El 2019 está siendo un año positivo para la industria europea de gestión de activos a nivel general, con entradas netas entre enero y septiembre muy próximas a los 100.000 millones de euros. Sin embargo, tras esta cifra se esconden algunas realidades muy preocupantes para el sector. La más relevante hace referencia a las tendencias que se están apreciando en el segmento de la renta variable, donde los inversores están cambiando sus fondos activos por productos pasivos. Es algo que ya ocurrió en Estados Unidos y que ha dejado el reparto patrimonial entre gestión activa y pasiva al 50% y que en Europa, donde se mantiene en un 80-20%, está cogiendo inercia.
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