Cinco lecciones que nos deja 2020 en el mundo de la gestión pasiva

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Foto cedida

Se va terminando el 2020 y es momento de analizar cuáles son aquellas lecciones que nos deja en el mundo de la indexación este año tan peculiar. César Muro, especialista de Inversión en Gestión Pasiva en DWS, las enumera y explica en una entrevista con FundsPeople.

1. Lección # 1: los ETF de renta fija han respondido bien al gran reto. Es, para el experto, lo más importante que ha ocurrido en el año. “Con la volatilidad que vivimos en los meses de marzo y abril, en el que la liquidez en los mercados de bonos se redujo, los fondos cotizados de renta fija han demostrado que son productos que ofrecen profundidad, liquidez, facilidad de acceso y una cesta muy diversificada. Los inversores lo han valorado y este año se ha producido un boom de entradas de dinero en estos vehículos. Y, en un entorno de tipos de interés que todo apunta a que se mantendrán bajos durante un tiempo prolongado, es muy previsible que los ETF que replican índices de bonos sigan ganando patrimonio”.

Según Muro, estamos en la era de los tipos low for longer. “Es un mensaje que han vuelto a reafirmar los bancos centrales. La Fed espera que estén en los niveles actuales durante, al menos, los tres próximos años. En este escenario, es muy difícil generar valor. Antes podías comprar un bono y darle un pase a un precio más elevado en el mercado OTC. Pero, con los tipos en niveles tan bajos y un MOVE (el índice que mide la volatilidad del mercado de renta fija) en mínimos de los últimos 15 años, eso ahora es mucho más difícil. En consecuencia, los inversores buscan hoy productos líquidos, de fácil acceso (en bloques), eficientes en costes (baratos) y que ofrezcan una gran diversificación”.

Lección # 2: la ASG ha venido para quedarse. Para Muro, no hay duda de que la inversión con criterios medioambientales, sociales y buen gobierno va a seguir creciendo. “Han entrado muchos flujos y cada vez más inversores están construyendo carteras sostenibles. Eso desde el punto de vista del cliente. Desde el prisma de la gestora, existe una responsabilidad fiduciaria sobre cómo generar rentabilidad. No puede ser que no hagas nada con los activos que gestionas, que en las juntas de accionistas pases por alto aquellas iniciativas que vayan en contra del cambio climático, que impacten negativamente en la huella de carbono… Nosotros hemos votado en 1.500 juntas de accionistas y, en el 25% de las ocasiones, en contra”, revela el experto.

En este sentido, Muro pone de manifiesto lo contradictorio que puede ser para una entidad poner a disposición de sus clientes productos ASG y, al mismo tiempo, mirar hacia otro lado cuando se produce una acción que ataca directamente a estos principios. “Hay que ser valiente. En nuestro caso, por ejemplo, hemos eliminado de nuestros ETF a las empresas de armas controvertidas. Nos da igual que estén en el índice”. DWS apuesta por el engagement constructivo, siempre haciendo un seguimiento de la evolución de las medidas que van tomando las compañías para mejorar sus ratios ASG. La gestora, que acaba de crear un Consejo Asesor de ASG, cuenta con un equipo integrado (incluye gestión activa y pasiva), lo que les da más fuerza en términos de influencia.

Lección # 3: algunos índices pueden ser más eficientes que otros. Es, según Muro, la tercera gran lección que nos deja 2020. Él lo resume con la metáfora del elefante en la habitación: es una verdad evidente que está ahí, pero que parece pasar desapercibida a los ojos del inversor. “La bolsa americana pesa un 65% en el MSCI World. Para esta parte, muchos inversores utilizan el S&P 500. Sin embargo, el MSCI USA es un índice que lo suele hacer mejor. Este año vuelve a ser el caso y lo bate por un 2%. Eso supone que cualquier inversor que haya acertado en el asset allocation, el hecho de haberse apoyado en el S&P 500 y no en el MSCI USA le habría costado dos puntos porcentuales en términos de rentabilidad”.

La dificultad que tienen los gestores activos para batir al mercado hace que cada vez sean más los inversores que juegan la renta variable estadounidense a través de estrategias pasivas. “El índice que seleccionan suele ser el S&P 500, aunque el MSCI USA es más representativo. El objetivo de MSCI es que el índice represente el 85% del mercado y, para alcanzar ese porcentaje, les da igual el número de valores que haya en él. Hoy cuenta con 624 (todas ellas compañías con un free float mínimo de 2.000 millones), cobrando un mayor protagonismo en él las mid caps. Es lo que explica que, históricamente, el MSCI USA haya solido dar un poco más que el S&P 500 y lo que hace conveniente empezar a fijarse en él”.

Lección # 4: el disparatado precio de las FAANG: ¿otro elefante en la habitación? “La fuerte subida registrada por Apple, Microsoft, Amazon, Google, Netflix y Facebook es lo que explica el mejor comportamiento relativo de la bolsa americana frente a otros mercados, como el europeo. Sin embargo, la valoración que han alcanzado estas empresas, que en los últimos cinco años han duplicado su peso en el índice, está llevando sus valoraciones a niveles absurdos y motivando que algunos inversores estén planteándose apostar por estrategias que vayan en contra de esta anomalía, como por ejemplo ETF que replican la evolución del S&P 500, pero de forma equiponderada, lo que significa otorgarles una mayor ponderación a las más pequeñas y reducir la de las FAANG”, señala.

Lección # 5: tener oro, mejor que no tenerlo. Es la última lección que nos deja este 2020. Una vez más, las estrategias tradicionales de gestión alternativa líquida, como los market neutral o long short, no han protegido del todo bien las carteras en las correcciones sufridas por los mercados a principios de año. Y eso ha hecho que los inversores se hayan vuelto a hacer la gran pregunta: cómo tener cosas en cartera que de verdad me protejan en fases de volatilidad y caídas. “Los treasuries y los bunds han funcionado, pero al estar en niveles tan bajos, tienen un coste de cobertura. No hay tantos sustitutivos de la deuda pública y, en este entorno de tipos bajos, el coste de oportunidad de tener oro empieza a cobrar sentido”.

A su juicio, independientemente de cuál sea la visión del inversor con respecto a la evolución del metal amarillo y de los beneficios que aporte en términos de descorrelación, tener oro en cartera se comienza a ver como una necesidad. “Tradicionalmente, en el mundo anglosajón, los inversores mantienen una exposición a oro en sus carteras que se mueve entre el 2% y el 8%. La incorporación de esta materia prima va a ser una tendencia estructural a lo largo de los próximos años. Actualmente, lo que hay invertido en oro a través de ETC y fondos de gestión activa es muy poco. Los inversores comenzarán a incluirlo y mantenerlo de forma permanente en sus carteras”, augura Muro.