Claves y consecuencias de la guerra en Ucrania: un año después

UCRANIA
Juanedc, Flickr, Creative Commons

El 24 de febrero de 2022 marca el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Las bolsas europeas, en la misma sesión de ese día, registraron caídas del orden del 4%. Durante este tiempo se ha producido una recuperación decisiva, especialmente en Europa. La cuestión en estos momentos es cuánto tiempo podrán aguantar los mercados.

Según el análisis de DWS, la invasión y el estallido del conflicto exacerbaron las tendencias existentes - cuellos de botella en el suministro y picos de costes - y aumentaron enormemente la incertidumbre geopolítica. "Sin embargo, esto ya no se refleja en los mercados financieros. Quizá porque el impacto en Occidente ha sido menos dramático de lo que se temía inicialmente. O tal vez porque incluso durante una guerra, en algún momento se impone la costumbre, especialmente para quienes no están directamente implicados", comentan.

El siguiente gráfico de DWS muestra la evolución de dos parámetros en los últimos 12 meses (es decir, desde justo antes del estallido de la guerra) en Europa y Estados Unidos. "Por un lado, está la previsión de crecimiento del PIB para 2023 en ambos continentes. Al principio se desplomó unos dos puntos porcentuales, se estabilizó a finales de octubre y luego aumentó con bastante rapidez desde principios de año, sobre todo en Europa", analizan los expertos. En lugar de una severa recesión invernal, que se habría traducido en un ligero retroceso medio para el año, los análisis prevén ahora un crecimiento interanual del 0,4%. "Es probable que esto se deba también al suave invierno y a la sorprendente capacidad de adaptación de las empresas", afirman.

La reacción de los mercados

La ausencia (al menos en este primer trimestre del año) de una recesión real puede dar paso pronto a la preocupación por el ritmo de la recuperación. "En todo esto, la guerra sigue siendo ignorada. La mayoría de los participantes en el mercado asumen que la guerra seguirá confinada al territorio ucraniano", afirman desde DWS. Sin embargo, a pesar del excelente comportamiento de los índices de renta variable (también ligado a la reapertura de la economía china) la gestora alemana cree que la guerra en Ucrania podría seguir siendo un factor determinante.

Aún así, parece que los mercados se han acostumbrado a la guerra, en el sentido de que han encontrado un equilibrio a la hora de valorar todos los acontecimientos. "La mayor parte de la corrección ya se ha producido, aunque persisten los riesgos de cola de un posible enfrentamiento entre la OTAN y Rusia que, de momento, no se han incorporado a las valoraciones", opina Elliot Hentov, responsable de Macro Policy Research de State Street Global Advisors.

No obstante, para Mahmood Pradhan, responsable de Macroeconomía Global del Amundi Institute, se subestiman tanto el mejor como el peor escenario sobre la evolución del conflicto. "La probabilidad de que el conflicto se convierta en una guerra prolongada ha aumentado, pero un alto el fuego a finales del próximo año sigue siendo una posibilidad subestimada", explica. Por otra parte, también se subestima el riesgo de una escalada directa con Occidente, mientras que, según Pradhan, sería mejor anticipar las probables reacciones de los mercados ante graves repercusiones económicas y financieras

Un impacto económico global

No se puede subestimar el hecho de que el conflicto ha devastado, entre otras cosas, la economía y el potencial de producción de Ucrania. "El PIB ha caído más de un 30% y, dados los continuos daños en infraestructuras clave, el coste final de la reconstrucción podría superar el billón de dólares", señala el experto del Amundi Institute.

Si nos fijamos en Rusia, Pradhan afirma que hasta hace poco, las sanciones contra Putin afectaban principalmente a su cuenta de capital, ya que no necesitaba acceder a los mercados de capitales para financiar el esfuerzo bélico. “A largo plazo, los ingresos extranjeros disminuirán a medida que Europa reduzca su dependencia de la energía rusa", prosigue.

Sin embargo, también es posible ver cómo, de alguna manera, la economía rusa está resistiendo. En su análisis, Carlo Benetti, especialista de mercado de GAM (Italia) SGR, recoge tres razones, expuestas por investigadores de Bruegel, un think tank con sede en Bruselas, que explican esta resistencia. En primer lugar, al depender demasiado del gas de Moscú, Europa no ha aplicado sanciones a las exportaciones energéticas: durante 2022 sólo el 8% del valor de las exportaciones rusas de petróleo y gas fue objeto de sanciones; y los ingresos del petróleo y el gas representaron el 45% del presupuesto ruso. 

El segundo punto hace hincapié en cómo el gobierno ruso, al igual que el europeo, ha intervenido fuertemente para apoyar la economía: alrededor del 3% del PIB se ha destinado a subsidios sociales, exenciones fiscales y aumentos del salario mínimo. Por último, es cierto que Rusia ha quedado aislada, pero parcialmente. Después de un año, sólo Estados Unidos y Europa han condenado firmemente la agresión contra Ucrania, muchos otros países han mantenido actitudes neutrales o de apoyo explícito. 

Cambios estructurales

Mirando también al resto de las economías mundiales, no cabe duda de que la invasión de Kiev por Moscú ha generado una serie de sacudidas geopolíticas y económicas cuyas consecuencias tendrán efectos duraderos. "Ya sea desencadenando una fuerte subida de los precios mundiales de la energía y los alimentos, alimentando potencialmente la desglobalización, o fomentando una marcada expansión de los presupuestos de defensa europeos, la guerra de Rusia contra Ucrania probablemente no será recordada como el fin de una era, sino más bien como el comienzo de una nueva", subrayan en su análisis Mabrouk Chetouane, responsable de Estrategia Global de Mercados, y Nicolas Malagardis, estratega de Mercados de Natixis Investment Managers.

Además, el conflicto ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar las debilidades estructurales de las alianzas occidentales. "Será necesario invertir una cantidad significativa de capital para hacer frente a los numerosos retos que se avecinan, en particular los relacionados con la seguridad energética y la resistencia de la cadena de suministro", prosigue Chetouane. "En el lado positivo, esto debería desencadenar un nuevo superciclo de inversión y desafiar la tesis del estancamiento secular que se ha impuesto en la última década".

Las materias primas, aún en el radar

Otro elemento central en este conflicto y que hay que vigilar es la evolución de los mercados de materias primas y, en este caso, de los cereales. "Los precios han bajado desde sus máximos debido a las abundantes cosechas y al acuerdo sobre cereales entre Ucrania y Rusia. Sin embargo, esto puede ser sólo un alivio a corto plazo, ya que el acuerdo debe renovarse en marzo", explica Razan Nasser, analista de crédito de T. Rowe Price.

Como sabemos, durante 2022 el crecimiento fue lento, lo que redujo la presión de la demanda sobre los precios de las materias primas. Pero cuando la economía mundial acabe por recuperarse, la demanda de materias primas también aumentará y los precios probablemente subirán en consecuencia, señala el experto. Según Nasser, esto podría traducirse en una mayor inflación, que debilitaría el poder adquisitivo de los hogares y lastraría el crecimiento. “Aunque los mercados financieros parecen haberse acostumbrado a vivir con esta guerra, es probable que persistan los vientos en contra del crecimiento", concluye.