Coline Pavot (LFDE): “En la gestión del impacto en la biodiversidad, a día de hoy los datos cuantitativos no son suficientes, se necesita además el análisis cualitativo”

Coline Pavot_perfil
Cedida (LFDE).

La gestora gala La Financière de l'Échiquier (LFDE) acaba de presentar la segunda edición de su informe de estrategia corporativa sobre Clima y Biodiversidad. La primera edición, lanzada en junio de 2022, marcó el rumbo para transformar su enfoque de inversión responsable para alinearlo con una economía baja en carbono.

En el informe se detallan qué tipo de acciones toman para reducir su impacto tanto en el clima como en la biodiversidad y las dificultades que encuentran para desarrollar las estrategias. Además, se puede encontrar información completa sobre su fondo Echiquier Positive Impact Europe, alineado con la agenda 2030, así como sobre otras tres estrategias (clima, acceso a salud y solidaridad).

“Es un esfuerzo por ser transparentes con la información y con las metodologías, tanto con nuestros clientes como con nuestros stakeholders”, afirma la responsable global de análisis de inversiones ISR de la gestora, Coline Pavot. Para la responsable, el informe es clave a la hora de explicar el impacto real de sus inversiones. “Además, también es una herramienta muy útil para los gestores de fondos, ya que pueden reflexionar sobre el impacto producido”, añade. También lo comparten con las empresas en las que invierten, para que puedan entender que lo que les exigen en términos de datos y de KPIs tiene un reflejo y es importante. Esta información favorece las tareas de engagement.

¿Cómo se mide el impacto en la biodiversidad?

Muchos inversores ya están familiarizados con la medición y las métricas sobre el clima, pero la preocupación por la biodiversidad es más reciente. Pavot destaca las dificultades a la hora de medir el impacto en la biodiversidad: “No es algo sencillo y no lo es por varias razones. La primera es que, si la estrategia está centrada en clima y biodiversidad, a veces pueden tener objetivos opuestos. Así, una compañía puede tener simultáneamente una contribución positiva para el clima que sea negativa para la biodiversidad. Pensemos, por ejemplo, en una empresa de energía renovable que decide desforestar un bosque para instalar paneles”, explica.

“Los datos de biodiversidad no existen todavía al nivel de las compañías, son sectoriales. De momento los datos existentes nos ayudan a entender mejor qué sectores producen un mayor impacto o son más dependientes de la biodiversidad”, detalla. Ante las limitaciones de un análisis meramente cuantitativo, Pavot señala que la metodología de LFDE es más cualitativa.

“Nos centramos en conocer cuál es la madurez de cada compañía a la hora de integrar el clima y la biodiversidad tanto en la estructura de gobierno corporativo como en sus líneas de negocio, así como cuál es su grado de compromiso y sus planes para prepararse para la transición. Los datos cuantitativos pueden ser una guía, pero a día de hoy no son suficientes por sí mismos para hacer stock picking, se necesita el análisis cualitativo ", subraya.

Inversiones

La inversión se centra en tres clases de compañías. “La primera es la de las empresas que dan soluciones a problemas del clima o la biodiversidad, ya sea en energía, tratamiento de aguas, gestión de residuos…”, apunta. Otra clase la forman las compañías que son pioneras en estos temas y que impulsan tanto a clientes como a proveedores a unos niveles de compromiso más altos. Por último, estarían las compañías que están cambiando su estrategia y su modelo de negocio hacia un mayor compromiso con la transición. “Sobre todo, nos fijamos en que su mejora sea constante y consistente”, aclara Pavot.

En un año que está siendo complicado para la inversión sostenible, preguntamos a Pavot sobre algunas tendencias como el greenhushing o ecosilencio. Para la experta “no querer comunicar es una gran línea roja a la hora de invertir”. Pavot apunta que en algunos casos puede tratarse de “pequeñas y medianas compañías en las que no hay un responsable de sostenibilidad, o nadie que recopile y ofrezca información, más por una cuestión de falta de recursos o de saber cómo hacerlo que por desinterés”.

Por otra parte, “también puede haber compañías que ofrecen un producto que puede ser una solución, pero carecen de una estrategia de responsabilidad corporativa. Nosotros valoramos una consistencia global y si no hay un rating mínimo ASG no podemos invertir, tiene que haber unas políticas mínimas” afirma. Sobre si la CSRD podría ayudar a cambiar estas prácticas, en su opinión “puede ayudar a una mayor homogeneización, aunque puede ser menos exigente de lo que pensábamos al principio, como ya hemos visto con los PIAS”.

Regulación, rendimiento y formación

La regulación ha supuesto un enorme esfuerzo para gestores y distribuidores. En este escenario Pavot no considera que la sostenibilidad ya no sea un tema de inversión tan relevante, pero admite que un escenario macro más complicado también tiene efectos. “Las compañías más comprometidas lo siguen estando, pero si estuvieran empezando el proceso hacia ser más sostenibles ahora, quizás les preocuparían más otros factores”, considera.

En cuanto al rendimiento financiero de los fondos sostenibles, estima que “tras el boom por los buenos resultados en 2020, lo que ha venido luego es quizás una duda sobre el grado de convicción en determinadas inversiones sostenibles que necesitan un plazo largo para producir resultados. No se puede cambiar de opinión todos los días, pero en el entorno económico actual y de mercados es difícil tener presente lo importante que es evaluar el retorno total de las inversiones sostenibles”.

Como parte de su estrategia que puede ayudar a conocer mejor ese retorno total, Pavot destaca el gran esfuerzo de LFDE en el área de la formación. “Contamos con nuevas herramientas pedagógicas, hemos creado la Escuela del Clima y nuestros esfuerzos van dedicados tanto a empleados como a clientes”, señala. Ya han formado a más de 100 participantes en los riesgos del cambio climático y han diseñado un MOOC en colaboración con un socio.

Además, han estado trabajando en un proyecto para integrar los riesgos del clima y la biodiversidad en la gestión de riesgo de la compañía, han publicado una política sobre combustibles fósiles controvertidos y no convencionales y han avanzado mucho en el engagement con las compañías.