China alcanza la etapa 3 de desarrollo

Virginie Maisonneuve
Foto: cedida por Allianz Global Investors.

Para Virginie Maisonneuve, directora global de Renta Variable en Allianz Global Investors, el panorama geopolítico mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial está cambiando nuevamente. No solo por la dinámica reciente en Europa del Este, sino también, y de manera relevante, por el camino que ha tomado el gigante asiático en las últimas décadas. “La reciente represión de China en los sectores de tecnología y educación ha enfadado a los inversores, pero no desestabiliza el tema de la inversión a largo plazo. China ha entrado en la fase tres de su evolución”, dice.

Si miramos lo suficientemente atrás en la historia, en la primera mitad del último milenio, las estimaciones nos dicen que el peso de China en la economía mundial eclipsó prácticamente a todas las demás economías del mundo. Más recientemente, a principios de un nuevo milenio, el país asiático ha vuelto a entrar en una tendencia de recuperación de ese liderazgo que Maisonneuve divide en tres fases.

Fase 1

La Fase 1 comenzó hace 20 años con el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC). “El cumplimiento de las normas de la OMC y el compromiso con las reformas económicas han ayudado al país a convertirse rápidamente en un eslabón esencial en la cadena de suministro mundial. China se ha convertido en la fábrica del mundo”, explica. Como resultado, la inversión extranjera directa en el país aumentó de 47.000 millones de dólares a 163.000 millones en 2020.

Fase 2

La fase 2 se produjo cuando China superó a Japón como la segunda economía más grande del mundo en 2010 tras la crisis financiera mundial. “China ha comenzado a enfocarse en pasar de ser un fabricante de productos baratos a líder en la producción de bienes con mayor valor añadido. Se profundizó en la integración de sus mercados financieros al sistema global -con programas como Stock Connect y Bond Connect-, que facilitaron el acceso de los inversionistas extranjeros a los mercados chinos”, explica la directora de Inversiones de Renta Variable de Allianz GI.

Subraya, sin embargo, que a pesar de la gran evolución que representó esta etapa para los mercados financieros globales y nacionales, la reciente y tímida inclusión de acciones chinas en algunos de los índices bursátiles mundiales más destacados “subestima la influencia global de China”.

Fase 3

Hemos llegado a la fase 3: el presente. “Es la última parte del viaje de transformación de China. El presidente Xi Jinping preside una economía que se espera supere a los EE.UU. como la economía más grande del mundo para 2029. China debe seguir un camino de equilibrio en la gestión de su poder económico, junto con su mandato de igualdad social y, al mismo tiempo, mejorar sus habilidades para ejercer el poder de persuasión (soft power), en contraposición al poder de coerción”, dice.

“El sistema político de China, combinado con su estatura económica nacional y mundial, hará de este un acto de equilibrio desafiante y único, tanto para el país como para el mundo. Sin embargo, el éxito de China es fundamental para la estabilidad del mundo durante la próxima década”, explica Virginie Maisonneuve.

La experta destaca la inversión en desarrollo e investigación que se acerca rápidamente al nivel de Estados Unidos y que “ha resultado en el desarrollo de marcas propias y de propiedad intelectual en el país”.

Por lo tanto, China está dando grandes pasos para convertirse en un líder mundial en muchos sectores. “Más de 1.000 nuevos fármacos en desarrollo. Más del doble que hace cinco años. El mercado de vehículos eléctricos más grande del mundo. El mercado más grande del mundo para robots industriales. Líder en energías renovables con más del 70% de la producción mundial en toda la cadena de producción solar y, finalmente, en 2025 será el país con la mayor red 5G, con 3,6 millones de estaciones base”, enumera.