Cómo descarbonizar una cartera de renta variable: verdades y mitos

JACQUIER-LAFORGE
Cedida

Los esfuerzos por reducir la huella de carbono  de las carteras de renta variable es sin duda una tendencia creciente entre inversores institucionales, especialmente entre los más concienciados con políticas de inversión socialmente responsable (leer más). “En los próximos cinco a diez años, la voluntad de invertir en compañías que quieran luchar contra el cambio climático va a suponer una revolución basada en la tecnología, para generar energía alternativa. El objetivo es reducir en dos grados el calentamiento global”, declara Laurent Jacquier Laforge, director de inversiones de renta variable y responsable de la estrategia de inversión Zero Carbon de La Française. Jaquier se refiere a que los inversores deberán prestar atención a las iniciativas empresariales y gubernamentales para luchar contra el cambio climático, y pone como ejemplo los esfuerzos de Alemania para reducir la dependencia de la energía nuclear.

No obstante, el inversor que quiera empezar a descarbonizar su cartera debe tener en cuenta qué técnicas son más adecuadas. También que esta tendencia no es exclusivamente ISR; de hecho, el gestor afirma que no está gestionando un fondo “ni verde ni ético, pero creemos que sí se deben identificar los puntos de inflexión y aceptarlos, porque forman parte de la inversión”. Es decir, que Jaquier define su trabajo como “identificar megatendencias y traducirlas a previsiones financieras” teniendo en cuenta la huella del carbono, como por ejemplo el cambio climático, pero también el impacto del envejecimiento de la población y de la urbanización de los países emergentes.

Otro dato que debe tener en cuenta el inversor es la concentración en unos pocos sectores de las empresas más contaminantes. De hecho, el experto indica que el 25% de las capitalizadas del MSCI World acaparan el 90% de las emisiones. Son las utilities, las compañías energéticas e industriales y los fabricantes de materiales básicos. Este dato es importante, porque por ejemplo un fondo sectorial que invierta en tecnología o en el sector financiero tendrá una huella muy baja, pero porque estos sectores son muy poco contaminantes per se. El objetivo de la descarbonización consiste en reducir el impacto medioambiental de la contaminación, no en elegir sectores que no contaminen por sus características inherentes.

Cuatro caminos

Por tanto, para los inversores que quieran tener en cuenta la huella del carbono a la hora de tomar decisiones de compra y venta, Jacquier describe las cuatro formas más populares actualmente de descarbonizar una cartera, y después explica cuál considera más adecuada. La primera de estas alternativas, según el experto, consiste en eliminar directamente toda la inversión en energías no renovables o convencionales, especialmente en petroleras. Sin embargo, cree que optar por esta solución puede suponer una contradicción para algunos grandes inversores institucionales, como sería el caso del fondo soberano de Noruega.

La segunda opción es adoptar una estrategia de inversión pasiva. El experto explica que MSCI y otros proveedores de índices han creado una serie de índices con baja huella del carbón, y que una serie de proveedores de ETF están creando fondos cotizados ad hoc, con los que replicar de forma pasiva y con un coste por tanto menor una estrategia de huella baja. Esta solución tampoco contenta a Jaquier: “Si se siente el compromiso con la sociedad, con un ETF no se está cumpliendo ese objetivo. Un índice de carbono bajo no deja de ser un índice que tiene las mismas compañías que uno convencional, pero con distintas ponderaciones. El tracking error suele ser del 1,5%- 2%, no supone una gran diferencia”. En este caso también tiene que ver la filosofía de inversión de La Française: “Nuestro trabajo es asignar el capital, no ser pasivos. No es nuestro estilo de inversión. Pensamos que una estrategia pasiva de este tipo no proporciona una solución real a la demanda de la sociedad”, aclara el director de inversiones.

La tercera opción consiste en el otro extremo, implicarse en profundidad con las nuevas tecnologías, o ser “clean tech”. Sin embargo, Jacquier alerta de que “el riesgo de adoptar esta estrategia es demasiado elevado. No dejan de ser estrategias dependientes de la energía, muy costosas y con mayor volatilidad”.

¿Qué opción les queda, entonces, a los inversores? El acercamiento de La Française consiste en tener en cuenta todo el espectro económico. “La diversificación es muy importante, estamos siendo activos y capturando las ideas disruptivas, con un enfoque de seleccionar las compañías mejores de su categoría (“best in class”). No buscamos una gran diferencia del índice porque es una estrategia arriesgada”, concluye el experto.