La última década ha sido un periodo en el que la industria estadounidense de gestión de activos ha conseguido fortalecer su papel de liderazgo a nivel mundial. El mejor comportamiento relativo de la renta variable americana frente al resto de mercados del mundo y la huida de capitales de Europa como consecuencia a las distintas crisis idiosincrásicas que ha atravesado el Viejo Continente desde 2009 (dinero que fundamentalmente ha buscado refugio en Estados Unidos) han reforzado el dominio el dominio de la industria americana.
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