Cinco consejos y un gráfico revelador para poder afrontar los vaivenes del high yield

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My Buffo, Flickr, Creative Commons

El high yield ha vuelto a copar todos los titulares en la parte final del año. Si bien la clase de activo ha recuperado atractivo por rentabilidad, los inversores también son conscientes de que han empeorado las condiciones de liquidez y sobre todo de que se ha incrementado la tasa de impago como consecuencia de la presión bajista del precio del petróleo sobre las compañías high yield del segmento energético. Por tanto, la pregunta que muchos se están haciendo es si el mercado en sus condiciones actuales ofrece un buen punto de entrada, o si puede ser una trampa de valor. Para ayudar a disolver estas dudas,

James Tomlins, gestor de M&G Investments, ofrece a continuación cinco consejos para ayudar a mantener el perfil de liquidez subyacente de una cartera de deuda de alto rendimiento.  “Las condiciones de liquidez sólo mejorarán con cambios estructurales en el mercado, pero entre tanto creemos que hay varios pasos que pueden ser tomados para ayudar a mejorar el perfil de liquidez subyacente de una cartera de high yield”, indica el gestor. 

En primer lugar, el gestor aconseja comprar bonos con un enfoque buy & hold, es decir, con una visión de largo plazo “y aceptando que habrá algo de volatilidad en los precios”. Adoptar este enfoque implica asimismo analizar con mayor profundidad los fundamentales de la compañía antes de tomar una decisión de compra. 

Dar preferencia a las emisiones de mayor tamaño, porque “a mayor tamaño, mayor base de inversores y mayores oportunidades de ser capaz de unir una orden de compra con una de venta”. Tomlins advierte no obstante que esta táctica puede ser una espada de doble filo, en el sentido de que “cuanto más grande sea la emisión, más probabilidad tiene de formar parte de la cartera de un ETF, lo que puede ser una desventaja durante periodos de grandes reembolsos”. 

El tercer consejo consiste en diversificar la cartera por mercados: “Una cartera que pueda invertir en una gama de ABS, bonos financieros, deuda corporativa, deuda soberana, deuda emergente, renta fija o tipos flotantes, Europa o EE.UU. puede con frecuencia explotar mejor las condiciones de liquidez en un mercado cuando haya otro que esté afrontando dificultades”. 

El gestor también recomienda utilizar proxies líquidos, teniendo en cuenta eso sí los costes que acarrean: “El volumen diario de negociación en el mercado del índice de CDS sintéticos es una medida de magnitud más grande que el mercado físico. Mantener parte de la cartera en tales instrumentos proporciona acceso a un pool más profundo de liquidez y puede proporcionar un colchón útil en los periodos en los que empeoran las condiciones del mercado físico”.

El quinto y último consejo de Tomlins es mantener el balance de efectivo en cartera a un nivel superior: “El 5% es el nuevo 2%”, resume de forma concisa, asegurando que con esta medida de seguridad “los beneficios en términos de liquidez son inmediatos y tangibles”.  

La contribución de los expertos de Legg Mason Global AM es un un gráfico con la evolución de la clase de activo – medida por la evolución del índice Barclays U.S. Corporate High Yield desde el 31 de diciembre de 2010 al 14 de diciembre de 2015-, acompañado por varios comentarios clave. 

Tal y como se puede observar en el gráfico, la rentabilidad del high yield estadounidense ha regresado muy recientemente al nivel del 9%, algo que no se había visto desde el verano de 2011. Desde la gestora recuerdan que durante aquel verano la crisis de la deuda soberana cobró una especial virulencia, lo que provocó que los inversores perdieran confianza sobre el rumbo de la zona euro y vendieran sus bonos high yield; esto provocó que la rentabilidad de la clase de activo repuntase 275 puntos básicos en un tiempo récord. 

“Un entorno de rentabilidad al alza puede significar oportunidades para los inversores perspicaces, porque invita a las ventas indiscriminadas de los inversores que entran en pánico”, se encargan de recordar desde Legg Mason. A pesar de que los niveles actuales se comparan con los de aquel verano de tensión, desde la gestora también recuerdan que entonces “los miedos fueron exagerados y  los precios reconectaron con los fundamentales”, por lo que el high yield fue capaz de generar un retorno en torno al 13% en los dos años posteriores a 2011. “Dicho esto, los desafíos de hoy son muy diferentes de los de hace cinco años. Pero en cualquier momento en el que las valoraciones implican tasas de impago que no estén en línea con la historia, los gestores con experiencia deben tomar nota”, indican. 

Además, desde la gestora se encarga de recordar que los sectores no vinculados con la energía ni con las materias primas presentan actualmente unas valoraciones más convincentes tras la reciente corrección. “En las áreas donde los precios han sido más golpeados, a los gestores activos les gusta buscar maneras selectas de añadir valor a carteras diversificadas, tanto de deuda corporativa infravalorada como de deuda distressed”, concluyen desde Legg Mason.