A la hora de invertir en high yield, caer o no en default supone una diferencia sustancial en términos de rentabilidad. Imaginemos una cartera de bonos de alto rendimiento formada por 100 nombres, con un peso equitativo del 1% en la cartera. Asumiendo un horizonte de inversión de cinco años, una tasa de recuperación del 40% del capital y una tir del 6% en el índice global de high yield, la rentabilidad que daría esa cartera sería del 6% en el caso de que el gestor no haya invertido en ninguna compañía que dejase de hacer frente a sus obligaciones. Sin embargo, si dos de esas 100 compañías hubiesen hecho default (la ratio actual está en torno al 2%), la rentabilidad de la cartera bajaría hasta el 4,5%. Si el número de defaults en el que hubiese incurrido el gestor fuese de cuatro, la rentabilidad sería del 3,3%, en seis bajaría al 2% y si fuese de ocho esta sería la misma que ofrecería el índice de bonos del gobierno a cinco años (menos del 1%).
Cinco trucos para evitar caer en defaults a la hora de invertir en high yield

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