China y India se disputan el liderazgo en los mercados emergentes. Mientras China sorprende con su recuperación impulsada por estímulos y dividendos crecientes, India enfrenta desafíos a corto plazo pese a su atractivo estructural.
A pesar del impacto del armagedón arancelario impuesto por el expresidente Trump, la renta variable china ha logrado una rentabilidad de doble dígito en lo que va del año, superando a varios mercados emergentes. En contraste, India registra una caída cercana al 10 %, lo que ha llevado a los inversores a cuestionar si su ralentización es cíclica o estructural.
Esta divergencia ha llevado a los inversores a reconsiderar sus asignaciones de capital entre los dos gigantes asiáticos. Mientras que China ha sorprendido con su recuperación, India enfrenta un contexto desafiante a corto plazo aunque sigue siendo una apuesta atractiva a largo plazo.
China toma la delantera
Según los datos del informe EM Lens de Schroders, realizado por Andrew Rymer, estratega sénior de Strategic Research Unit, los mercados emergentes han superado a los desarrollados en lo que va del año. Han tenido un retorno del 5 % en dólares frente al 1 % de los mercados desarrollados. Sin embargo, la rentabilidad dentro de los emergentes no ha sido homogénea: China se ubica entre los mercados con mejor desempeño, mientras que India se encuentra entre los de peor rendimiento.

Este contraste sugiere que los inversores podrían estar reconsiderando sus asignaciones entre estos dos gigantes asiáticos. Especialmente en función de las oportunidades sectoriales y las valoraciones.

Factores clave del repunte chino
El impulso del mercado chino ha sido liderado por los sectores de consumo discrecional y tecnología, que han registrado un crecimiento significativo en lo que va del año. La revalorización del sector tecnológico chino ha sido un factor determinante, compensando su menor peso dentro del índice MSCI de mercados emergentes. Además, el sector de servicios de comunicación ha mostrado un crecimiento sólido, beneficiándose de la digitalización y la expansión del comercio electrónico.

Otro motor clave ha sido la implementación de estímulos gubernamentales dirigidos a estabilizar el crecimiento. Políticas de reducción de tasas de interés y apoyo fiscal han fortalecido la confianza de los inversores y han impulsado el consumo interno, generando un impacto positivo en la renta variable. Asimismo, China ha mantenido una estrategia de apertura gradual en sectores estratégicos, lo que ha atraído capital extranjero y favorecido la revalorización de ciertos activos.
El mercado A-share de China también ha mostrado una evolución interesante, con un aumento en el pago de dividendos y una menor emisión de acciones. Según Value Partners, esta tendencia sugiere que el mercado chino se está moviendo hacia un modelo más orientado al retorno de capital para los accionistas, lo que podría favorecer a los inversores que buscan ingresos estables.
Frank Tsui, gestor de inversiones en renta variable de Value Partners, destaca que la política monetaria del Banco Popular de China ha mantenido un entorno de tasas de interés bajas, lo que representa un viento de cola para las acciones con altos dividendos. Además, la estrategia de "value up" del gobierno chino, que incluye la refinanciación para la recompra de acciones y la exigencia a aseguradoras de invertir más en renta variable, podría generar un soporte adicional para estas acciones.

Pese a las tensiones comerciales con EE. UU. y la posibilidad de nuevos aranceles, la resiliencia del mercado accionario chino refleja la fortaleza de su economía y la efectividad de sus políticas de estímulo.
India: sigue siendo atractiva, pero con desafíos
A nivel estructural, India sigue siendo una opción atractiva. Alex Smith, responsable de especialistas en inversiones en renta variable - Asia Pacífico en Aberdeen Investments, destaca que el gobierno indio ha implementado reformas clave en la última década, como la reducción de subsidios y la mejora de la infraestructura. Además, India se ha consolidado como un hub de diversificación en las cadenas de suministro globales bajo la estrategia China +1.
Sin embargo, la economía india enfrenta retos estructurales. Según el DWS Chart of the Week, la trayectoria económica de India está cambiando. Si bien el sector servicios ha impulsado las exportaciones y ha sido clave en el crecimiento, la importancia de la industria manufacturera ha disminuido. Este debilitamiento del sector industrial afecta la creación de empleo, un factor esencial dado el rápido crecimiento de la población activa.

El crecimiento del PIB de India, que en 2021-23 osciló entre el 7 % y el 10 %, se ralentizó en 2024 debido a varios factores: la normalización del auge en tecnología, la desaceleración de la inversión pública y condiciones meteorológicas adversas. No obstante, las perspectivas a corto plazo han mejorado con la desinflación de los precios de los alimentos y la posibilidad de una bajada de tipos de interés. Además, el presupuesto indio prevé mayor respaldo a la inversión pública.
A largo plazo, India necesita un cambio estructural para sostener su crecimiento. Se requieren reformas en el sector manufacturero para generar empleo y mejorar la competitividad. Otros factores clave incluyen elevar la productividad agrícola, fortalecer la resiliencia climática e incrementar la participación femenina en el mercado laboral.
Perspectivas y factores externos
Para los inversores, la clave estará en evaluar la sostenibilidad del rally de China y la capacidad de India para cerrar la brecha en rentabilidad. Factores externos como la política monetaria de EE. UU. y la evolución de la guerra comercial seguirán influyendo en la dinámica de ambos mercados.
En el caso de China, la combinación de políticas de estímulo y una tendencia hacia dividendos estables podría consolidar un cambio en la dinámica del mercado. Por su parte, India enfrenta el desafío de reorientar su crecimiento hacia una mayor industrialización.
Según los expertos, la competencia entre China e India seguirá siendo un factor central en las estrategias de inversión en mercados emergentes. La decisión de los inversores dependerá de su horizonte temporal y su percepción sobre la sostenibilidad del crecimiento en cada uno de estos mercados.