¿Qué es y cómo se calcula la huella de carbono de un fondo de inversión?

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Joel Filipe (Unsplash)

Tras el histórico acuerdo internacional alcanzado durante la cumbre del clima que tuvo lugar en París el pasado mes de diciembre –por el que una mayoría de países se comprometieron a tomar medidas para reducir las emisiones de carbono, con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global– el concepto de la huella de carbono (carbon footprints, en inglés) está ganando cada vez más relevancia en las carteras de inversión.

¿Por qué? Pues porque “la gestión de activos es considerada un punto esencial en el proceso de descarbonización de la economía, ya que es uno de los canales más relevantes de transmisión de financiación a compañías e instituciones públicas”, explica Xosé Garrido (Caja de Ingenieros Gestión).

En este sentido, algunas firmas como BNP Paribas Investment Partners, que fue la primera gestora internacional en firmar el protocolo de Montreal 2015, han empezado a incorporar esta información extrafinanciera en la documentación de 26 de sus fondos Parvest.

"La huella de carbón de un fondo intenta determinar el volumen de gases de efecto invernadero (GHG) que emiten las inversiones del fondo", medido en kilos de dióxido de carbono al año, lo que permite comparar el dato con otras actividades cotidianas y con otros productos o sectores, aclaran desde la casa francesa. Publicar una revista, por ejemplo, tiene una huella de carbono anual de 2 kg. frente a los 300 kg. (por pasajero) de un vuelo de ida vuelta entre París y Oslo.

En este sentido, un fondo que invierta mayoritariamente en el sector financiero tendrá una huella de carbono muy inferior a otro que invierta gran parte de la cartera en el sector energético, por ejemplo. “En un índice diversificado como el MSCI World, el sector financiero representa un 2% de las emisiones de carbono y un 21% de la capitalización de mercado del índice”, apuntan desde BNP Paribas IP. “Por el contrario, tres sectores –empresas de servicios públicos (utilities), energía y materiales– concentran un 82% de las emisiones de carbono y un 15% de la capitalización de mercado. Teniendo en cuenta el peso de estos tres sectores, la huella de carbono de un fondo dependerá más de sus asignaciones sectoriales que de la huella de carbono individual de cada empresa en la que invierta”.

Cómo se calcula la huella de carbono

El protocolo GHG establece los estándares internacionales para el cálculo y el registro de las emisiones de gases de efecto invernadero de las empresas. Las emisiones se desglosan en tres categorías que ponderan de forma diferente según el tipo de negocio (ver gráfico de ejemplo, abajo. Fuente: BNP Paribas IP).

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La categoría 1 mide las emisiones generadas directamente por las instalaciones de la empresa. La categoría 2 hace referencia a las emisiones indirectas vinculadas al consumo energético de la empresa. Por último, la categoría 3 abarca el resto de emisiones indirectas, incluidas aquellas relacionadas con el uso de los productos de la empresa. Sin embargo, esta última categoría no está estandarizada, por lo que resulta menos fiable y no suele incluirse en los cálculos.

Para calcular la huella de carbono de un fondo, se suman las emisiones de cada empresa y se ponderan por su capitalización de mercado y por el tamaño de la posición en el fondo. Así obtenemos un indicador de las emisiones que genera cada euro invertido en el fondo”.