En este periodo se ha asentado el modelo de gestión de carteras y asesoramiento, han aflorado los mercados privados como parte de las carteras y ha regresado la renta fija como activo rentable.
Marzo de 2020 es una fecha que ha quedado marcada para siempre en la memoria colectiva. La pandemia del virus del Covid provocó un confinamiento general de la población, que se vio obligada a cambiar de forma radical su manera de trabajar, de relacionarse, de vivir, al fin y al cabo.
En estos cinco años desde la pandemia también se han visto grandes transformaciones en la población inversora. Por varias razones: desde el impacto de la alta inflación en las políticas centrales, hasta el cambio de modelo de distribución de los fondos de inversión pasando por el auge de un tipo de activos, los de mercados privados, cuyo hueco en las carteras ha ido en ascenso. Todo ello ha tenido su impacto en la industria española de inversión colectiva. Estos son algunos de los grandes cambios que se han producido en apenas cinco años.
Auge del fondo de inversión como vehículo de ahorro
En marzo de 2020, las familias españolas tenían en IIC (se incluyen fondos de inversión nacionales, extranjeros y sicavs) el 13,7% de su patrimonio. Al cierre del tercer trimestre de 2024 (último dato disponible), ese porcentaje había crecido hasta el 16% marcando un nuevo máximo histórico, según los últimos datos del Banco de España recogidos por Inverco en su informe anual.
Detrás de ese cambio en la tarta del ahorro de los inversores está el impulso que en España se ha hecho del fondo como vehículo de inversión para aprovechar el rally de los mercados post Covid y luego para canalizar el regreso de la renta fija como inversión en un contexto de tipos al alza que se mantuvo desde 2022 hasta el 2024.
La prueba está en lo que ha crecido el patrimonio en estos cinco años: en febrero de 2020 los fondos españoles gestionaban 271.173 millones de euros; en febrero de 2025 esa cifra es de 412.500 millones de euros, un 52% más, según los datos de Inverco.
Eso en patrimonio porque viendo solo el dato de suscripciones se ve que desde diciembre de 2019 hasta febrero de este año se han recibido 108.000 millones de euros. Sin embargo, sigue habiendo mucho recorrido ante el excesivo ahorro que aún sigue habiendo en depósitos, no solo España sino también en Europa. Según los datos de McKinsey, 18 billones que los ahorradores mantienen en depósitos y activos no gestionados. De ahí que surjan iniciativas como la Savings &Investment Union que buscan precisamente trasladar esos activos en depósitos a productos de inversión que contribuyan a la financiación de los mercados de capitales europeos, fondos incluidos.
Nuevo giro hacia la renta fija: cómo ha variado el peso del patrimonio
Gran parte de esas suscripciones que ha recibido la industria han ido a parar a productos de renta fija bajo diferentes modalidades (rentabilidad objetivo, deuda de corto plazo, buy and hold…). Al fin y al cabo, el aumento de la inflación visto tras el Covid, con la transformación de ese exceso de ahorro pandémico en gasto y, sobre todo, con el impacto que la guerra de Rusia contra Ucrania ha tenido en los precios de la energía, trajo consigo un cambio radical en las políticas de los bancos centrales. Empezaron a subir tipos tras una década de tipos al 0% devolviendo el atractivo a la renta fija como activo de inversión.
Las fuertes entradas de dinero vistas en los productos de renta fija y monetarios, sobre todo de los últimos dos años se han dejado notar en la distribución del patrimonio de los fondos españoles. Si en 2020 el patrimonio en fondos de renta fija y monetarios abarcaba el 24% del total de los activos en fondos españoles, al cierre de 2024 (últimos datos disponibles) ese porcentaje es del 42%, según los datos que se recogen en el Informe anual de IIC de fondos y Pensiones de Inverco.

Un peso creciente en renta fija que ha levantado en el pasado la preocupación de la CNMV y que es previsible que no siga al alza, ante el interés de gestoras y distribuidores por ir trasladando a esos inversores de renta fija a fórmulas con algo más de riesgo, como los fondos mixtos o carteras gestionadas y con un contexto de tipos decreciente o, como mínimo, en stand by.
Confirmación del modelo de asesoramiento y gestión discrecional de carteras
La irrupción de la pandemia en nuestras vidas hace cinco también vino a confirmar la idoneidad del modelo de gestión discrecional que ya había empezado a impulsar MiFID II, dos años antes, en 2018. Al fin y al cabo, la distribución a partir de este modelo permite reducir mucho los sesgos conductuales de los inversores, al delegar estos en los profesionales la gestión de sus carteras. Los inversores en vez de cambiar de producto, cambian de estrategia pero se mantienen en el circuito de fondos.
Se vio sobre todo en el fatídico año 2022. La fuerte implementación de este modelo en España, suponía junto con el asesoramiento cerca del 66% del patrimonio, estuvo detrás de que fuera uno de los tres únicos países de Europa con suscripciones netas positivas ese año . Hoy, esa cifra ya supone el 72%, (47% del total en asesoramiento y al 25,4% que supone la gestión de carteras). Al cierre de 2020 esa cifra era del 56%.
La entrada en juego de los mercados privados
La creciente correlación que se ha visto en los últimos años entre los dos principales mercados tradicionales, el de renta variable y el de renta fija, puso en valor la necesidad de incorporar a las carteras la inversión en mercados privados como una tercera pata de rentabilidad y descorrelación. Se empezó a hablar, sobre todo a raíz del batacazo generalizado de los mercados en 2022, de que la tradicional cartera de 60/40 tenía que dar paso a otra que incluyera una parte de alternativos que oscilara entre el 10 y el 20%- desde Candriam, por ejemplo, defienden un modelo de 40/30/30-
Una idea a la que también ha acompañado la regulación ya que con la Ley Crea y Crece que avanzaba en ese concepto de democratización de los mercados privados permitiendo la inversión en fondos de capital riesgo (luego se permitió también en fondos de inversión libre) a partir de 10.000 euros si el inversor era profesional y estaba bajo un contrato de asesoramiento.
De momento, en los últimos años, aunque con altibajos, sí se ha notado un impulso a este tipo de industria tanto en lo que respecta a la captación de activos como en número de vehículos. De hecho, según los datos de la consultora Preqin los activos de los fondos de capital riesgo españoles han pasado de 27.400 millones de dólares a 56.500 millones de dólares de 2019 a 2024.
La tecnología, líder indiscutible de las rentabilidades
Hasta aquí los datos de industria pero ¿cómo han evolucionado los fondos de inversión españoles en los últimos cinco años? Echando la vista atrás no se puede decir que el mercado haya tenido un contexto del todo favorable: pandemia, desaceleración económica cuasi recesiva, guerras en Europa y Oriente Medio, cambios radicales en las políticas de tipos, inflaciones descontroladas….Pero aún así viendo la foto general no se puede decir que haya sido un mal periodo para las IIC que se venden en España (incluye fondos y sicavs españolas pero también fondos de gestoras extranjeras). Según el equipo de análisis de FundsPeople con datos de Morningstar Direct, el 83% de las IIC acumula cifras positivas en los últimos cinco años (desde febrero de 2020 a febrero de 2025).
Por categorías, se ve un claro predominio de la bolsa americana en general en lo que respecta a rentabilidades y al sector tecnológico en particular. Así, categorías como US Equity Large Cap Blend o US Equity Large Cap Growth obtienen en cinco años rentabilidades anualizadas medias del 14,20% y 14,14% respectivamente mientras que los fondos de la categoría Technology Sector Equity ganan de media un 13,80%.