Desde 2005, el volumen de activos en manos de gestores profesionales se ha mantenido plano, mientras que el número de candidatos registrados para hacer el examen que permite obtener la acreditación se ha disparado. ¿Estamos ante un crecimiento que responde a una necesidad real o una burbuja?
El CFA (Chartered Financial Analyst) es una certificación profesional de origen estadounidense, gestionada por CFA Institute, con mucha reputación en la industria y que los profesionales obtienen tras un largo periodo de estudios que ronda los tres años. Está dirigido principalmente a todos aquellos profesionales que buscan especializarse en el mundo de la inversión y de los mercados financieros, especialmente en los ámbitos de la gestión de inversiones y análisis financiero. La mayoría de los gestores de carteras tienen la titulación de Analista Financiero Certificado (CFA), una acreditación que -según Alexandre Mouthon, gestor de Pictet AM- "es un sello de calidad que se ha convertido en ineludible en el sector financiero, un denominador común para toda persona que quiere trabajar profesionalmente en este campo", afirma a Funds People.
El caso es que, a lo largo de los últimos años, el número de profesionales que lo tienen no ha hecho más que aumentar. No hay nada más que echar un vistazo al gráfico que publica Vanguard en un estudio titulado La gestión activa lo hace mejor en ciertos segmentos de mercado, en el que se muestra claramente cómo, desde 2005 en Estados Unidos, el volumen de activos gestionados por profesionales se ha mantenido plano, mientras que el número de candidatos registrados para hacer el examen que permita obtener la acreditación CFA se ha disparado. Pero… ¿cómo es posible que la cifra se incremente en un entorno en el que la gestión pasiva le está ganando terreno a la gestión activa tanto en Estados Unidos como en Europa? ¿De verdad es necesario tanto CFA en el mundo?
Tal y como explica en un artículo John Rekenthaler, veterano analista de Morningstar, esta acreditación ha tenido un alcance global. “El programa arrancó centrándose exclusivamente en los analistas americanos de renta variable estadounidense. Eso elevó el nivel de competencia en los fondos de bolsa de Estados Unidos, pero dejó intactas otras categorías de inversión. Sin embargo, con el tiempo, el CFA Institute amplió su plan de estudios para cubrir todos los espectros del mercado de renta fija, inversiones alternativas y fondos multiactivos, expandiéndose también a nivel internacional. Este año, el 75% de los candidatos CFA viven fuera de Estados Unidos. Hoy, cualquier mercado financiero está lleno de expertos locales”, contextualiza el experto.
La pregunta entonces que se hace el experto es… ¿qué están haciendo todos estos nuevos profesionales tan capacitados en un entorno en el que la indexación se ha vuelto tan popular? “A fin de cuentas, los ETF y los fondos indexados requieren pocos CFA. Son productos que exigen una cuidadosa atención operativa y un gestor de carteras que supervise los resultados, pero no necesitan equipos de análisis. La línea dorada del gráfico parece haber ido en la dirección incorrecta. A medida que la indexación ha ido creciendo, el número de profesionales de inversión debería haberse reducido”. Pero, la realidad es bien distinta. La indexación, por mucho que haya ocupado y siga ocupando los titulares de los medios de comunicación, es a día de hoy una estrategia de inversión minoritaria.
Rekenthaler saca las cuentas, recurriendo al mismo gráfico de Vanguard. En él se puede observar cómo desde principios de los años 80, el porcentaje de los activos gestionados por profesionales ha subido del 40% al 80%. El patrón ha sido similar fuera de Estados Unidos. “Uno podría pensar que esta evolución está relacionada con el auge de la indexación. Pero eso no es así. Todo lo contrario. Un estudio de BlackRock, publicado bajo el título Index Investing Supports Vibrant Capital Markets, demuestra que la mayor parte del movimiento de la línea roja en Estados Unidos se debe al crecimiento de la gestión activa”. Dicho estudio pone al descubierto datos verdaderamente relevantes.
Por ejemplo: dentro de la renta variable americana, el análisis realizado por la gestora muestra que –con datos a cierre de 2016- el 12,4% de la capitalización del mercado de acciones está en manos de fondos indexados y ETF. Otro 16,8% está en fondos de gestión activa, lo que significa que, en total, los fondos activos y pasivos de bolsa americana poseen tan sólo el 28% del mercado de acciones de Estados Unidos. “El 72% restante opera en gran medida en la oscuridad, ya que la información sobre cómo se invierten esos activos es limitada. Está claro, sin embargo, que gran parte, si no la mayoría de eso dinero, se gestiona activamente. La indexación acapara los titulares, pero en realidad la mayor parte del dinero se gestiona de manera activa”, subraya Rekenthaler.
En consecuencia, la respuesta a la pregunta de este artículo “¿De verdad es necesario tanto CFA?”, sería afirmativa. La industria de gestión de activos necesita profesionales cualificados porque hay mucho patrimonio que requiere ser gestionado de forma activa. Por lo tanto, la línea dorada ha crecido por una buena razón. Lo que –según el analista de Morningstar- deben tener en cuenta estos profesionales es que “el gran reto de los gestores activos no viene de fuera, sino que procede de dentro, concretamente las muchas decenas de miles de profesionales de inversión que han mejorado su formación y habilidades para tener éxito en el mundo de la gestión activa, y de las decenas de miles de nuevos profesionales que se unen a la industria cada año”. Si tienen éxito con sus inversiones y logran unos resultados superiores a los que ofrecen los productos indexados, todo hace pensar que conseguirán contener el avance del que muchos consideran el gran enemigo.