¿Cómo será Berkshire Hathaway dentro de 50 años? Warren Buffett responde

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Foto cedida

Desde su nacimiento en 1964, Berkshire Hathaway se ha convertido en una de las mayores historias de éxito empresarial de los últimos 100 años. En su tradicional carta a los accionistas del holding, Warren Buffett realiza con motivo del 50º aniversario de la firma que fundó junto con Charlie Munguer una reflexión sobre cómo podría ser el siguiente medio siglo para Berkshire Hathaway. “Tenga en cuenta que si hubiera intentado calibrar hace 50 años lo que estaba por venir, ciertamente mis predicciones habrían estado lejos de la realidad. Con esta advertencia, le contaré lo que le diría a mi familia hoy si me preguntaran por el futuro de Berkshire”, anticipa el Oráculo de Omaha. 

Su primera predicción tiene que ver con la capacidad de la compañía para generar valor para sus accionistas: “Creo que la probabilidad de pérdida permanente de capital para los accionistas pacientes de Berkshire es tan baja como la que se puede encontrar en las inversiones individuales de la compañía. Esto es debido a que nuestro valor intrínseco del negocio por acción casi seguramente avanzará a lo largo del tiempo”. La naturaleza precavida de Buffett le lleva a advertir que “si el punto de entrada de algún inversor en las acciones de Berkshire es inusualmente alto [Buffett entiende como alto al doble de su valor en libros], probablemente pasen años antes de que el inversor pueda hacer beneficios”. 

En cambio, añade que si los inversores compran las acciones de la firma que dirige a un precio moderadamente superior al que el propio holding recompra sus acciones, entonces sí tendría la oportunidad de conseguir ganancias “en un periodo razonable de tiempo”, habida cuenta de que la firma sólo recomprará títulos si estos cotizan por debajo de su propio concepto de valor intrínseco. Finalmente, aconseja a todo el que desee ser accionista del famoso conglomerado que mantenga su inversión al menos durante cinco años; “aquellos que busquen beneficios en el corto plazo deberían mirar en otro lugar”, concluye. 

La segunda predicción de Buffett tiene que ver con la salud financiera de Berkshire Hathaway: “Creo que la probabilidad de que cualquier evento lleve a Berkshire a experimentar problemas financieros es esencialmente cero”. El afamado inversor recuerda la solidez que demostró su compañía durante el crash de 2008/2009, y que desde entonces la fortaleza del balance y el potencial de generar beneficios se ha duplicado. “Su compañía es el Gibraltar de los negocios americanos y seguirá siéndolo”, asegura el gurú a sus accionistas. 

Este segundo pronóstico también viene con notas a pie de página. Buffett considera que la capacidad de estabilidad financiera de una compañía –cualquier compañía- está supeditada a tres requisitos: un historial largo y confiable de generación de beneficios, muchos activos líquidos en el balance y una necesidad escasa de tirar de caja en el corto plazo. No sólo considera que Berkshire cumple con estos tres requisitos, sino que hace gala de la alta diversificación del negocio y sus inversiones en compañías de alta calidad. 

Y a propósito de la caja: “En un negocio sano, a veces se piensa que el efectivo en caja es algo que debe ser minimizado, un activo improductivo que actúa como una carga sobre el retorno sobre capital. Sin embargo, el cash es para un negocio como el oxígeno para un individuo: nunca piensa en ello cuando está presente, pero es lo único que tiene en mente cuando está ausente”, explica Buffett. Por ello, declara a continuación que su compañía siempre suele tener al menos 20.000 millones de dólares en instrumentos muy líquidos, equivalentes al efectivo: bonos del Tesoro estadounidense. 

La tercera predicción de Buffett sobre el futuro del holding de inversiones tiene que ver con políticas que ha desarrollado la compañía durante el último medio siglo: “Nunca nos comprometeremos con prácticas operativas o de inversión que puedan dar como resultado demandas de grandes cantidades de dinero. Eso significa que no expondremos a Berkshire a bonos de corta duración o de pequeño tamaño para no entrar en contratos de derivados u otros acuerdos empresariales que puedan requerir calls con colaterales de gran tamaño”. El famoso inversor también declara su voluntad de no suscribir bonos que puedan ser convertidos forzosamente. “La razón de nuestro conservadurismo, que puede llegar al extremo de impresionar a algunas personas, es que es totalmente predecible que en ocasiones la gente entra en pánico, pero no es nada predecible cuándo va a suceder”, asevera Bufett. 

¿Qué peligros pueden materializarse en los próximos 50 años?

Warren Buffett también reflexiona sobre los posibles reveses que Berkshire podría afrontar de aquí al año 2064. La primera tiene que ver con el famoso adagio de “rentabilidades pasadas no son indicadores de rentabilidades futuras”. De hecho, el gurú advierte de que “la mala noticia es que las ganancias de Berkshire en el largo plazo, medidas en porcentajes y no en dólares, no serán espectaculares y ni se acercarán a las conseguidas en los últimos 50 años”.

Buffett declara que “las cifras se han vuelto demasiado abultadas”. Considera que su compañía “batirá a la media de compañías americanas, pero nuestra ventaja, si es que tenemos alguna, no será grande”. Va más allá, al barajar la posibilidad de que a diez o veinte años vista “las ganancias de Berkshire y sus fuentes de capital alcanzarán un nivel que no permitirá al equipo directivo reinvertir de forma inteligente todas las ganancias de la compañía”, y deja en manos de los máximos directivos de la firma la responsabilidad de determinar cuál será la mejor vía para distribuir el exceso de ganancias: vía dividendos, recompra de acciones o ambos. 

La cuestión sucesoria

También está la cuestión de la sucesión. “Para asegurar la continuación de nuestra cultura empresarial, he sugerido que mi hijo, Howard, me suceda como presidente no ejecutivo. Mi única razón para este deseo es para que el cambio sea más fácil si se contratara a un consejero delegado equivocado y surge la necesidad de que el presidente lo destituya”, indica Buffett. Aunque éste minimiza la posibilidad de que suceda algo así en el seno de su compañía, tampoco oculta su preocupación por poner a la persona equivocada al frente del holding: “En mi puesto en los comités de 19 compañías cotizadas, he visto lo difícil que es reemplazar a un consejero delegado mediocre si esa persona también es presidente”. El inversor aclara que, de ser elegido, su hijo Howard “no recibirá un salario y no pasará más tiempo en su trabajo del requerido al resto de directores”. “Simplemente será una válvula de escape al que pueda ir cualquier director si tiene preocupaciones sobre el consejero delegado y quiere saber si otros directores también están expresando sus dudas”, aclara.