Al margen de los peligros que pueda entrañar la posibilidad de un error en la política monetaria, Bob Jolly advierte sobre la necesidad de ser cuidadosos con la renta fija corporativa con grado de inversión y las posiciones direccionales.
Una idea común está guiando a todos los gestores de renta fija: estar preparados para asumir un elevado nivel de incertidumbre y sus consecuencias inesperadas en 2016. Para Bob Jolly, responsable de Global Macro de Schroders, el posicionamiento de la cartera se puede resumir en la siguiente frase: “En conjunto, esperamos que el año que viene la situación sea más propicia para realizar operaciones tácticas de menor tamaño que para adoptar posiciones estratégicas de gran envergadura”.
El veterano experto tiene en mente varios asuntos que le generan preocupación. El primero de ellos es el rumbo de la política monetaria en EE.UU. Si bien Jolly considera que “la economía estadounidense está en buena forma” (fortaleza del mercado laboral, recuperación del consumo, indicios de crecimiento de los salarios), lo que justifica las subidas de tipos, manifiesta el temor a que “la Reserva Federal parece estar cada vez más pendiente de los acontecimientos internacionales (sobre todo en los mercados emergentes) a la hora de configurar su política monetaria”. En su opinión, esta nueva postura “generará probablemente distorsiones de gran calado en el mercado durante 2016, hasta que la situación se aclare”.
El experto advierte de que “los bonos del Tesoro de EE.UU. a corto plazo no parecen estar preparados para el ciclo de subidas”, por lo que calcula que “conforme los inversores vayan replanteándose el nivel de retribución que este segmento de mercado ofrece, los precios se irán moderando”. En cambio, considera que los bonos de mayor duración (diez años en adelante) “parecen contar con bases más sólidas”, por lo que prevé que “esta parte de la curva de rendimientos cuente con una demanda sostenida de los inversores institucionales, especialmente de los fondos de pensiones, deseosos de reducir riesgos”.
Otro asunto que se ha abordado durante varios momentos de 2015 ha sido la posibilidad de que el Banco de Inglaterra también emprenda el rumbo hacia la normalización monetaria. “Al igual que en EE.UU., los Gilt británicos a corto plazo parecen más sensibles al final de la política monetaria ultra acomodaticia y probablemente los precios bajen conforme el riesgo de tipos de interés se vaya ajustando”, expresa Jolly. Éste considera que el lapso de tiempo entre la primera subida ya ejecutada por la Fed y la que tiene en mente el BoE “será probablemente inferior de lo que el mercado espera”, por lo que la previsión de Schroders en este punto es que “una vez que la Fed actúe, prevemos que el BoE irá endureciendo progresivamente su retórica a fin de preparar a los mercados para el futuro ciclo de restricción monetaria”.
Mucho cuidado con la deuda corporativa y las operaciones arriesgadas
En este entorno, muchos inversores pueden buscar refugio frente a la incertidumbre generada por las políticas monetarias en la renta fija corporativa, especialmente en la calificada con grado de inversión. Paralelamente, se han incrementado espectacularmente las emisiones de esta clase de deuda en EE.UU. a lo largo de 2015. Sin embargo, Jolly matiza que “a pesar de que la demanda externa se mantuvo fuerte, la envergadura de la oferta ha ampliado los diferenciales de rendimientos”. El equipo de Global Macro de Schroders cree que como consecuencia de esta evolución se pueden encontrar actualmente nichos de valor en el sector energético y en el financiero.
Jolly constata igualmente el abaratamiento a lo largo de 2015 de la deuda corporativa con grado de inversión denominada en euros: “Aunque la región continúa creciendo, la inflación y el crecimiento siguen siendo frágiles, y el mercado ha tenido que lidiar, además, con la crisis de la deuda griega y con varios acontecimientos negativos relacionados con emisores específicos. No obstante, nosotros siempre hemos mantenido que las tensiones de mercado suelen ir acompañadas de valor. Si se adopta un criterio selectivo, existen oportunidades que se deben aprovechar”, resume.
En cuanto al high yield, el responsable se encarga de recordar que es menos sensible al ciclo de subida de tipos y que las valoraciones han experimentado un ajuste en el tercer trimestre, “hasta el punto de que ciertos segmentos ofrecen atractivo”. “Siempre y cuando se realice un análisis adecuado, los sectores vulnerables a la evolución de las materias primas ofrecen un filón de oportunidades, especialmente en Estados Unidos”, concluye.
No es la única advertencia explícita que realiza el representante de Schroders. Habida cuenta de la enorme influencia que siguen teniendo los bancos centrales sobre los mercados, su recomendación es clara: “Hasta que los factores externos dejen de enturbiar las decisiones de los bancos centrales, consideramos que los inversores deberían tener cuidado a la hora de adoptar posiciones direccionales a gran escala”.