¿Veremos un techo en los próximos meses o seguirá al alza? De ser así, ¿cómo proteger las carteras? Esto proponen las gestoras españolas.
¿Cómo adaptar las carteras para una inflación persistente? Esta es la receta de las gestoras españolas
El proceso de inversión está diseñado para adaptarse a cualquier entorno y disponemos de distintas herramientas para conseguir este objetivo. Entre ellas, destacaríamos en primer lugar lo que nosotros llamamos el “bloque de inflación” compuesto por activos que presentan un comportamiento histórico favorable en entornos inflacionistas como los Breakevens de inflación, el sector inmobiliario o sectores en renta variable ligados a materias primas. En segundo lugar, los activos alternativos diseñados a medida y que buscan no solo rentabilidad sino también descorrelación con activos tradicionales, especialmente los considerados “activos de riesgo” como las primas de riesgo alternativas, que están teniendo un comportamiento destacado este año. En tercer punto está relacionado con la construcción de carteras, buscando una verdadera diversificación, no solo por activos sino también por horizonte temporal y por fuente de rentabilidad.
Por último, los indicadores tácticos que recogen los principales factores que marcan el comportamiento de un activo (por ejemplo inflación en el caso de los bonos a largo plazo desarrollados) y que modulan la exposición bursátil, la duración o la exposición al dólar dentro de nuestros productos de Asset Allocation.
1/10Creemos que la renta variable y en especial las compañías de calidad, con capacidad de fijación de precios, es una buena forma de mantenernos protegidos frente a la inflación.
2/10La inflación es relevante para las valoraciones bursátiles. Es importante no confundir la protección que ofrece la indexación de los beneficios empresariales a la inflación, con el precio que pagamos por esos beneficios. El múltiplo que pagamos por los beneficios, en un entorno de mayor inflación y restricción de condiciones monetarias, tenderá a reducirse. Llegará el momento de usar la renta variable como elemento de conservación del poder adquisitivo, pero todavía no estamos ahí.
La buena noticia que nos trae este periodo de alza en las tasas de inflación es la mejora en rentabilidades esperadas a largo plazo en las carteras. Esa mejora de rentabilidades esperadas todavía es insuficiente para tomar riesgo con mayor convicción. Sin embargo, para clientes con plazos largos de inversión, genera oportunidades para rebalancear hacia carteras o fondos perfilados, bien una parte de su patrimonio que este en liquidez (que no cubra necesidades inmediatas) o para el ahorro incremental.
3/10La inflación es el peor enemigo del ahorro porque erosiona su valor real. Sin embargo, aumentar el riesgo no garantiza el éxito porque, típicamente, mayores niveles de inflación van asociados a mayores tipos de interés, y estos afectan negativamente a la valoración de los activos de riesgo, como estamos viendo en 2022.
5/10Para hacer frente a este proceso de ajuste de los tipos de intervención, la mejor receta es mantener las duraciones muy bajas. El proceso avanza rápido y pronto se podrá empezar a coger duración, especialmente en la curva dólar donde nuestras expectativas de inflación son más moderadas que en Europa, por unos costes de energía menores (especialmente el gas) y un dólar fuerte que abarata la factura de todas las materias primas y otros productos importados.
6/10La protección de las carteras de nuestros clientes contra la inflación ha sido una de nuestras prioridades en los últimos meses. En la renta fija, los bonos ligados a la inflación ofrecen protección frente a los riesgos inflacionistas. En la renta variable, encontramos la mayor protección contra la inflación en aquellas compañías que pueden defender mejor sus márgenes ante las subidas de precios de sus compras, por lo que el sesgo de calidad y un carácter defensivo siguen siendo aconsejables para esta clase de activo. Las carteras mixtas, además, puede protegerse contra la inflación con la inclusión de activos ligados al precio de las materias primas, ya sea directamente o a través de compañías vinculadas a ellas, así como con la inversión en los denominados activos reales, como las infraestructuras y los activos inmobiliarios, con flujos de caja previsibles, e inversiones alternativas con alto nivel de liquidez.
7/10En este punto es fundamental valorar la posible tendencia que sigan la inflación y la volatilidad. Si finalmente se está alcanzando el techo de inflación, y se da una cierta estabilización de tipos de interés, veríamos de nuevo una oportunidad en asumir más duración en cartera. Si esto viniese acompañado de una relajación de la volatilidad, podríamos beneficiarnos de un incremento táctico de exposición bursátil, si bien a medio plazo los datos macroeconómicos apuntan a una ralentización del crecimiento económico que previsiblemente se traducirá en revisiones adicionales de beneficios y valoraciones.
Si en cambio la inflación continuase su tendencia al alza, como puede ser el caso en Europa especialmente, buscaríamos alternativas de inversión en activos que tengan correlación positiva con la inflación y corta duración.
8/10Hay que posicionarse en activos más protegidos y defensivos, como por ejemplo son los sectores de salud, farma, consumo no cíclico, etc. Poco a poco, las alzas de tipos de interés va a favorecer al sector financiero, aunque habrá que seguir pautas conservadoras, según la recesión se confirme o no.
9/10En las carteras de renta fija se mantiene exposición a renta fija soberana ligada a la inflación, con pesos entre el 6%-12%, y duraciones en general cortas, que permitan aprovechar de forma dinámica las alzas de tipos de interés. En bolsa, las acciones de los bancos deberían reaccionar de forma positiva a las alzas de tipos de interés, necesarias para contener la inflación.
10/10