activo–invierte en deuda global mientras el fondo de Franklin Templeton Investments se centra en el mercado de deuda de alta rentabilidad europea, con gestores de referencia como Mark Mobius. Así, dos tercios de la cartera se vinculan a dos productos de renta fija “agresivos”. Esa visión más atrevida en deuda contrasta con el otro tercio de la cartera, vinculado a la visión en renta variable más conservadora de uno de los grandes de siempre, Warren Buffett y su Berkshire Hathaway.

Banca privada

De este modo, la entidad pretende también dar acceso a sus clientes de banca privada a productos que solo tienen a mano a través de las plataformas los clientes de banca Premium, con patrimonios mínimos de medio millón de euros. “Los fondos seleccionados se adaptan muy bien a un cliente Premium conservador y creemos que también puede ser muy interesante para los clientes de banca privada”, con un patrimonio en la entidad de entre 150.000 y 500.000 euros. Dalmau explica que el depósito también podría ser apto para rentas medias y altas de banca personal (con menos de 150.000 euros), si bien su comercialización se centra en la banca privada.

Las primeras reacciones han sido positivas: “Es un producto novedoso que está generando mucha curiosidad y sorprendiendo. Los primeros días de comercialización han superado las expectativas”, dice Dalmau, al ser un producto que cree muy apto para este entorno de tipos bajos y depósitos contenidos. De hecho, según los cálculos de la entidad, el fondo habría ofrecido rentabilidades anuales superiores al 10% en un 30% de los años de la última década.

En un contexto en el que también se valora la liquidez, el depósito cuenta con ventanas a 18, 24 y 30 meses en las que se puede reembolsar sin obtener ninguna rentabilidad, pero tampoco ninguna pérdida. La inversión mínima es de 6.000 euros.