¿Deben estar los mercados financieros preparados para un nuevo tsunami?

ASG, viento, ola, mar
Dimitris Vetsikas (Pixabay).

Cuando se echa la vista atrás se ve cómo en los últimos 20 años el mundo y los mercados financieros con él, han asistido a no pocos eventos que han cuestionado la realidades previas: burbuja de la puntocom, crisis de las subprime y gran crisis financiera, crisis de la deuda de la eurozona, auge del populismo con el Brexit y la victoria de Trump como grandes ejemplos o incluso una pandemia mundial que paralizó la actividad económica y social como nunca antes se había visto.

Esta sucesión de eventos imprevistos por desconocidos no ha acabado con la crisis del COVID-19. Al menos eso es lo que defiende Kim Catechis, estratega del Franklin Templeton Institute. Acaba de publicar un extenso análisis que lleva por título El tsunami que llega a los mercados financieros. En él identifica cuales son esas olas que van a impactar en los resultados que consigan los inversores con sus carteras los próximos años. "No es solo una ola, son varias y crecen rápidamente y cambian. El alcance de su poder es difícil de valorar. Solemos reaccionar a los impactos visibles de la superficie pero eso hace que nos equivoquemos ya que estas olas están alterando el mapa político y económico", afirma este experto. Y advierte que en concreto COVID-19 y el cambio climático han actuado como acelerador de las mismas.

Menos niños, ¿menos inflación?

En concreto, Katechis identifica cinco olas que impactarán en la rentabilidad de los inversores los próximos años. La primera es la ola demográfica, debido al envejecimiento de la población principalmente en los mercados desarrollados.  "Los países que más han contribuido al crecimiento global están envejeciendo más rápido que los otros y eso es un desafío", afirma. Además, en este año en el que la inflación ha vuelto a situarse como el gran riesgo para los inversores, este experto advierte de que ese envejecimiento de la población puede generar precisamente el efecto contrario a largo plazo e impactar negativamente tanto en el crecimiento como en la inflación.

Fuente: FTII. Publicado con el permiso del Franklin Templeton Investment Institute.

La segunda ola a la que hace referencia este experto es la geopolítica, que impacta en una pseudo desglobalización en la que también ha impactado el COVID. "Es el new normal y creo que seguiremos viendo una desconexión de los lazos económicos entre EE.UUy China", afirma Catechis. Y es más que previsible que esa desconexión entre las dos grandes economías del mundo impacte, como suele suceder, en el resto de los países.

Muy ligada con la geopolítica está también la tercera de las olas, la tecnológica. "La tecnología dejará de ser solo para hacer nuestra vida más cómoda convertirse en fuente de avances de productividad", afirma este experto. Y defiende que en esa guerra tecnológica también serán los mercados más avanzados los que serán capaces de implicarse más en su desarrollo.

El problema de la deuda

Queda por ver si ese aumento de la tecnología y de la productividad que en teoría lleva asociada acaba por traducirse en una reducción de la deuda. En el sentido de que haya en el futuro menos pensiones que pagar a medida que los robots sustituyan a las personas en algunos trabajos. De momento, lo cierto es que el aumento de la deuda es la cuarta ola a la que tienen que estar atentos los inversores. No se espera que se controle a corto plazo o se reduzca sino más bien todo lo contrario y de ahí que Katechis avance que "es previsible ver políticas monetarias experimentales y poco ortodoxas". Es decir, se mantendrá lo visto en los últimos años cuando bancos centrales y gobiernos han optado por medidas de estímulos no vistas nunca antes.

Sin embargo, los bancos centrales y gobiernos no pueden ser las únicas fuentes de financiación de las economías. No es algo que pueda ser sostenible. Hacen falta también esas otras patas que históricamente han actuado de apoyo a los países y una de esas patas es la de los impuestos. "Creo que estamos en un punto de inflexión sobre la filosofía de la fiscalidad. Los frutos de la globalización han dejado situaciones de desigualdad en la población y entre las regiones. Y los impuestos son una manera de contribuir a cerrar esa desigualdad", afirma Katechis. Y no se refiere tanto a los impuestos de los ciudadanos sino de las multinacionales, como se ha visto con el reciente acuerdo en cuanto al impuesto de sociedades que han alcanzado los países del G7. "El sistema fiscal para multinacionales es obsoleto ya que tienen una gran capacidad de alterar flujo de caja y eso implica que pagan menos que lo que deberían y lo normal es que empiecen a pagar más impuestos", concluye.