Los expertos de Schroders y DeAWM analizan los últimos datos macro trimestrales procedentes de China y dan su visión sobre la evolución del PIB del país en 2014. Ambas gestoras coinciden en que la ralentización de la actividad continuará.
Los datos oficiales sobre la evolución del PIB chino han confirmado los temores de los últimos trimestres: el crecimiento del gigante asiático se está ralentizando. Según datos publicados a finales del primer trimestre, China creció al 7,4% interanual, frente al 7,7% publicado en el último trimestre de 2013. Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders, explica que, a pesar de que la previsión del consenso era todavía más pesimista (un 7,3%), “la economía todavía se está ralentizando y creemos que las esperanzas de mayores estímulos se mantendrán a raya”.
Botham indica que los datos publicados en marzo siguen dando indicios de esta ralentización. El experto explica que durante el primer trimestre el PIB chino ajustado estacionalmente se ralentizó del 1,7% al 1,4%, mientras que el crecimiento del PIB nominal retrocedió del 9,7% al 7,9% interanual. “Esta abrupta ralentización nominal refleja una caída en el deflactor del PIB de 1,4 puntos porcentuales, hasta el 0,4% interanual. Las compañías todavía tienen poco que hacer en la fijación de precios”, señala el experto de Schroders.
Entre los datos publicados hubo uno que sí mejoró: la producción industrial. Se incrementó del 8,6% al 8,8% interanual durante los dos primeros meses de 2014. En cambio, la inversión también se desaceleró: según los datos que aporta Botham, la inversión en activos de rentas se redujo del 17,9% al 17,4%, siendo el principal lastre la debilidad mostrada por el sector inmobiliario (cedió del 19,3% al 14,2% interanual). El economista subraya la fuerte contracción que han experimentado tanto las ventas de propiedad como los nuevos contratos de construcción. “Combinado con el débil PMI visto al comienzo del mes y los números suavizados de oferta monetaria, es difícil sentirse positivo sobre el crecimiento chino, a pesar del dato del PIB mejor de lo esperado”, concluye.
De hecho, la postura del economista de Schroders va más allá: “Creemos que el crecimiento seguiría ralentizándose. Las condiciones de financiación siguen estando endurecidas y el mercado de la propiedad parece vulnerable, y aún no hay ninguna compensación positiva”. “Las esperanzas de estímulo son exageradas; no esperamos ver más que medidas menores con la intención de dar apoyo al crecimiento, no de acelerarlo. En este punto, el gobierno parece cómodo con la tasa de crecimiento”, añade el experto, que cree que esta tendencia se prolongará durante el resto del año.
En el último informe sobre posicionamiento estratégico de DeAWM para los próximos tres meses, su director de inversiones, Asoka Wöhrmann, prefería centrarse no en la ralentización del PIB, sino en la nueva realidad económica que reflejan esas cifras. Para Wöhrmann, caídas como las de las exportaciones (que cedieron un 18,1% interanual en febrero) “son un añadido a la evidencia de que el modelo de crecimiento que depende fuertemente de la demanda extranjera, ya no puede seguir haciendo este trabajo”.
El director de inversiones subraya que la ralentización del PIB no es en absoluto un problema nuevo para el Gobierno chino: “Lleva años trabajando en el reforzamiento de la demanda doméstica y reduciendo la dependencia del país de las exportaciones”, apunta. Pone como ejemplo de medida gubernamental que se haya promovido el aumento de sueldos para estimular la demanda doméstica. Asimismo, se ha permitido que el renmimbi fuera apreciándose graducalmente. “El aumento de los salarios y otras políticas relacionadas con la subida de precios han causado, en cambio, que decline la competitividad global de China cerca de un 20% entre 2007 y octubre de 2013. Por tanto, esperamos que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento permanezca baja en 2014”, sentencia el experto.
Claro está, que el responsable de DeAWM también se pregunta si realmente la incentivación del consumo doméstico será suficiente para compensar los ingresos que había obtenido el país hasta ahora tras convertirse en “la fábrica del mundo”. En primer lugar, tras observar la tendencia a la baja de la balanza comercial china, constata que el comercio extranjero “no ha hecho ninguna contribución significativa al crecimiento económico en China desde hace muchos años”. Ha sido en cambio el consumo doméstico el que ha sostenido el PIB, de ahí que Pekín pretenda acelerar esta tendencia. “El creciente poder adquisitivo de la clase media de China, emparejado con un incremento del gasto en bienestar social, son signos de que esta transformación está desarrollándose ahora”, explica el director de inversiones.
Wöhrmann dedica parte de su análisis a estudiar los efectos de la reforma que afecta al sistema financiero chino. En esencia, lo que pretende el Gobierno es acabar con la banca paralela o banca en la sombra reformando la banca estatal al orientar sus negocios hacia un modelo de banca tradicional para mejorar las prácticas de concesión de préstamos. Una de las medidas que se han implementado consiste en la creación de un programa piloto en el que el regulador bancario ha aprobado la creación de cinco bancos privados. “Es probable que los negocios de propiedad privada y los hogares se manifiesten como clientes atractivos para los nuevos bancos privados que se localizarán en Shanghai, Tianjin y las provincias de Guangdong y Zhejiang”, reflexiona el experto. “Esos bancos deberían empezar también a revertir el incremento del sector de banca en la sombra, y por tanto a reducir los riesgos en el sistema financiero”.
Asoka Wöhrmann termina su análisis de la economía china con una evaluación general: se mantiene optimista en cuanto al éxito futuro del liderazgo político al transformar el modelo económico del país gracias a medidas como la citada privatización de la banca, el endurecimiento de los derechos de propiedad, la creación de una autoridad antimonopolio eficiente y reestructurando el sistema fiscal chino. “Sin embargo, es probable que estos esfuerzos simultáneos para conseguir la transformación económica y gestionar la carga legal pongan una sordina sobre el momento económico de China, concluye el director de inversiones. Por ello, desde la firma han optado por reducir su previsión del PIB para 2014 hasta el 7,2%, “todavía una tasa envidiable”, añade.