Consenso entre las gestoras: no estamos ante el inicio de una crisis de deuda como en 2012. Las firmas internacionales coinciden en defender que el impacto a corto plazo será muy limitado.
Por segundo día consecutivo las principales bolsas de Estados Unidos y Europa se han movido en negativo. Uno de los motivos de preocupación ha sido la rebaja de rating de la deuda gubernamental de Estados Unidos por parte de Fitch. La agencia de calificación ha cambiado su calificación de AAA, la máxima calidad otorgable, a AA+.
Sin embargo, las gestoras internacionales coinciden en lanzar un mensaje de tranquilidad. “Nadie se toma en serio la perspectiva de que Estados Unidos incumpla un pago de su deuda", sentencia Eric Winograd, economista jefe de AllianceBernstein. "Seguirá habiendo demanda de bonos del Tesoro tanto a largo como a corto plazo, y no veo esta rebaja como una señal significativa de futuros problemas".
Es una postura que comparte Mike Riddell, director del equipo de Macro Unconstrained en Allianz GI. "A menudo se exagera la importancia y relevancia de las agencias de calificación. A menos que se trate de pasar a bono basura, entonces se ven muchos vendedores forzosos”, insiste Riddell.
No estamos ante una repetición del verano de 2011
Aunque el nuevo rating de la agencia mantiene a la deuda gubernamental estadounidense en un nivel de alta calidad, la noticia de la rebaja se ha tomado con preocupación porque ha despertado los fantasmas de la crisis de deuda de 2011-2012. Entonces, la rebaja de rating por parte de la agencia S&P desde AAA, que coincidió con la crisis de la deuda soberana europea, fue un precursor de la volatilidad que se despertó en el mercado de deuda a principios de esa década.
Esa decisión, que también se anunció en verano, el de 2011, desencadenó la venta forzosa de deuda estadounidense. Sin embargo, las gestoras insisten en que no es un escenario extrapolable al actual. “Eso sería confundir causalidad con correlación, ya que los datos económicos estadounidenses fueron excepcionalmente débiles”, afirma Ridell. Del mismo modo, explica que los recientes movimientos del mercado del Tesoro de EE.UU. están probablemente impulsados por datos que han sido un poco más fuertes de lo esperado, junto con un gran salto en las expectativas de emisión del Tesoro de EE.UU., que está ejerciendo presión sobre los bonos del Tesoro de EE.UU. a más largo plazo. “Probablemente no tenga mucho que ver con Fitch", defiende.
Sin impacto técnico para los bonos estadounidenses
Los expertos coinciden en ver un impacto directo limitado en los mercados. Como bien recuerda Björn Jesch, director de Inversiones de DWS, las regulaciones sobre tenencias de deuda de alta calidad implementadas desde la rebaja de S&P en 2011 hacen que cualquier venta significativa forzada sea muy improbable. En lo que respecta específicamente a los Fondos del Mercado Monetario, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (la SEC) ha designado los valores gubernamentales como valores elegibles sin hacer referencia a los ratings.
Jesch también destaca que la rebaja no afecta a otros valores calificados AAA emitidos por entidades de EE. UU. Es decir, no afectará directamente a los bonos emitidos por agencias federales de EE. UU., empresas patrocinadas por el gobierno o municipios de EE. UU.
Impacto a medio plazo
Dicho lo anterior, las gestoras internacionales también reconocen que la rebaja de rating es un reflejo de las implicaciones a medio largo plazo. “Es muy inusual tener un déficit presupuestario del 8,5% en un periodo no recesivo y sospechamos que, con el tiempo, esto aumentará la prima por plazo exigida a los bonos del Tesoro estadounidense y presionará a la baja al dólar”, apunta Lisa Hornby, responsable de renta fija multisectorial estadounidense de Schroders.
Es un sentimiento que comparte Joseph Purtell, de Neuberger Berman. Un punto que destaca es el hecho de que Fitch cita varias proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) sobre elevadas ratios de déficit y deuda en relación con el PIB en los próximos 10 años.” Aunque no consideramos que estas proyecciones de déficit y deuda a medio plazo sean información nueva, esta rebaja ha vuelto a centrar la atención del mercado en la sostenibilidad de las tendencias de la deuda estadounidense”, reconoce el gestor asociado. En particular, la CBO prevé un crecimiento continuo de los gastos netos por intereses (es decir, los costes del servicio de la deuda), lo que dificultará la reducción del déficit presupuestario con el tiempo, independientemente de las opciones de gasto discrecional.
Una rebaja justificada
La realidad es que para expertos como James Athey, director de Inversiones de abrdn, la rebaja de la calificación de EE.UU. parece totalmente justificada. “Su deuda en relación con el PIB supera ahora el 100%, frente a la media de los países con calificación AAA que se sitúa en torno al 40”, subraya.
Además, se prevé que esta ratio aumente significativamente en los próximos años. Los costes de los intereses han aumentado de forma significativa, tanto en términos absolutos como en porcentaje del presupuesto global, e incluso al final de lo que se ha convertido en una importante fase alcista cíclica, EE.UU. sigue registrando un déficit presupuestario superior al 6%. “También ha quedado claro en los últimos años que ni los demócratas ni los republicanos están dispuestos a situar la política fiscal en una senda más sostenible”, apunta Athey.