Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac, asegura que ningún mercado se halla a salvo de los efectos de la complejidad global. ”La realidad, compleja como es, se empeña en burlar los consensos simplificadores".
Vista la sucesión de acontecimientos en los países emergentes de las últimas semanas, el miembro del comité de inversiones de Carmignac Gestion Didier Saint-Georges se pregunta si no sería más oportuno concentrar las inversiones en Europa, aprovechando la menor volatilidad y el descuento que ofrece frente a Estados Unidos. “Tal razonamiento de consenso parece dictado por el sentido común. Pero la cuestión de los consensos es que muy a menudo si logran imponerse durante algún tiempo es única y exclusivamente porque obedecen a los deseos de la mayoría” constata el experto, no obstante.”La realidad, compleja como es, se empeña en burlar los consensos simplificadores. A nuestro parecer, sería ilusorio creer que podemos prescindir de un enfoque global de esta complejidad”, sentencia.
En la última carta enviada a los clientes de la firma, Saint-Georges analiza las distintas velocidades a las que se están moviendo las principales economías y cómo encajan estos engranajes en la economía mundial, con sus efectos y consecuencias. Saint-Georges anticipa a este análisis que “la interdependencia de los mercados financieros, la desincronización de las grandes economías, hacen más necesaria que nunca una diversificación geográfica cabal, una gestión multiactivo y una atención especial a la gestión del riesgo”, con lo que da numerosas pistas sobre el enfoque que está adoptando la firma francesa.
El experto constata que la actual salida de la crisis está siendo “de especial complejidad”, dado que las grandes economías están en estadios muy diferentes del ciclo económico, y sus bancos centrales están reaccionando de formas muy distintas en cada caso: mientras que Estados Unidos está en la fase de aceleración –con México pisándole los talones-, la eurozona acaba de empezar la de estabilización, China se precipita a la fase de ralentización e India está a punto de volver a despegar. También se debe tener en cuenta el fenómeno de la globalización: “La interacción entre dichas economías en un mundo globalizado redunda en una complejidad aún mayor”, resume Saint-Georges.
En primer lugar está la retirada progresiva (de momento a un ritmo de 10.000 millones de dólares al mes) de estímulos por parte de la Fed. “La menor afluencia de liquidez mundial supone que ésta se muestre más selectiva a la hora de escoger dónde invertirse”, indica el miembro de comité de inversiones de Carmignac. El efecto de esta retirada, como se ha estado observando en los últimos meses, está siendo muy diferente en las economías saneadas con respecto a las que presentan déficit por cuenta corriente; estas últimas –Turquía, Sudáfrica, Brasil- han estado incrementando los tipos de interés para evitar una fuga de capitales que provoque una caída excesiva de sus divisas; la segunda derivada es que el “tapering” puede retrasar más el despegue de estas economías emergentes, más dependientes de las inyecciones de dólares.
Luego están otras economías cuyas monedas también se están debilitando, aunque más por contagio que por desconfianza. Para Saint-Georges, este último es el caso de México o India. “Dichos países muestran unos fundamentales económicos sólidos o por lo menos halagüeños. Por ende, la caída de sus divisas, siempre que permanezca contenida, constituye más una fuente de fomento de su competitividad que una maldición”, explica.
La fortaleza del euro sigue siendo un problema
Si hay un principal perjudicado por la debilidad de las divisas –tanto las emergentes como el yen japonés-, ése sin duda es el euro, que cotiza en torno a los 1,38 dólares. Para Saint-Georges, “lo pernicioso de un precio tan caro se deja ya notar en el crecimiento de la eurozona, en las estimaciones de beneficios empresariales, que han sufrido un retroceso ostensible, y suma sus efectos recesivos a la escasez de crédito bancario, en especial en el sur de Europa”. Aporta un dato adicional: en los 6 últimos meses, la inflación ha registrado un ritmo anualizado del -0,81 % en la zona del euro y del -3 % en España, “lo que plantea de nuevo la cuestión de la trayectoria de las ratios de endeudamiento público” para el responsable de Carmignac, que aventura que el BCE tendría que volver a tomar cartas en el asunto.
Saint-Georges también deja caer que el conflicto entre Rusia y Ucrania también podría pasar factura a la recuperación, dado que la UE es el primer socio comercial de Rusia.
China y Japón, ying y yang
Mientras que las economías ya citadas están despegando o esforzándose por conseguirlo, el experto juzga que China está justo en el lado contrario del ciclo económico, en la fase de ralentización. Al mismo tiempo, el país está inmerso en el desarrollo de reformas estructurales con las que paliar los desequilibrios dejados tras la fase del boom económico. Sin embargo, considera que esta economía es menos vulnerable a la retirada de estímulos cuantitativos precisamente por la gran liquidez que está circulando por el sistema; de hecho el Banco Popular de China retiró en febrero 7.900 millones de dólares del mercado monetario.
Japón es la otra cara de la moneda, tras adoptar medidas expeditivas con las que dejar atrás 20 años de deflación galopante. “El éxito o el fracaso de dicha política recaerá por completo sobre los hombros de las autoridades japonesas y a los mercados no les faltarán motivos para vivir rachas de escepticismo”, advierte Saint-Georges.
Por todo ello, el experto afirma que “es hora de no poner todos los huevos en la misma cesta”, dado que “ningún mercado puede presumir de hallarse a salvo de los efectos de la complejidad global”. Al mismo tiempo, recuerda que estas tensiones geopolíticas no deben impedir al inversor seguir de cerca tendencias de largo plazo para identificar a las empresas expuestas a dichas tendencias. Saint-Georges da dos ejemplos: el tratamiento de la polución del aire en China y la monetización del internet móvil en Estados Unidos.
“Es hora de tener bien a mano una buena caja de herramientas de gestión del riesgo, también en renta fija”, afirma el experto. “La gestión global exige muchos esfuerzos y jamás ha sido un camino de rosas, dado que periódicamente vive épocas en que, frente al poder seductor de estrategias más simples, tiene que recordar su razón de ser, que no es otra que valerse de la propia complejidad de los mercados para lograr la mayor rentabilidad ajustada al riesgo a largo plazo”, concluye Saint-Georges en su carta a los clientes de Carmignac.