Cinco cosas que los profesionales financieros deben aprender sobre ASG este año

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Firma: Hannah Jacobson (Unsplash).

Han bastado muy pocos años para que la inversión con criterios ESG (ASG, por sus siglas en español) haya pasado de ser algo cuasi exclusivo y muy poco tenido en cuenta por el inversor de a pie, a ser considerado algo casi mainstream. Y en ello ha influido tanto la a veces extenuante regulación que se ha aprobado sobre la materia en Europa hasta el aumento de la demanda por parte de unos inversores que ya no creen que ser sostenible implica una menor rentabilidad, pasando por un incremento en la oferta de productos por parte de gestoras que ya consideran casi igual de importante ofrecer estrategias rentables a la par que sostenibles.

Todo ello explica por ejemplo que casi un 17% de los inversores españoles asigne ya más del 50% de su cartera a estrategias ASG, según una encuesta reciente publicada por Vontobel. Y también explica que solo en España en 2020 por primera vez la inversión sostenible superara a la tradicional, según los datos de Spainsif.

Aumenta la oferta formativa

Este aumento de la demanda ha traído consigo una nueva necesidad formativa para los profesionales financieros que se dedican a la venta, asesoramiento o gestión de activos. De hecho, según consta en un informe elaborado por CFA, la formación en cuestiones ASG ha aumentado en los últimos tres años, y  el ratio de ofertas que incluyen un perfil ASG en gestores de activos es ya del 18%. Una demanda formativa que no hará otra cosa que ir en aumento teniendo en cuenta que este mismo agosto entra en vigor una modificación de MiFID II que implica que cualquier asesor deberá preguntar a su clientes sobre sus preferencias de sostenibilidad y en caso de clasificarse su cliente como sostenible, recomendarle solo productos que así lo sean.

Como consecuencia de lo anterior, cada vez hay más ofertas formativas por parte de las escuelas de formación que extienden certificados 100% ASG  y también por qué gran parte de la oferta de horas de recertificación MiFID II que se ofrece desde FundsPeople Learning abordan temáticas de este estilo.  Marta Olavarría, directora del Programa de Especialización de ESG en la Gestión de Activos y Asesoramiento Financiero del IEB y senior advisor de D4Suite, explica cuales son las cinco cosas más importantes que debe aprender un profesional financiero de cara a este nuevo año de impulso hacia todo lo que se encuadre bajo las siglas ASG.

Los básicos

  • La taxonomía europea, tanto la más verde como la social, que identifica qué actividades serán elegibles para su financiación y, en consecuencia, qué inversiones serán elegibles por los clientes. "Es algo dinámico y siempre va a estar en evolución pero ya hay un reglamento, un desarrollo  que se ha  empezado a aplicar en enero de 2022", explica.  Esto en lo que respecta a la taxonomía verde, más ligada a frenar el cambio climático, pero también habrá que analizar los avances que se hagan desde el punto de vista de la regulación en la social, más teniendo en cuenta que la s de social va ganando cada vez más adeptos impulsada por la pandemia.

  • Los riesgos ESG  deben incluirse como parte del mapa de riesgos financieros y extrafinancieros de la entidad y de sus carteras, con un enfoque dinámico de doble materialidad. "Los responsables de riesgos de las entidades tienen que meter el riesgo climático y medioambiental para sus carteras usando sus propias herramientas o las de proveedores externos", explica. Y habla de la importancia de esa doble materialidad  que implica que "no solo hay que tener en cuenta el riesgo financiero del cambio climático sino también cómo esas decisiones del gestor puede afectar a la evolución del medioambiente".

  • La información corporativa de sostenibilidad que las entidades financieras y las empresas deberán elaborar para reportar el grado de sostenibilidad de sus actividades e inversiones.
  • La categorización de los productos financieros con un nuevo enfoque según su grado de sostenibilidad, para poder responder a las preferencias de los inversores. Y esto no solo se refiere a las famosas clasificaciones de artículo 8 o 9. Ttambién a los requisitos RTS cuya publicación se ha retrasado para enero de 2023 pero de los que se irán conociendo poco a poco pinceladas . 
  • La interacción inversor-empresa que adquiere una nueva dimensión, para generar valor empresarial a largo plazo y retorno a la sociedad.

"Al inversor institucional se va a exigir que tengan una mayor implicación en las empresas a las que invierten y eso va afectar al  horizonte temporal, que se amplía por este clima de ASG para crear ese valor y que la empresa pueda tener financiación", explica la experta.