Pautas para determinar el momento exacto en el que resulta más conveniente invertir en esta clase activo y algunas reflexiones adicionales que conviene tener en cuenta.
La incesante búsqueda de rentabilidad por parte de los inversores ha llevado a las tires de los bonos high yield a niveles muy bajos y situado nuevamente los spreads frente al activo libre de riesgo en cotas muy comprimidas. Dentro de la renta fija, existe una clara tendencia hacia estrategias que invierten en este universo, sobre todo en crédito privado. Según una reciente encuesta realizada por BlackRock a 240 clientes institucionales de todo el mundo, que representan más de ocho billones en activos, se trata de una clase de activo en la que los inversores institucionales esperan aumentar sus posiciones (61%), frente a sólo el 4% de ellos que pretende disminuir su asignación. A tenor de estos resultados, parece evidente que los inversores institucionales tienen la intención de apostar por el high yield pero… ¿cómo saber cuándo es el mejor momento para invertir en esta clase de activo?
Según Charlie Bilello, director de Análisis en Pension Partners, la respuesta a esta pregunta es cuando el high yield pierde su nombre, es decir, cuando las tires que ofrece el activo y los spreads de crédito han caído a niveles extremadamente bajos. “Es en ese momento cuando la amortiguación que ofrece de cara a futuros defaults es menor y el binomio rentabilidad/riesgo está sesgado del lado bajista”, asegura el experto en un artículo publicado. Para demostrar su afirmación, toma como ejemplo la evolución desde 1986 del Bank of America Merrill Lynch High Yield Index. “Cuando el índice tocó mínimos en junio de 2014, el mensaje estaba claro: espere menos retornos de cara al futuro. Y lo mismo podría decirse de los diferenciales de crédito, los cuales alcanzaron aquel mes mínimos en 335 puntos básicos. Seis meses después, la brecha se había duplicado, hasta los 733 puntos básicos”, recuerda el experto.
La tir y los spreads por sí mismos no sirven para decir en qué punto del ciclo estamos y cuándo van a surgir los defaults. Ambos podrían permanecer por debajo de la media durante años sin que se produjese un repunte de los impagos. Lo que Bilello considera es que esto te dice que el binomio rentabilidad/riesgo ha cambiado y que el inversor no se va a ver remunerado convenientemente por el riesgo que está asumiendo. La pregunta, por tanto, que deberían hacerse lo inversores es si, en función de los niveles a los que cotiza actualmente el high yield, este segmento de mercado representa o no una buena oportunidad de inversión. El gráfico elaborado por J.P.Morgan AM, y publicado en su guía de Market Insight, muestra claramente que la rentabilidad que ofrece actualmente el high yield está por debajo de la media histórica, algo que también es aplicable al resto de categorías de renta fija.
Sin embargo, para todos aquellos que al ver este gráfico se sientan tentados a vender, existen algunos factores que convendría que tuviesen en cuenta. En primer lugar, que históricamente el high yield ha experimentado drawdowns significativamente inferiores a los de la renta variable. Por lo tanto, quien estuviese asustado de esta clase de activo –el cual está en una posición más alta en la estructura de capital de la compañía- también lo debería estar de las acciones. En segundo lugar, que las perspectivas que manejan los gestores siguen siendo favorables. “Los retornos del high yield serán más bajos que los vistos en 2016, pero serán positivos”, asegura Rachel Golder, gestora de Goldman Sachs AM. Y, en tercer término, que, en caso de una subida de 100 puntos básicos en el tipo de interés, el high yield sigue siendo actualmente uno de los segmentos de mercado más protegidos.