Cuestión de tamaño: la difícil decisión que tienen que tomar las gestoras que se quedan en el medio

Edificios
Michael Aston, Flickr, Creative Commons

La gestión tradicional con un reducido componente de gestión activa tiende a polarizarse en dos extremos. Por un lado está la gestión totalmente pasiva, canalizada a través de productos con tracking error que tienden a cero y una comisión de gestión muy reducida, principalmente ETF y fondos indexados. Por el otro están las entidades que ofrecen una gestión muy activa, en la que los gestores intentan generar un retorno extra sobre el que obtener una comisión de éxito. Ambas están creciendo como demuestra el espectacular incremento de activos que están experimentando a nivel global entidades como BlackRock o Vanguard (como proveedores de soluciones pasivas) y Carmignac, Jupiter o Alken (como boutiques independientes con productos que buscan generar alfa).

Las mayores dificultades las tienen que afrontar las gestoras que se quedan en el medio. Esto es así por varios motivos. El primero, por los cada vez mayores costes que tienen que afrontar para hacer frente al cumplimiento normativo, lo cual es un factor que contribuye a la reducción de los márgenes. El segundo porque la gestión tradicional decrece debido a que no hay una propuesta de valor diferencial frente a la que oferta la gestión pasiva (precio más claridad en lo que respecta a la rentabilidad, que será muy parecida a la del índice) y la que representa la gestión muy activa (promesa de resultados más proposición de valor única), lo que está obligando a las entidades a reducir sus comisiones de gestión, otro de los factores que están presionando los márgenes de estas compañías.

La necesidad de alcanzar economías de escala nunca ha sido tan evidente en la industria. Esto es lo que ha provocado el gran baile que está viviendo el sector. Aberdeen y Standard Life, Henderson y Janus Capital o la integración de Pioneer Investments en Amundi son algunos ejemplos que evidencian cómo las gestoras están buscando ganar tamaño a base de operaciones de fusiones y adquisiciones. “Dentro de la franja de tamaño medio del mercado es donde se producirá la consolidación”, explica Grant Leon, responsable de ventas de Capital Group para Europa y Asia.

No hay un número mágico de activos bajo gestión que permita dictaminar cuándo una entidad ha solventado sus problemas de escala. Depende de lo rentable que sea cada gestora y de su modelo de negocio, pero la necesidad de ganar tamaño es crucial. “Se necesita en un entorno en el que los márgenes de beneficio de las gestoras están cayendo y los costes van en la dirección contraria. El resultado es que necesitas ser más grande, ser global, estar en todas las localizaciones adecuadas del mundo y con infraestructura en todas ellas, tener una gama amplia de servicios de inversión en renta variable, renta fija y multiactivos para atender a los clientes. O eso, o ser pequeño y hacer sólo una o dos cosas, pero hacerlas muy bien, con un equipo reducido y márgenes muy altos”, indica Leon.

Un claro ejemplo de esta estrategia la encarna La Française AM. Una de las áreas en las que se está focalizando la entidad es en desarrollar soluciones de inversión centradas en el real estate. “Ahí está la gran oportunidad. Se trata de un segmento en el que la competencia no es muy alta y en el que podemos mantener márgenes en un entorno de bajadas de comisiones e incremento de los costes. Cuanto más experto seas en la materia, menor presión sentirás por reducir tarifas”, reconocía en una entrevista a Funds People Patrick Riviere, director general de la gestora francesa.

Las que apuestan por crecer vía operaciones corporativas, lo que buscan es complementariedad. Estudian cuáles son las fortalezas propias y las de la pretendiente con el objetivo de que la unión sea lo más beneficiosa posible para ambas partes y el proceso de integración deje por el camino las mínimas víctimas posibles ante el solapamiento que, en mayor o menor medida, siempre se produce en determinados departamentos. Los problemas pueden venir por las prisas. “La carrera por conseguirlo, ante el temor de quedarse atrás, solos y sin pretendientes, puede forzar a los equipos a realizar operaciones imprudentes. Ejecutar un acuerdo en un negocio de individuos con culturas y personalidades fuertes es complicado. De hecho, están empezando a producirse algunas grietas en los procesos de integración”, concluye Michael Clements, responsable de renta variable europea de SYZ AM.