Datos objetivos por los que no se debe dejar escapar la oportunidad de la deuda latinoamericana

Rengifo
Foto cedida

A la hora de encontrar en el mercado de bonos rentabilidades atractiva (del orden del 7%), hay dos opciones: acudir a compañías que han perdido el grado de inversión o invertir en deuda emergente, que sí cuenta con grado de inversión. “Actualmente, es más arriesgado invertir en deuda de países desarrollados que en algunos emergentes. La deuda a cinco años de Estados Unidos o Alemania proporciona sólo una rentabilidad del 0,6% y con la inflación al 2,5% hay pérdida de poder adquisitivo, mientras la deuda de otros países europeos renta al 5%, si bien con un elevado riesgo de rescate o restructuración. Por ello, hay que cambiar la forma de pensar”.

Según Gonzalo Rengifo, director general de Pictet Asset Management para Iberia y Latinoamérica, la deuda soberana de países emergentes en dólares y en moneda local tiene grado de inversión, calificación crediticia BBB o A-, perspectiva favorable y cupones del 6,5 a 7%. “Tal diferencia de cupón con la deuda estadounidense o germana resulta exagerada y tiende a converger hacia el 4% o el 5%, por lo que hay valor en esta clase de activos”, asegura. Lo que es indudable es que el mercado de deuda latinoamericana está ganando cada vez un mayor interés.

Los motivos son varios. Los principales: interesantes rentabilidades combinadas con unas calificaciones crediticias que, en algunos casos, ya están en grado de inversión y la escasa rentabilidad que ofrece la deuda de países desarrollados facilita que la de los emergentes se presente atractiva, incluso en términos de capacidad de pago. Medida por el índice JP Morgan GBI-EM Latin America, la rentabilidad anualizada en deuda emergente latinoamericana en moneda local desde finales de 2007 es del 13,15%, frente al 4,68% que cosecha el índice de deuda global Barclays Euro-Agg Composite en el mismo periodo. 

En opinión de Rengifo, tras las elecciones en Brasil, Colombia y México se han formado gobiernos que favorecen políticas económicas de expansión, orientadas al consumo doméstico. Rousseff en Brasil ha anunciado 66.000 millones de dólares en infraestructuras para 30 años, el 60% a aplicar en cinco años, coincidiendo con el Mundial de Futbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. En Brasil, hasta el 61% del PIB se genera ya en consumo doméstico y sus tipos de interés han bajado 4,5 puntos desde agosto de 2011, hasta el 7,5%, con una inflación razonablemente controlada.

Enrique Peña Nieto, en México -país que se ha convertido en un competidor pleno de China-, acaba de anunciar un plan de infraestructuras de cuatro o cinco años de 30.000 a 40.000 millones de dólares. Mientras tanto, Colombia puede recibir récord de inversión extranjera directa en 2014. “Todos estos países están emitiendo deuda con rentabilidad entorno al 6%, con grado de inversión al alza. Además, sus entidades financieras tienen balances muy sanos, sin exposición a activos tóxicos, ni burbuja inmobiliaria”, afirma el director general de Pictet AM para Iberia y Latinoamérica.

La región, según Rengifo, ha entrado en un ciclo de crédito que puede durar de tres a cinco años, con acceso por vez primera a bienes duraderos. Así, el nivel de endeudamiento público de los países que integran el G-5 -Brasil, México, Chile, Colombia y Perú- está en torno al 20%, el de los hogares al 10% y el de las empresas no llega al 20%”. El crédito crece a doble dígito, con márgenes de 10 al 15% y morosidad de entre el 5 y el 6%. En conjunto, el consumo doméstico crece de 10 al 16% y el PIB entre el 4 y el 7%.